4

4.4K 358 37
                                    

Christian.



-Hijo, despierta.

¿Despertar? ¿Acaso me quedé dormido? Joder, me incorporo tan rápido que la cabeza me palpita, creo que mi madre abusó ayer con el vino que me sirvió, debió ser alguno demasiado fuerte, hay luz entrando entre las cortinas, la espalda me duele cuando intento estirarme, fuerzo un poco mis músculos, tengo semanas sin ejercitarme y parece que eso me está pasando factura, mi madre parece nerviosa, sostiene el teléfono en una mano y no deja de moverse.

-¿Qué pasa?

-Es Elliot, por favor ten calma, sea lo que sea.

Siento que el cuerpo se me pone frío mientras tomo el teléfono, por la expresión de su cara no parecen buenas noticias y pido a Dios en silencio que por una vez en mucho tiempo se trate de alguna buena noticia.

-Elliot -apenas me sale su nombre de entre los labios, tengo un nudo en la garganta que no puedo tragar.

-Por fin doy contigo, llamé a tu móvil y a tu oficina, pero no sabían de ti, de haber sabido que estabas en casa habría demorado menos en llamar.

-Mamá me noqueó con algo anoche -dije mirándola de reojo, ella se encogió de hombros como si nada. - Pero dime qué sucede.

-Bien, tómate esto con calma porque puede no ser nada que te ayude a encontrar a tu mujer, pero sin duda va a tranquilizarte un poco.

Me pongo alerta de inmediato, estoy de pie al momento y comienzo a pasearme por la sala de la casa, puedo ver por el rabillo del ojo a Mía bajar por las escaleras en pijama y con una bata por encima, las palmas de las manos me comienzan a sudar.

-Habla ya, por favor -mi voz suena desesperada.

-No creo que pueda, voy saliendo con Kate rumbo a casa, no te muevas de ahí, llegaremos pronto.

-Joder Elliot, no me dejes así, dime cualquier cosa por favor, ¿se ha comunicado con ella? ¿sabe dónde está?

-No se ha comunicado como tal, pero espera por favor, estaremos ahí de inmediato, y por favor estate tranquilo, a este paso vas a sufrir un infarto antes de los treinta.

Corta la llamada y me siento tentado a arrojar el teléfono, quizá ahora sí sea una pista lo suficientemente consistente para dar con ella, quizá sea lo que había estado esperando este tiempo, cualquier cosa que fuera no podía esperar por saberlo, Mía llegó corriendo y me abrazó con fuerza, la rodeé con mis brazos y la alcé un poco, mi pequeña hermana no se medía a la hora de dar afecto.

-Tenías cara de necesitar un abrazo -dijo cuando me soltó y luego se rio. -Y quizá una ducha también.

-Gracias Mía, te veo bien.

-Me siento bien, quizá me sentiría mejor si cuatro hombres no me siguieran hasta cuando voy al baño.

-No vamos a bajar la seguridad y no me vas a convencer -ella se cruzó de brazos molesta.

-Bueno cariño, en lo que Mía tiene razón es en que necesitas un baño -Grace tiró de mi brazo para llevarme hacia las escaleras. - Elliot tardará unos minutos en llegar, eso te da tiempo de ducharte y afeitarte, hay ropa y toallas en tu habitación.

-De acuerdo, pero apenas llegue dile que no tardaré, quiero hablar con Kate y tener todos los detalles.

Solo entrar a mi antigua habitación me revolvió el estómago, recordé cuando estuve ahí con ella en el baile de máscaras, arrodillada al lado de la cama con ese conjunto tan sensual... me dolía, extrañarla así dolía demasiado, así que me metía a la ducha abriendo la llave de agua fría para no pensar en nada, me limpié todo el cuerpo bien, me afeité, me puse ropa limpia y doblada que mi madre había dejado a los pies de la cama y bajé a toda prisa, Elliot aún no llegaba así que me arrastraron al comedor donde me sirvieron un planto con fruta que me comí sin saborear hasta que el sonido de un auto en la entrada me alertó, me levanté de la mesa y fui a prisa a la puerta, Elliot bajó de su auto y rodeó el auto para sacar a Kate, noté que estaba pálida, parecía tan exhausta como yo me sentía.

No mires atrás | Christian y AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora