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Christian.


No veríamos la casa juntos por primera vez.

No volvería a despertar abrazado a ella.

Jamás conocería a nuestro bebé.

No habría más primeras veces, no habría correos a cada hora del día, no volvería a tocarme de nuevo.

Todo había terminado.






Anastasia.

Me sentía muy atontada, había mucha luz que me lastimaba los ojos y una especie de rechinido constante, alguien me movía suavemente por el hombro y abrí los ojos confundida.

-Señora debe despertar, todos los pasajeros bajaron ya.

-¿Estamos en Seattle?

-Así es, tocamos tierra hace veinte minutos, pasan de las once de la mañana.

-Oh, gracias -me desabroché el cinturón y me puse de pie algo mareada, la azafata me sonrió con amabilidad tendiéndome mi abrigo con el que me había cubierto y que había acabado en el suelo del avión.

-¿Le ayudo con su equipaje?

-No es necesario, al parecer alguien se lo llevó por error cuando hice el cambio de vuelo -me cerré el abrigo y no quise pensar en eso, las personas que iban conmigo cuando salí de Detroit seguramente aprovecharon que me quedé dormida para hacerse de mi mochila, cuando le conté mi situación al personal de la aerolínea dijeron que intentarían dar con ellos y me dejaron abordar la conexión sin problema... excepto por las casi tres horas de retraso con las que salió el vuelo. - ¿Por qué banda saldrán las maletas?

-Por la tercera, ¿puedo ayudarla en algo más?

-Es todo, gracias.

Con la vista agachada salí del avión para ir por mi equipaje, el aeropuerto está muy lleno y cuesta hacerse espacio entre la gente para andar y más con aquellos que acarrean maletas o niños pequeños, me quedo mirando a una mujer que lleva a un niño en brazos de no más de un año y lo arrulla para dormir, la imagen es muy tierna y me quedo tan absorta que apenas me doy cuenta de un grito tras mi espalda.

-¡Steele!

Me sobresalto y miro sobre mi hombro, alguien agita las manos a varios metros de donde estoy, mi corazón se acelera cuando reconozco el rostro que se asoma entre la gente y se abre paso hasta mí.

-¡Steele eres tú! Joder, no puedo creerlo -sin importarle a quién empuja, Ethan llega a mi lado y me abraza con fuerza, luego se separa para mirarme y me abraza una vez más. -¡Eres tú!

-Ethan -estoy llorando en sus brazos como si esto fuera un reencuentro más en el aeropuerto, pero es algo más, ahora sé que estoy de vuelta en mi hogar.

-Te están buscando en todo el mundo y no sabían nada de ti, mi hermana está destrozada, y qué decir de Grey, vamos, tengo que llevarte ahí.

-¿Pero no ibas a tu a algún lugar?

-Iba a tomar un vuelo a Nueva York, pero a la mierda con él, tú eres más importante -me pasa un brazo por los hombros para ayudarme a ir entre la gente. -Vamos, tienes que contarme dónde estabas y porqué diablos desapareciste así.

No mires atrás | Christian y AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora