Capítulo 11: Cumpliendo una promesa

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En el edificio del gobierno socialista, Sergei Nureyev se encontraba nervioso como a su vez confundido; ya que no esperaba que los "civiles" que acompañaban al cardenal Wojtyla fuera personal militarmente entrenado.

La mirada de Nureyev indicaba frustración. Si quería intimidar al polaco originario de Wadowice no lo lograría tratando de "asesinar" a su familia como a su vez el intentar inculpar a un inocente.

Kordek había regresado y notaba que el militar estaba nervioso.

-¿Ocurrió algo durante mi ausencia? – Habló fríamente Kordek.

-Fallé al intentar asesinar a un miembro de la familia Wojtyla. –Respondió el ruso sin tanto rodeo.

-¿Ahora comprende por qué insistía tanto en que Wojtyla no fuese cardenal? –Expresó un poco fúrico Kordek. – Será más difícil de llegar hasta él. Los hombres que acompañan al cardenal no son lo que aparentan.

-¿Sabe un poco más de esos sujetos? –Cuestionó Sergei, ya que no esperaba que un "humano" estuviera mejor informado.

-De antemano te digo, que los cinco extranjeros son militares; tres proceden de América (con ciertas mezclas entre Italo Americano en uno y dos americanos) uno es británico y el último es alemán. Estos sujetos pertenecen a un equipo "especial" que trabaja en coordinación con la CIA. –Mencionó Kordek.

-Tus influencias son grandes, bien puedes promover que sean expulsados de Polonia.

-Desafortunadamente ellos no han hecho nada malo y al parecer, si a ellos les ocurre algo, los ojos del mundo (principalmente el de los americanos) nos caerán encima. Ya tuvimos suficientes guerras.

Nureyev sentía que el tiempo se le agotaba, debía terminar lo que había empezado hace veinticinco años.

-Habló Kourchenko conmigo, menciona que ya tiene los Panzers listos para la exhibición. –Dijo Kordek.

El ruso pelirrojo reacciona porque esa "exhibición" tenía un doble propósito.

-Gracias por tu apoyo camarada Kordek, tengo hombres vigilando la curia y en cualquier momento podremos darle un "susto" al cardenal.

Sergei se dirigía hacia la puerta.

-Camarada Nureyev; si le dará el susto al cardenal, procure no involucrarme en esto. –Respondió de forma tajante Julian Kordek.

El retorno de RC

La reunión empezaba a tornarse pesada, ya que al escuchar a los "sobrevivientes" de la Segunda Guerra como los incidentes en Cybertron dejaba al descubierto las intenciones del enemigo como a su vez "facilitaba" a que las "heridas" pudieran ser "sanadas".

Todos los presentes estaban conscientes que de ahora en adelante desarrollarían una "guerra silenciosa" ante un enemigo en común. Brandon y Ratzinger deciden relevar a Silvia y Stauffenberg en el cuidado del cardenal.

Sin embargo, estos últimos sabían que no podían confiarse ante un enemigo que ambos conocían a la perfección.

Silvia decide ingresar en donde se encontraban sus hijos y Owen Pruett (quien seguía fingiendo su inconsciencia). Edmund observa detenidamente a su madre y nota que su mirada indica decisión, como a la vez tristeza.

-Creo que con ésta reunión nos queda aclarada algunas dudas mamá. –Expresó tímidamente Emilia.

-Todos han vivido el dolor de la Operación Centuria muy a su manera. Espero que ésta lucha acabe pronto. –Argumentó Edmund.

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