Capítulo 8: Angustia

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Por otra parte, durante el transcurso de la curia al departamento de los Wojtyla, Silvia llevaba una mirada perdida, algo en su interior no le inspiraba confianza. Brandon junto con Maxwell no se separaban de ella.

-Escúchenme con atención caballeros –Indicaba Silvia- Sé que Lólek indicó que protegieran a la familia, pero les aclaro algo: nosotros nos hemos cuidado solos. No hay necesidad de hacer tanto drama.

-Haz dedicado tu vida en una misión que no te correspondía llevar. –Expresó Brandon.

-Como a su vez, has cuidado de alguien que no es tu sangre. –Mencionó Maxwell con sentimiento.

Silvia reacciona ya que esa voz la conoce perfectamente.

-Quiero imaginar que en la primera oportunidad ¿acabarás conmigo? –Expresó la dama con contundencia.

-Las cosas han cambiado; todos fuimos usados. –Dijo Maxwell.

-Quizás no debemos discutir esto en plena calle, lo mejor será llegar al departamento; ¿no lo creen? – Finalizó Brandon.

Las tres personas deciden subir de forma rápida las escaleras, Silvia les lleva la delantera y para su sorpresa, encuentra la puerta abierta, como a su vez había un desastre: Alguien con lujo de violencia había irrumpido al hogar de los Wojtyla.

La polaca decide revisar las cosas a detalle; y observa que en una de las habitaciones hay un estuche vacío; dicho estuche le pertenecía a Stauffenberg.

-Kordek debe estar desesperado para hacer este tipo de cosas. –Mencionó Hellsing.

-Por el modus operandi; esto no fue obra del humano.

Repentinamente, Silvia levanta una nota tirada y empieza a leerla en voz alta:

-"¿En verdad confías en Stauffenberg? Yo que tú me cuidaría, ya que de vez en cuando le entra la locura. S.N". –Leyó el papel mientras lo arrugaba de forma violenta.

Silvia sin pensarlo decide sacar varios objetos como a su vez algunos documentos personales, todo lo introducía en una pequeña maleta de mano.

-Debemos volver a la curia, tengo un mal presentimiento de todo esto. –Habló la polaca en forma angustiada.

Mientras los tres miembros regresaban de forma rápida; Stauffenberg, como Ratzinger, Bourne y Wojtyla suben rápidamente a la azotea. No esperaban encontrarse a Emilia sosteniendo la cabeza de Owen Pruett sobre su regazo.

-¿Quién le hizo esto? –Expresó Edmund.

-No lo sé – Decía la joven Emilia – sólo recuerdo que hablé con él; me dijo que mi "padre" había pagado caro su duda; repentinamente cambió de dirección y me cubrió con su cuerpo...

-¡Owen, despierta! –Indicaba Ratzinger tratando de hacer que volviera en sí.

-¡Está perdiendo mucha sangre y...!- Jeremy no puede terminar la frase.

-¡Hay que sacarlo de aquí! – Indicó Stauffenberg.

-Podemos llevarlo a la habitación en la que descansamos Emilia y yo- Mencionó Edmund.

-Ratzinger, Edmund; llévenselo de aquí. Jeremy y yo limpiaremos éste desastre. Emilia acompáñalos. –Indicó en voz de mando Stauffenberg.

A duras penas Ratzinger y Edmund lograron bajar el cuerpo de Owen, ya que las escaleras de acceso eran demasiado estrechas. Emilia por otra parte experimentaba un "sentimiento" de culpa.

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