Día 18

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Bien, ha sido suficiente de la voz autocompasiva y victimizante. ¿Alguna vez has escuchado esa voz que a pesar de todo siempre te dice que no te rindas? ¿Que todo va a estar bien? A esa voz le digo alter ego, a esa voz la he llamado Mirelle.

Mirelle sabe todo lo que me hace daño, ella sabe cuando algo amenazante se acerca, ella sabe qué decirme para levantarme e impulsarme a seguir adelante. En los momentos más oscuros de mi vida, es ella quien desde el fondo de mi corazón me dice "no te rindas, tienes sueños complejos que cumplir. No te rindas, ella no vale la pena, nadie que te haga llorar así vale la pena, solo tú". Es ella quien me ha sacado de los momentos más terribles.

Ahora bien, durante toda la anterior semana, por alguna razón esa voz se calló. La oscuridad se cernió dentro y alrededor de mí, lloré y no lograba escuchar a Mirelle por más que lo intentaba. Solo las terribles verdades sobre mi espejismo y la negatividad en mi vida en general, solo eso me mantenía en ese estado latente de angustia. No digo que hoy sea distinto pero de un momento a otro, el sábado en la madrugada después de volver a llorar presa de la ansiedad, desconsuelo y desesperación... la escuché de nuevo.

Lo primero que me dijo fue, "sécate esas lágrimas. Vales más que esto". No mentiré diciendo que ya estoy bien, no mentiré diciendo que los recuerdos no siguen invadiendo mi mente... pero así como estoy cansada de que jueguen conmigo y me fallen, también me he cansado de ser siempre la víctima. Estar en la posición de víctima involucra sufrimiento, involucra castigarse a uno mismo, involucra culparse por las cosas que pasaron o dejaron de pasar.

Ya me cansé de ser la víctima. Ya me cansé de ser aquella que llora por los rincones. Ya pasé esa etapa, sé que quizás vuelva a caer. Pero así como no merecía que me trataran de esa manera, tampoco merezco tratarme a mí misma como la necesitada, como la protegida, como la inestable emocional. No. No soy nada de eso.

Puedo cuidarme por mí misma, puedo protegerme, no necesito protección, puedo cumplir mis sueños por mí misma. Tal como aprendí en primaria cuando todos me hacían a un lado y debía hacer sola todos los trabajos. Aprendí a valerme yo sola y esa es la persona que realmente soy, ya me cansé de ser aquella que sufre y se siente culpable por las malas acciones de otros.

No, yo no tuve la culpa. Ella tuvo la culpa. Yo hice todo lo que estaba en mis manos y fui sincera. Ella no fue capaz de ser honesta, me ocultó las cosas. Puede que aún la quiera, pero yo no tengo la culpa de que se fuera.

Poco a poco, caí en consciencia de eso.

Todavía estoy asimilándolo.

A pesar de ello, un terrible peso se ha levantado de mis espaldas, un peso que no dejaba latir mi corazón y no me dejaba respirar.

Ya no seré la víctima. Ya no más.

-El Lobo

Días de PrimaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora