La emoción latía fuerte en él, como si hubiera decidido desatar un nudo que durante mucho tiempo había apretado su pecho. Su estómago era un revoltijo de sensaciones, alimentado no solo por la expectativa de lo que Gambia le tenía reservado, sino también por la perspectiva de encontrarse con su vecina y compartir largas conversaciones. Casi le parecía surrealista experimentar esa mezcla de emoción y nerviosismo, pero estaba decidido a abrazar cada momento.Se levantó de la cama, su mente era un torbellino de palabras que organizaba cuidadosamente para el encuentro. La decisión tomada le infundía una sensación de bienestar. La puerta sonó con fuerza, interrumpiendo sus pensamientos.
- ¡Fátima, abre la puerta! –Exclamó a pleno pulmón.
- ¡Voy! –respondió ella desde la cocina, donde ayudaba a su madre, quien la miró con cierta extrañeza.
- ¿Quién es? ¿Algún amigo suyo? -Preguntó a su hija antes de que se dirigiera a cumplir su tarea.
- No lo sé -Contestó ella.
La puerta se abrió lentamente, revelando parte del rostro de Fátima. Al percatarse de que eran los amigos de su hermano, Carlos, Mamadu y Omar, su rostro se iluminó con una enorme sonrisa. Los tres amigos entraron con paso pausado, como si estuvieran descubriendo la casa por primera vez. Ñuma salió de la cocina y los observó mientras exploraban cada rincón, sumidos en una suerte de admiración por el entorno familiar.
- ¡Hola, chicos! Nunca pensé que os atreveríais a aparecer por aquí de nuevo -Ñuma soltó una risa picara-. Ibra está encerrado en su cuarto, como siempre -Añadió señalando hacia la dirección de la habitación de su hijo.
- Gracias -Respondieron los chicos, con una mezcla de nerviosismo y alegría.
- ¿Y tu padre, Fátima? -Mamadu preguntó tratando de sonar casual.
- Está en el comedor, dándole al rezo -Les informó mientras los veía entrar con curiosidad
Caminaron por la casa, entre risas y comentarios efusivos, entorpeciéndose unos a otros. Al llegar al comedor, se encontraron con Alagi, rezando en una esquina. El sonido melódico del imán de la Meca resonaba en la televisión, creando una atmósfera serena. Dieron media vuelta y se dirigieron al cuarto de Ibra. Fátima, tras anunciar la llegada de la pandilla, se retiró apresuradamente a su habitación.
- Que raro que el Omar sea puntual hoy –Comentó riéndose y levantándose de su cama.
- Es que como has dicho que vengamos y que era importante, pensaba que te habían violado o algo así –Dijo entre risas.
- Que personaje... –Musitó con un tono burlón, invitándoles a sentarse.
- Oye, déjame las chanclas que voy a rezar –Dijo Mamadu mientras se frotaba las manos.
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DOS PAÍSES Y UN AMOR
Novela JuvenilIbrahim es un joven de 18 años de raíces gambianas que tiene claro que nada ni nadie cambiará su estilo de vida. Su comportamiento nocivo ha desencadenado el distanciamiento entre él y sus seres queridos, evitando a toda costa a su madre Ñuma que ha...