Epílogo

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1 de junio de 2018

Tardé más de una vida en poder ponerme el vestido que había escogido, sí, hoy era el día. ¿Quién me iba a decir a mí que me estaría casando? Casándome en Marsella y casándome antes de que empiece el Mundial, porque claro, Sergio no puede vivir sin mí y me ha pedido que vaya con ellos a Rusia para que no se aburran. Esa fue la expresión que utilizó.

-Estás guapísima... -me dijo Noa entrando en la habitación del hotel.

Iba con su niña en brazos, esa niña que "tan mal me caía", ahora pensareis, que estúpida, le cae mal un bebé. Bueno, pues esa bebé, me roba a mí novio, porque Theo anda babeando por ella todo el tiempo y a mí me deja lado, dichosa cría... Pero eso no quita que sea mi sobrina y tenga que darle algún capricho, ya sean todas las cosas del Madrid que me encuentro por ahí. Sí, esa es mi venganza, ella me quita a mi novio, Noa no lo impide y yo le regalo cosas del Madrid... No sé como Noa no me ha dejado de hablar todavía...

-Madre, quien me diría a mí que me pondría uno de estos tan pronto. -dije mirándome en el espejo.

-Te me has adelantado eh, enana.

Sergio entró vestido con el traje y sonriendo, se acercó a mí y me abrazó fuerte, luego me tocó el pelo, colocándolo un poco.

-Dijiste que te casabas con el pelo suelto, y te casas con el pelo suelto. -reí, era una manía que tenía, siempre me gustaba llevar el pelo suelto.

-Siempre consigo lo que quiero, ya lo sabes.

Me sonrió y luego por la puerta entraron Sergio Jr y Mía, sí, habíamos decidido que serían ellos los que llevarían los anillos en la ceremonia. Mi sobrino era algo fijo, lo de Mía fue posterior, se decidió después de que Noa y Antoine se hubiesen casado hacía un mes.

-¿Están todos? -pregunté nerviosa.

-Todos. Espera... ¿Cuándo hablas de todos, te refieres a Álvaro, Nacho, Carva, no?

Asentí y cuando miré hacia la puerta los vi allí parados, grité y fui corriendo hacia ellos para un abrazo grupal, eran mis mejores amigos, no podían faltar como padrinos en mi dichosa boda, sobre todo Álvaro, al que había extrañado mucho y al que estuve abrazada durante casi tres minutos.

-Esperemos que no pase como en diciembre y nos canceléis la boda en el último momento. -rió Nacho.

Sí, diciembre, bonito mes... Theo y yo peleamos y eso acabó en el durmiendo en el sofá y en más discusiones y al final cancelamos la boda una semana antes, dos días antes nos parecía algo un poco extremo. Pero bueno, ahora las cosas estaban bien de nuevo.

-Bueno, creo que esto va a tener que esperar... -dijo Sergio mirando la hora -Creo que tengo que llevarte al altar, enana.

Respiré hondo y me despedí de los chicos y de Noa. Terminaron de hacerme los últimos retoques en el vestido y luego miré a Sergio para salir de la habitación y salir para ir a la "capilla" que habían hecho en el terreno del hotel en el que estábamos.

-¿Lista? -me dijo Sergio antes de salir y resoplé.

-Creo que estaría más preparada para jugar una final de Champions contra el Barça o el Atleti.

-Mientras no la líes y no le dejes plantado, todo bien. -rió.

-No le voy a dejar plantado... -ahora le miré y me asusté -Ya verás, me ha dejado el plantada a mí y...

-Ya salimos. -dijo y empezó a caminar.

-¿Qué?

Confusa, empecé a caminar sin saber en dónde meterme, ¿cuándo había decidido a hacer esto? ¿Por qué nadie me había hecho pensarlo un poco más? Que no es porque no me quisiera casar con Theo, al fin y al cabo es el hombre de mi vida, pero aún así... Son demasiados nervios.

Mientras caminaba miraba a todos los que estaban allí, todos los jugadores del Real Madrid, estaban Helena y Paulo, llegado ayer desde Turín, Álvaro y Alice, que venían desde Londres, luego miré a mis amigas, a Ángela con su hijo, que tuvo junto a Ceballos, a Noa con Antoine, a Lucas a lado de su hermano y finalmente a él. A Theo.

-Cuídamela, eh novato. -le dijo Sergio cuando me dejó a su lado en el altar.

Miré al suelo y luego a él, a los ojos, me sonrió y yo hice lo mismo.

-¿Estas lista? -me preguntó.

-Hagámoslo de una vez, tenemos un Mundial que ganar.

Reí y él igual, me acarició la mejilla para luego mirar al cura que estaba frente a nosotros. Pues sí, mi vida había cambiado desde que Theo llegó a mi vida y no cambiaría nada de lo que nos ha pasado.

Al fin y al cabo, qué mejor que casarte con la hermana del capitán.

Qué mejor que casarte con una Ramos.

Ramos |Theo Hernández|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora