La oscuridad abrazaba el comedor, el viento soplaba con delicadeza las cortinas, concibiendo un sonido relajante y ameno, la televisión se mantenía encendida parpadeando rayos de luz que deslumbraban por momentos el rostro de preocupación de Aliyah, quien todavía se preguntaba si el chico le contestaría el mensaje. Inhalo profundamente y levantó la cabeza para observar la película que salía en televisión. Miró hacia la puerta para ver si Suaibo se levantaba y dejó su móvil hacia un lado, desviando toda su atención hacia la televisión. Pero su mente la torturaba, le volvía a recordar que había tomado una decisión y que quizás no sería bienvenida por parte del chico –Quizás no quiera saber nada de mí, después de todo fue todo culpa mía –Pensó dubitativa. Volvió a mirar el móvil pero sin recibir señal, se acomodó la sabana y se tumbó con un nudo en la barriga mirando la televisión, se dejó llevar por su mente torturadora durante unos minutos hasta que su sobrino Suleyman entro por la puerta, quien había estado encerrado en la habitación teniendo claro que no saldría hasta que su padre decidiera irse a dormir.
Este sorprendido miró a su tía en silencio, se acomodó cerca de ella y se froto los mulsos dejando escapar una sonrisa burlesca.
-¿Vas a dormir aquí? –Preguntó el chico con tono vacilante.
La chica giro levemente el rostro, pero no vio la necesidad de contestar.
-Yo también me voy a quedar a dormir aquí –Miró de reojo para ver la reacción de la chica, quien se levantó enseguida para irse.
–Es broma –Dejó escapar una pequeña risa
Aliyah se detuvo y negó con la cabeza, ya estaba exhausta de esta situación. Lidiar con un marido abusivo, un sobrino que era una mini copia de su marido y un embarazo que le resultaba cada vez más difícil de llevar, era demasiado para una mente tan joven. Se volvió a acomodar y se embadurno con la sabana, notando como su cuello se mantenía rígido y su cuerpo estaba tenso, manteniéndose en alerta.
-¿Por qué no vas a dormir con mi padre en la habitación? –Preguntó curioso.
La chica no contestó, lo que llevo a que él se desesperara por la indiferencia de su tía, quien siquiera le otorgaba una mirada. Se acomodó de manera brusca cerca de ella y aproximo su cara al rostro de la joven que se ahuyentó y se echó para atrás inmediatamente, él también se echó para atrás y empezó a reírse disimuladamente.
-¿Dónde vas? –Dejó escapar una risa desgarradora.
-Sin vergüenza –Contestó y cogió su móvil de la mesa.
-Solo quería comprobar que estabas viva, lo digo por mi hermanita que está por venir –Sonrió.
-Deseo que no sea como vosotros –Le miró ella con una mirada amenazante.
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DOS PAÍSES Y UN AMOR
Ficțiune adolescențiIbrahim es un joven de 18 años de raíces gambianas que tiene claro que nada ni nadie cambiará su estilo de vida. Su comportamiento nocivo ha desencadenado el distanciamiento entre él y sus seres queridos, evitando a toda costa a su madre Ñuma que ha...