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-¿Mamá?

Estaba despierto, su voz había sonado como si no hubiera pronunciado palabra en años y solo atiné a seguir inmóvil mirándolo, su ojo estaba clavado en el mío fijamente, mi Cincuenta estaba de vuelta, bajé su mano con la mía temblando y con sumo cuidado me incliné a besar su rostro y comencé a sollozar sobre él.

-Christian, oh gracias Dios.

-Duele -dijo en un murmuro.

Me incorporé de inmediato, tenía los ojos cerrados de nuevo y el ceño fruncido, con mis piernas de goma me apresuré a salir justo cuando dos enfermeras caminaban por el pasillo, alzaron la vista al verme.

-Despertó, mi marido despertó y habló, lo escuché.

Una de ellas viene a prisa a la habitación y la otra da media vuelta para salir disparada a la estación de enfermeras, vuelvo a entrar y la chica vestida toda de azul está revisando todas las máquinas que rodean a Christian, luego va a su lado y saca una pequeña linterna, le levanta cuidadosamente el párpado y dirige ahí la luz, Christian gruñe y veo su mano apretar la sábana así que la tomo para calmarlo.

-Señor Grey es bueno que haya despertado ¿puede decirme cómo se siente? ¿Le duele algo?

-Duele... todo -dice entre dientes.

-Es una buena señal -ella me mira y sonríe. -Le debo pedir que salga un momento, tendremos que examinarlo.

-No quiero dejarlo -me apresuro a decir, pero entonces un montón de gente entra al lugar.

-Señorita por favor, podrá volver a verlo muy pronto se lo aseguro -la chica me toma del brazo suavemente, pero con la suficiente firmeza para tirar de mí hacia la salida. -Vaya a la sala de espera, le llevaremos noticias en unos minutos, lo prometo.

La puerta se cierra delante de mí y me dejo caer despacio con la espalda pegada a la pared, en silencio y aun temblando agradezco por esto, porque esté de vuelta conmigo, por esta segunda oportunidad que nos da la vida a ambos.

-¿Qué pasa?

Mía vuelve apresurada y deja dos vasos humeantes en el suelo y viene a arrodillarse delante de mí, sonrío y dejo salir un sollozo antes de poder hablar.

-Está despierto Mía, y habló.

-¡Gracias a Dios! -ella me abraza con fuerza y también se le escapan algunas lágrimas, me ayuda a ponerme de pie dejando olvidadas las bebidas. -Vamos, tenemos que darles aviso a todos de inmediato.

Vamos a la sala de espera a llamar a todo el mundo, en cuestión de minutos todos están de vuelta en el hospital, tanta gente que lo amamos y que estamos preocupados por él, cuando pueda verlo de nuevo se lo haré saber, como siempre no me creerá pero espero que le entre en esa dura cabeza lo mucho que lo amamos, aunque lo que más me preocupa es el modo que reaccionará cuando esté más consiente, espero que no esté demasiado molesto, no quiero hacerle más daño.

Grace que aún luce muy cansada llega directamente a abrazarme y le cuento todo lo que pasó, cuando acabo la historia viene una doctora hacia nosotras y la saluda efusivamente, es obvio que se conocen.

-Vamos a llevarlo a hacer otra resonancia y al acabar vamos a pasarlo a una habitación en el piso de abajo donde va a recuperarse.

-¿No se quedará en la UCI? -pregunto sorprendida.

-Los pacientes que se recuperan no deben seguir ahí -nos sonríe a ambas, pero luego su expresión se torna algo más seria. -Ahora se vienen las noticias no tan buenas, primero que nada, le hicimos un chequeo general y no parece haber más complicaciones, ha podido sentir las piernas que era una de nuestras preocupaciones, aún creo que va a necesitar algo de rehabilitación física porque su cuerpo deberá recuperar la movilidad de a poco.

No mires atrás | Christian y AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora