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Anastasia

-Lamento asustarte, no era mi intención -retrocedió despacio con las manos en alto- es solo que, tu estómago...

-No pasa nada -me froté los ojos para espabilarme un poco mientras me incorporaba en el sofá, me había echado un rato luego de la visita de Grace. - Es solo el bebé despertándome para que le dé algo de comida.

-Se movía, lo vi -parecía en trance sin dejar de mirar mi estómago.

-Lo hace constantemente, es muy activo -igual que su padre quería añadir, pero volvería a tomárselo mal.

-¿No te duele? -negué.- Bueno, en ese caso, volveré a mi habitación y tú... deberías descansar, o comer, por el bebé.

Lo entendí entonces: él había no visto al bebé moverse, lo había sentido, me había estado tocando por encima de la chaqueta deportiva, sin duda pequeño Blip había despertado con su presencia, era extraño y encantador que se animara al escuchar la voz de Christian, cuando fui a ponerme de pie él de inmediato se acercó tímidamente a ayudarme, me sostuve de sus antebrazos y no lo solté cuando estuve frente a él.

-Gracias -sus ojos grises me miraban intrigado, cada que lo hacía me preguntaba si algún recuerdo volvía a él o simplemente tenía curiosidad hacia mí. - Puedes hacerlo, no pasa nada.

-¿Hacer qué? -sus ojos se abrieron un poco más.

-Así -tomé una de sus manos y la posé en mi barriga, aún sobre la tela me hizo sentir un escalofrío. - Puedes tocarme.

Él estaba muy quieto, casi conteniendo la respiración, era tan extraño para mi ver a Christian así, este hombre que recordaba tan fuerte, tan dominante e independiente... tan suave y cariñoso otras veces, ahora daba la impresión de ser un chico perdido y confundido en la vida, alguien que ahora se dedicaba a merodear por su enorme pent house durante el día para intentar reencontrase consigo mismo, pero sobre todo, parecía curioso respecto a mí, a mi embarazo, después de la última charla con el doctor Flynn de unos días antes, cuando escuché que mencionó que, si querría, vendría bien que se involucrara en mi embarazo, me apetecía zarandearlo con fuerza y decirle: SOY TU ESPOSA, ERES MI MARIDO, ESTE BEBÉ QUE LLEVO AQUÍ ES NUESTRO HIJO, AL QUE RECHAZASTE Y EL QUE ORILLÓ A VOLVERTE LOCO INTENTANDO MATARTE Y TERMINAR CON ESA DURA CABEZA EN BLANCO.

-Creo que, que ha vuelto a dormirse -alejó la mano y retrocedió un paso, parecía algo decepcionado.

-Debe ser por la chaqueta gruesa -no iba a desperdiciar este momento, abrí el cierre frontal dejándome en una simple camiseta holgada, subí la tela para descubrir mi barriga y tomé de nuevo su mano. - Venga, en cualquier momento soltará una patada.

-¿De verdad?

-Solo espera -coloqué la mano en el sitio donde recién lo había sentido. - Por aquí ¿sientes algo?

Negó con la cabeza, contuve mi risa pensando que si Blip no se movía en cualquier momento Christian se echaría a llorar.

-Háblale -dije en voz baja.

Lo vi tragar, su mano se movió apenas un poco hacia abajo antes de subir en una pequeña caricia que me erizó la piel de los brazos, luego me miró antes de inclinarse un poco hacia al frente, este Christian tenía una torpeza adorable, tuve que poner mis manos en sus hombros para que se arrodillara, luego abrió la boca, pero no salió nada, esta vez tuve que reírme.

-¿Qué pasa?

-No sé qué decir -frunció el ceño- ¿Debería llamarlo por su nombre?

-Aún no he pensado en uno -me mordí el labio, quería que lo eligiéramos entre ambos y mi corazón se aceleró. - ¿Tienes alguna sugerencia, Christian?

No mires atrás | Christian y AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora