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Me levanté temprano ya que debía hacer unas cosas antes de poder quedarme libre todo el fin de semana. Salí de casa, dejando a los cachorros con la chica que venía a casa todos los días, Azucena. Cogí el coche y puse la música para entretenerme por el camino, pero para mi desgracia, por el camino me encontré con Theo y claro... las ganas de molestarle me superan, así que hay que hacer algo al respecto. Paré frente a él y sonreí al verle con su cara de zombie.

-¿Sigues de mal humor? -dije cuando bajé la ventanilla.

-Piérdete y déjame tranquilo.

-Anda, no me seas roñoso... ¿Tienes algo que hacer? -le pregunté de buenas.

-Alejarme antes de que me sigas dando la lata.

-Theo, lo digo enserio, puedes venir conmigo si no tienes nada que hacer.

Él miró hacia delante y al final acabó rodeando el coche y subiendo al lado del copiloto. Yo quité mis cosas para los asientos de detrás, menos el móvil, ya que esperaba una llamada importante.

-¿A dónde vas tan... casual? -me preguntó extrañado.

Era verdad lo que decía. Está acostumbrado a verme bien vestida, con vaqueros, faldas, tacones, blusas... Hoy simplemente llevaba unos pantalones vaqueros, unas deportivas y un jersey enorme de Sergio.

-Tengo que ir a ver a Ángela, me dijo algo de unos diseños y cosas de las que solo ella entiende.

Rió ante eso último y debo decir que me gustó su risa. Seguimos en silencio mientras yo conducía hasta la ciudad, iba a comenzar una conversación cuando mi móvil comenzó a sonar y sonreí.

-Descuelga, está conectado al móvil.

Theo hizo lo que le pedí y al momento hablé.

-Ciao amore. -le dije en italiano.

-¿Por qué siempre que te llamo me hablas en italiano?

-Porque eres mi mejor amigo, ¿por qué sino?

-Paula, hablo español perfectamente...

-Alvarito, te recuerdo que me pediste que fuera contigo a Turín los dos primeros meses, tuve que aprender italiano.

-Cierto, es comprensible que me recuerdes que me tuviste que hacer de traductora -reímos mientras Theo se mantenía en silencio -. ¿Y qué haces?

-Aquí, estoy con Theo en el coche, vamos a donde Ángela y...

-Espera, espera, ¿con Theo? ¿Pero no era que no le soportabas pero estaba tan caliente que no le podías ver delante? -mi boca se quedó abierta de par en par. Lo mato. Lo juro que lo mato.

-Álvaro... tienes suerte de estar en Londres, porque te voy a matar.

Corté en ese momento y miré disimuladamente a Theo, que estaba sonriendo. Me mordí la lengua no queriendo decir todo lo que tenía en mente ahora mismo. Al final estuve buscando un sitio para aparcar frente al estudio en el que trabajaba mi amiga, reconocí el coche de Noa en cuanto lo vi. Estaba a punto de entrar en el edificio, cuando Theo me cogió del brazo y me puso contra el coche, de verdad que voy a matar a Morata.

-Que sepas... que tú también eres muy caliente.

Se separó de mí dejándome confusa, con los ojos abiertos y entró en el edificio. ¿Quién dijo que traer a Theo fue una buena idea? Me separé del coche e intenté recuperar la compostura, caminé hacia el interior y cuando vi al jugador, de nuevo, saqué mi parte gilipollas. Ese no iba a conseguir nada de mí.

Ramos |Theo Hernández|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora