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10 de julio de 2017

Me quedé en los asientos de atrás mientras Florentino hablaba de la decisión que había tomado Theo Hernández al unirse al Real Madrid. Recibía mensajes de Sergio constantemente preguntándome si estaba todo bien, si necesitaba que viniera, pero él no comprendía que ya no era una niña y que no necesitaba que estuviera detrás de mi todo el tiempo.

Algo hizo que mi mirada se apartara de la pantalla del móvil, alguien moviéndose.

Levanté la mirada y observé como el chico de tan solo 19 años caminaba hacia donde, anteriormente, estaba el presidente del club.  No pude evitar fijarme en lo maduro que parecía con ese traje cuando apenas llegaba a la veintena. Sonreí de lado cuando empezó a hablar, apenas se notaba su acento francés y su voz era demasiado masculina, se podía decir que a Theo Hernández no le faltaba nada, y es que el chico estaba por cumplir uno de sus sueños, el Real Madrid le estaba brindando la oportunidad de formar parte del mejor equipo del mundo.

Nombraba a su familia y observé como la madre de él estaba acompañada de una chica de pelo negro, supuse que sería la novia del jugador. No me extrañó para nada no ver a su hermano, Lucas Hernández, en la presentación, es decir, ambos eran jugadores del Atlético de Madrid hasta que Theo decidió cambiar el rumbo, algo que desde mi punto de vista había sido una decisión muy acertada. No por ser del equipo merengue, sino porque le podríamos dar más futuro. Los minutos... Eso iba a estar complicado en ambos equipos, pero futuro... Bueno, el Real Madrid sabe lo que es ganar y ganar.

Llegué a esta ciudad cuando mi hermano, Sergio Ramos, fichó por el equipo blanco y ahora, siendo él el capitán del equipo y trabajando yo para el club, no me imagino otra vida que no fuera esta.

El novato terminó de hablar y en ese momento tocó la sesión de fotos con Florentino, con la familia y demás. Lo siguiente sería visitar el interior del estadio, el lugar en el que ocurre toda la magia, el campo. Me levanté y caminé hacia la puerta dispuesta a salir, pero una voz impidió que continuara mi camino hacia el interior del campo, me giré y pude apreciar que Florentino se acercaba a mí junto a Theo, puse la mejor de mis sonrisas en cuanto los tuve al lado.

-Paula, querida, permíteme que te presente -me dijo Florentino y el chico me tendió la mano -. Theo, ella es la mujer que hizo que vinieras con nosotros. Paula, él es Theo.

-Paula Ramos, un placer. -vi que sus ojos se abrieron.

-¿Ramos?

-Paula es la hermana de Sergio, llegó aquí junto a su hermano y podría asegurarte que ella conoce este sitio mejor que nadie. -sonreí.

-Espero que no hagas que me arrepienta de haber hecho esto, tenemos una de las mejores plantillas de Europa y queremos que se mantenga así durante mucho tiempo. -él sonrió no muy convencido, lo que hizo que yo sonriera.

-¿Qué tal si le enseñas el camino hasta los vestuario? -miré al presidente.

-Mi hermano me ha llamado...

-Paula, mejor tú que otra persona, confío en ti, ya irás a por Sergio en cuanto este chico pise el campo. -suspiré.

-De acuerdo, pero solo eso.

Él desapareció y yo comencé a caminar con el chico siguiéndome, en verdad era un momento bastante incómodo, él no decía nada y lógicamente, yo no quería iniciar una conversación, pero estaba claro que el mundo no está a mi favor.

-¿Llegaste cuando eras pequeña?

-Con nueve años.

Nos volvimos a quedar en silencio mientras caminábamos a los largo de los pasillos del estadio. Me apoyé en la pared del sitio mientras esperábamos a los demás para que Theo empezara a prepararase e ir al campo. Me fijé en que la primera en aparecer por los pasillos fue la chica del vestido de puntos, su novia.

Ellos se fueron juntos por un lado mientras llegaba el resto de organizadores del día. Me preparé para seguir al resto de gente, pero algo me distrajo, más bien lo que parecía ser una discusión. Me giré para mirar hacia donde estaban esas voces, Theo y su novia, discutiendo y él marchándose al final al interior del sitio.

La chica se veía frustrada y acabó marchándose hacia el campo, no sé por qué me hizo sonreír.

***

Estaba junto a Sergio en el túnel de vestuarios mientras la presentación de Theo frente a la afición tenía lugar. Estaba apoyada en la pared mientras observaba lo que pasaba fuera.

-¿Cómo lo ves?

-Lo veo, sin más ¿sabes? -me miró confuso -Quiero decir, acabo de verle discutir con la novia, no sé que estabilidad emocional tendrá. En el campo le veo bien desde que salió su nombre. Y de personalidad... pues me ha parecido un poco patata ¿sabes?

-Me encanta que definas a la gente sosa como "patatas".

-¿A quién llamas patata? -dijo Theo cuando bajaba las escaleras del túnel.

Ambos nos quedamos en silencio sin decir nada, sonreí y comencé a caminar hacia el interior del estadio. Le sentí caminar detrás de mí, los tacos de las botas le delataban y se notaba que intentaba alcanzarme porque caminaba más deprisa.

-No hace falta que me sigas. Que no me hayas parecido un jugadorazo despampanante no quiere decir que te vayan a sacar del club. -me giré caminando de espaldas mientras le miraba. 

-¿Perdona estás insinuando que no soy buen jugador? -dijo ofendido.

-Tu mismo has visto el desastre de toques que has hecho. Así no puedes ir por la vida. -esperaba que mi plan funcionara.

-Quisiera yo verte a ti hacer eso, seguro que no serías capaz de aguantar tres toques.

-Cuando mi hermano pisó ese campo por primera vez yo tenía nueve años, llevaba un balón bajo en brazo y Sergio acabó dando toques conmigo. -dije sin más.

-Escúchame bien niñata -se acercó a mí serio -. He venido a este club porque me quieren, no solo la afición sino el club, así que ni tú ni nadie me va impedir que me quede. He venido para quedarme.

Sonreí con superioridad y le palmeé el hombro para luego separarme e irme hacia donde estaba mi hermano esperándome. Le miré antes de desaparecer.

-Sabía que no me equivocaba cuando les convencí de no dejarte escapar.

Su cara fue un poema, había descubierto mi trampa.

Ramos |Theo Hernández|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora