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Anastasia.


-Ya debería estar lista para volver, señora Grey.

-Un poco más Taylor, por favor -paseo de un lado a otro de la minúscula cocina. - ¿Tienes noticias de Ray?

-Está ya instalado en su casa, pero Ana, escúchame, todo el mundo está demasiado preocupado, han pasado cosas...

-No, Taylor.

El contiene el aire del otro lado de la línea, ya suena bastante furioso y sé que lo estoy llevando al límite, pero he resistido un mes aquí y no voy a ceder, aún no estoy lista.

-Bien, pero sigue prohibido que salgas de esa casa.

La llamada se corta y dejo el móvil en la mesa junto a la cama, bien, puede que la forma que me esté llevando al límite es manteniéndome aquí encerrada, pero soy más fuerte que eso, pero eso no quita que cada minuto del día eche de menos a Christian, estoy segura de que estará tan molesto por mi desaparición, se lo tiene merecido, pero también estoy muy segura que mis padres, amigos y por no hablar de las personas de SIP estarán preocupados por mí, eso no es justo para ellos.

-La vida nunca ha sido justa Blip -me acaricio la barriga plana. -Pero haré lo posible por educarte para ser lo suficientemente tolerante con las cosas, te lo prometo.

Tres semanas atrás vino una obstetra a revisarme, me dio muchas vitaminas prenatales, un plan alimenticio y un montón de revistas de maternidad, una de ellas con una serie de ejercicios para los primeros meses de embarazo y cada día me pongo a hacerlos en medio de la salita, me he visto ya todos los casetes para el VHS que tiene incluido el televisor pero para mí mala suerte la mayoría son películas infantiles, las pongo en un volumen alto para que Blip pueda escucharlas, en la revista dice que los fetos son receptivos a su entorno, también llevo una agenda que he hecho con hojas sueltas que encontré y anoté la posible fecha en que salga de cuentas que será durante los primeros días de mayo, me parece que falta una eternidad y más desde que estoy aquí encerrada, el tiempo parece no tener ninguna prisa en pasar.

-Hoy tenemos una misión que cumplir Blip, vamos -después de lavar las cosas del desayuno me siento a la mesa y tomo unas cuantas hojas que tengo apiladas, esta será mi forma de hacerles saber a todos que sigo viva. -Vamos a ver, ¿por quién deberíamos empezar?

Christian, sin duda, no puedo decirle demasiado, así que tomo el lápiz y escribo unas cuantas líneas, las lágrimas comienzan a acumularse en mis ojos, pero me las limpio al momento, debo ser fuerte por dos, luego de terminarla escribo también a mi madre, a Ray y Kate, me gustaría enviar una carta a SIP, pero estoy segura de que mi empleo ahí ya no existirá, aunque mi marido sea el dueño de la empresa. Termino de escribir y las meto en un solo sobre que he hecho yo misma, lo habría comprado pero me había llevado un buen regaño de su parte un par de días después de mi llegada, había salido a tirar la basura y me llamó de inmediato diciéndome que no saliera bajo ninguna circunstancia, ahí me di cuenta que había una cámara de vigilancia en la puerta principal con la que me mantenían monitoreada, pero yo era muy inteligente, unos días atrás había llamado a la estación de correo y encargué un puñado de estampillas de varias ciudades diferentes, les di la dirección de la casa contigua y los vecinos fueron lo suficientemente amables para decir que estaba equivocado y que probablemente se trataba de esta casa, esa vez pude alegar que se trataba solo de un vendedor.

Ahora había llamado de nuevo, vendrían por el sobre, le daría una enorme propina para que la enviara sin remitente y estaría segura de que así no habría forma de que me rastrearan.

Pero el tiempo se me estaba acabando, sabía que antes de darme cuenta tendría que volver a enfrentar a Christian.


No mires atrás | Christian y AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora