Capitulo 4

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Serena estacionó su auto frente a la vieja mansión, esa había sido la casa de su infancia.
Ante de entrar se detuvo ante la construcción casi en ruinas, observó cada parte de ella y recordó su niñez. Los recuerdos de ella y su hermano sonrientes y felices mientras corrían por el enorme jardín, lograron  emocionarla al punto  de humedecer  sus ojos. Recordar cuando todo se volvió un completo caos, término por deslizar sus lágrimas por sus mejillas.
Su familia lo perdió todo de un momento a otro. Ella tuvo que batallar desde muy joven, para estudiar y sacar adelante a sus seres queridos.
Serena Tsukino sabía el significado de la palabra sacrificio, siempre luchó por salir adelante y lo consiguió de forma honrada, por esa razón no podía aceptar que hubiese personas tan malvadas en el mundo como para secuestrar a alguien solo para evitar un mayor esfuerzo. La situación la cegaba por completo, no era capaz de ver más allá de eso.
Aún de pie al lado de su auto, trajo a su mente el recuerdo de su graduación y lo que vino después. La difícil tarea de encontrar un empleo. Y Seiya, su actual esposa. Se cruzó en su camino una tarde en la que ella golpeaba puertas piediendo una oportunidad. Ese día su vida cambió totalmente, jamás imaginó lo que vendría de ahí en mas. La modelo le abrió las puertas al mundo de sus sueños y desde entonces obtuvo importantes papeles en cine, teatro y televisión.

Aunque sus padres ya habían fallecido, le quedaba su hermano que ahora estudiaba en el extranjero, también tenia a Seiya y a esa hermosa pequeña que la llenaba de alegría.
Abrió el portón y seco sus lágrimas que habían escapado sin que ella se diera cuenta, por los recuerdos tanto buenos como malos.
Entro a la casa. Allí estaba una muy bella mujer de cabello verde parada en la vieja sala.

—Quién eres tú? —preguntó Serena sorprendida al no ver a Lita.

—Soy Setsuna Meio, trabajo con Lita y somos amigas, me pidió que me encargara de este asunto, mientras ella la cuida a usted —dijo la hermosa mujer extendiendo su mano para saludarla. Serena acepto el saludo, no había visto a Lita tras ella, pero de seguro estaba ahí a una distancia prudente como ella le pedía , por si surgía algún problema ya que por su fama tenia muchos admiradores , pero también algunos acosadores.
—Mucho gusto —dijo y se adentro en la casa.

—El señor ya esta mejor atendido como usted pidió —dijo Setsuna.

—Bien solo dejame a solas con el —la mujer asintió y volvió a la sala.

Serena cargaba en sus manos la foto de su familia. Cuando enfrento el baño dio un profundo suspiro y entro.
Allí estaba el con sus ataduras en pies y manos, atadas a columnas, que le permitían moverse para que pudiera asearse, comer y hacer su necesidades básicas. Aun así no podía desatarse y huir. También tenia un viejo colchón donde el estaba sentado en ese momento cabizbajo.
Ella se paro frente a el.
—Buenos días —dijo mirando hacia abajo— veo que lo han tratado mejor.

—Si usted lo dice —dijo sin levantar su cabeza.

—Quiero hablar con usted sobre que sucederá de ahora en mas —y se sentó al lado de el en el viejo colchón.
El la miro sorprendido aquella mujer rica y poderosa se sentaba a su lado en aquel sucio y viejo colchón.
Aquella mujer tan bella e inalcanzable para el estaba a su lado.
Hermosa sencilla pero hermosa, lucia unos jeans ajustados, sandalias y una blusa roja con tirantes ajustada al cuerpo, que dejaba muy poco a la imaginación.
Ella lo miro detenidamente cuando vio que sus ojos se posaban en ella.
El estaba aseado le habían dado un cambio de ropa, su rostro lucia limpio y se podía ver que era mas atractivo de lo que recordaba.
Sus ojos de un profundo azul parecían devorarla con la mirada, aquel negro cabello revuelto y aquel perfecto torso que lucia desnudo. Solo usaba unos shorts negros y la camisa estaba en su regazo.

—No se pondrá la camisa —pregunto ella si dejar de verlo.

—Sabe que no puedo esa mujer solo me ayudo a vestirme el short y me miraba demasiado así que no me vestí la camisa para que se fuera pronto —su expresión era seria, pero ella no pudo evitar sonreír ante aquel comentario.

—Que quiso decir con que hablaríamos? —hizo una pausa.

—Quiere decir  que me liberara? —pregunto el ,solo en ese momento dejaron de mirarse como devorándose el uno a el otro.

—No, mira —enseñándole la foto.

—Son mi esposa y mi hija.
El se acercó pudo sentir su olor, su perfume y eso hizo que se le erizara  la piel.

—Son hermosas —se alejo esa mujer lo ponía sumamente nervioso.

—Sabes, aun no las encuentro. Estas seguro que no sabes nada? —acerco la foto hacia el que ahora  cabizbajo.
_Te pagare lo que pidas solo dímelo_ estaba a punto de llorar.
_Ya le dije que no, no necesito de su dinero, he pasado pocas y buenas en mi vida, pero no haría eso por dinero_le decía el con su mirada en el suelo.
Ella no paraba de mirarlo y retiro la foto.
_Ha sido muy difícil tu vida Chiba?_ quiso saber mas de aquel atractivo hombre que había mantenido allí en contra de su voluntad y que ahora que el parecía inocente ella debía  rogar para que no la enviara a la cárcel.

_Si lo ha sido, soy huérfano y he tenido que trabajar desde muy pequeño, he hecho muchas cosas para conseguir dinero, algunas de las cuales no me enorgullezco._ hizo una pausa.
_Pero jamas, robe ni secuestre a nadie_  el pelinegro hablaba sin levantar la mirada.
_Así no se enorgullece?, que se prostituía o algo así?_ Serena se sentía curiosa con los pecados que podía haber cometido aquel hombre tan guapo.
_Hace muchos años si lo hice en un momento de desesperación, pero fue poco tiempo, también vendí mi esperma a clínicas de fertilidad entre otras cosas_

_Esas cosas no me enorgullecen, pero en una de esas vueltas de la vida conocí  a mi esposa_ el seguía sin mirarla.
_Si cuando se prostituía de seguro_ ella hablo sin pensar. Ahora el la miraba sorprendido. Ella se sonrojo.

CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora