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Christian


-¿Crees que haya sido... real?

-¿Tú que crees? -dice Flynn.

-Es raro, no sé si sea un recuerdo o... no sé, un sueño o algo así.

-Creo que es bueno que pongas a trabajar tu mente, no tengas miedo con las imágenes que aparezcan ahí, se abierto, se muy abierto a las cosas que puedan aparecer ahí.

Él habla y habla el resto de la sesión pero no le hago caso, sigo con la imagen de Ana triste, llorosa, con todo rojo a su alrededor, la cabeza comienza a dolerme de nuevo cuando él dice que me verá el próximo lunes.

-Ahora vamos por una taza de té -se levanta de la cama y me mira con ojo crítico. -¿Sabes que Anastasia debe ir al médico pronto?

-¿Porqué? ¿Está mal? ¿Le pasa algo al bebé?

-No, es una visita mensual, creo que sería bueno que la acompañaras.

-No quiero incomodarla.

-Nada de eso, ya verás como se anima -se estira un poco y echa una mirada a mi mano. -¿Te falta algo?

Me miro la mano sin entender, al menos hasta que veo la marca ligeramente más blanquecina donde debería estar el anillo de matrimonio, sé que Ana lo tiene, lo sé porque ella lleva uno plateado todo el tiempo y uno con un diamante.

-Vayamos por una taza de té -sentenció el médico.


Anastasia


Flynn mantuvo una charla lo más alegre posible mientras los tres bebíamos de nuestras tazas en la barra de la cocina, al acabar lo acompañamos a la puerta y cuando las puertas de elevador se cerraron nos sumimos en un silencio incómodo, miré a Christian que tenía la mirada baja, parecía algo aturdido, jamás lo había visto así después de una sesión, la mayoría de las veces parecía fastidiado o divertido por las preguntas absurdas que le hacía.

-¿Na ha ido bien la sesión?

-¿Cuándo debes ir al médico?

Hablamos a la vez, sus mejillas se pusieron rojas y yo me reí, un momento después él también sonreía un poco.

-Tú primero -dijo.

-Oh, solo quiero saber cómo te fue en la sesión, no pareces muy animado.

-Fue como siempre -dijo sin mirarme, ya me había dado cuenta que el Christian adolescente omitía la verdad cuando eludía mi mirada. -Un fastidio.

-Estoy segura que hace lo correcto -dudando, alcé una mano para tocar su mejilla, no retrocedió y me pareció una buena señal que dejara de temerme de nuevo. -No dejes que sus palabras te presionen de algún modo.

Asintió y dejé caer mi mano, carraspeó cuando la vio caer a mi costado y siguió el movimiento cuando la puse sobre mi barriga.

-Tienes que ir con el doctor -sentenció, dije que sí. -Eh... ¿cuándo?

-Faltan algunos días, no tardaré y seguramente tu madre se quedará aquí mientras tanto.

-Ya, pero... no sé, no creo que debas ir sola.

Me dio un pequeño vuelco el estómago, tenía ganas de dar saltitos y tirarme a sus brazos pero quizá sería demasiado para él en ese momento así que me limité a sonreír como una boba.

No mires atrás | Christian y AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora