Capítulo 2

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Ami, Lita y Rei, esperaban por Serena en uno de los salones del lugar.

—Salimos sin cambiarnos de la obra porque Serena ya no soportaba más, son días sin saber de ellas. Ese hombre no quiere hablar.

Rei usaba un traje de marinera con falda roja y blusa blanca al igual que Ami, sólo que su falda de color ceruleo.
Dirigió su mirada la guardaespaldas mientras comentaba los hechos.

—Así es, él actúa como si no supiera nada y tal vez no lo sabe. —Lita se sentó junto a una pequeña mesa y apoyo sus manos, desvío su mirada  pensativa.

—¿Por qué dices eso? —preguntó Ami.

—Porqué he hecho de todo para que hable, lo golpeé muy duro y nada.

—Pero ellas fueron vistas por última vez en su casa, lo investigué muy bien.  —Ami entrelazó sus manos encima de la vieja mesa. —Darien Chiba, es mozo en un restaurante del centro, casado con Mina Aino. Ella es maestra preescolar, aunque parece una diosa de la belleza; viste ropa de diseñador y tiene pose de diva. —Prosiguió Ami.

—¡Vaya¡ Eres buena detective. —Se sorprendía Rei al oír a su amiga.

—Así es, me apasiona mi trabajo de detective privada, sólo ayudo a Serena en esta obra porque no le he visto bien estos últimos días y quise apoyarla. —Un flequillo de su corto cabello azul se trasladó hasta sus ojos, ella lo colocó detrás de su oreja y se puso de pie, la preocupación por lo que vivía su amiga la tenía muy alterada.

—¿Y tú Rei por qué sigues as locuras de mi jefa?

La morena pasa su mano por sus largos cabellos negros y suspiró ampliamente.

—Necesito, además de apoyar a Serena, publicidad para mi nuevo disco.

Las chicas entablaron una conversación amena por unos minutos más y luego decidieron marcharse.

—Lita nos vamos, cuida a Serena y despídenos de ella.

Rei se despidió con un beso en la mejilla de la castaña de ojos verdes. Antes de que está cerrara la puerta, Ami la sostuvo por sus manos.

—Recuerda contratar a alguien más para cuidar a Serena, sólo tú como su guardaespaldas no es suficiente y mucho menos con lo que está pasando. —, agregó Ami para luego retirarse. — Continuaré la investigación.

-.-.-.-.-.-.-

Darien Chiba sentía su corazón estrujado, esa fría mujer estaba en pedazos ante él.

—Yo no dije tal cosa—. Dijo con la voz elevada.

Serena dio un respingo y preguntó.

—¿Qué quisiste decir? —Volvió a mirarlo con frialdad, colmada de furia.

—Quise decir que yo no sé dónde están, ya se lo he dicho, no tengo idea de lo que me habla.

La rubia se sentó a su lado para observarlo más de cerca,  tal vez así descubriría la verdad en sólo una mueca que él gestara.

—O sea —, dijo a la vez qué sostenía su barbilla con sus dedos —¿Quieres que crea que después de que mi esposa y mi hija fueron a tu casa, salieron de allí ilesas y no sabes dónde están? —no separaba su vista de él, buscaba con desesperación un error en su comportamiento, pero no parecía encontrarlo.

—Le digo qué no, ni siquiera sabría decirle si frecuentan mi casa. Trabajo dieciséis horas por día —resopló, sólo mencionarlo le causaba gran estrés. —Tengo muchas deudas y debo trabajar extra, lo único que hago en casa es descansar. —Hizo una pausa y prosiguió. —Creo que usted se equivoca no pueden haber estado ahí. ¿Qué haría una mujer como su esposa en mi hogar?

CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora