¿Casarse a los dieciséis años?
Es algo realmente absurdo y sin sentido, si hasta en las leyes dice: "Hay que ser mayor de edad para poder casarse".
Pero eso es algo que realmente no importa ¿o sí?
Una nueva moda al parecer, unir dos empresas importa...
Pequeños rayos de sol, pegaban levemente en mi rostro, el sonido de mi alarma fue resonando por toda mi habitación.
Fui abriendo mis pesados parpados, dejando salir un leve bostezo de mis labios.
Hoy me tocaría ir a clases, en mi nuevo instituto en el que compartiré aula con karma.
Una traviesa sonrisa se poso en mis labios, eso realmente me hacia sentir feliz.
Creo que he comenzado a sentir algo por karma, aunque al principio me oponía a dicha boda, creo que ahora estoy cediendo.
Me levante de la cama, con mi peluche en brazos me dirigí hacia el baño a lavarme mi rostro, no tenia tiempo para tomar una ducha en ese momento.
Salí del baño, y pude divisar que en la silla de mi escritorio, se encontraba aquel dichoso uniforme que me tocaría usar de ahora en adelante.
Lo tome en mis manos, dejando el peluche sobre mi cama me dispuse a colocármelo.
Ya totalmente listo, fui cepillando delicadamente mis cabellos celestes, haciendo mis dos coletas.
Di una pequeña mirada al espejo, para ver mi apariencia, realmente parecía una chica, con este uniforme realmente podía decir que me veía bien.
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Salí de mi habitación, rumbo hacia el comedor donde me encontré a mi padre como de costumbre se encontraba leyendo el periódico, mientras tomaba una taza de café.
-Buenos días padre-Dije yo acercándome hacia mi padre y depositando un pequeño beso en su frente.
-Buenos días hijo, espero te portes bien en tu nuevo instituto, acuérdate ahí estará tu alfa-Dijo mi padre seriamente.
-Si padre, puedes quedarte tranquilo-Dije esbozando una tierna sonrisa.
Una de las sirvientas de la casa, trajo mi desayuno el cual consistía en: un pan tostado y jugo de naranja, no era la gran cosa pero a mi me gustaba.
Termine de desayunar, tome mi mochila y me dispuse a colocarme mis zapatos, era lo único que me faltaba para finalizar mi uniforme.
-¡Adiós!-Dije antes de disponerme a salir de mi casa, lo único que alcance a escuchar fue un: "Que te vaya bien hija", el cual supongo que fue de mi madre.
Ya afuera de mi hogar, se encontraba sebastian esperándome afuera del auto, yo me acerque rápidamente con una sonrisa en mis labios saludando cortésmente a mi chófer.
-Buenos días joven nagisa-Dijo sebastian con una sonrisa en sus labios, aquel gesto fue correspondido gustosamente por mi.
-Buenos días sebastian-Dijo yo entre cerrando mis ojos, con una gran sonrisa en mis labios.
Sebastian abrió la puerta del copiloto, ayudándome a subirme él rodeo el auto para poder entrar.
Todo el camino hacia mi nuevo instituto, fue silencioso más de lo normal diría yo.
