Capítulo 1: Número desconocido

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—Marca más tus saltos Yuri, si sigues sin concentrarte jamás estarás al nivel de Viktor. —Mila gritó desde la tribuna, tan molesta como siempre...
—¡Cállate vieja bruja! —gruñí intentando mantener mi atención en mi rutina.

Desde semanas atrás me costaba concentrarme, saber que Yuuri tenía todo el apoyo de Viktor de alguna manera me afectaba.

—Será mejor dejar el entrenamiento por hoy, ve a descansar Yuri —dijo Yavok.
—Espero mañana estés más concentrado —siguió Lilia.

No les discutí la decisión pues tenían razón, ese día lo menos que quería era entrenar... ese día me sentía más solo que nunca, la única persona que me importaba se encontraba en Moscú, a mis quince años vivía solo.

Terminé de guardar mis cosas, me colgué la mochila al hombro y salí del lugar. Aunque estaba comenzando a helar no quise ponerme mi chaqueta, el frío del anochecer me reconfortaba.

Seguí caminando sin rumbo fijo, me negaba a llegar a casa esa noche, odiaba estar ahí y darme cuenta que mi única compañía era la soledad, pensar en eso me hacía sentir un nudo en la garganta que anunciaba mis ganas de llorar, quizá eso me hacía falta... Pero no, el "ice tiger of Russia" no podía darse el lujo de verse débil. Caminé unos metros más hasta que el sonido de mi celular me interrumpió.

De: Número desconocido.

"Tu entrenamiento terminó hace horas, ¿por qué tardas tanto? Te estoy esperando fuera de tu departamento."

—¿Quién eres?...

"El rey de tu vida, gatito."

Solo hay una persona que me ha llamado así, un gran imbécil canadiense.

—¿Qué demonios haces ahí?

"Ven y averígualo."

Jean Jacques Leroy, la persona más odio dentro y fuera de la pista.

Ya no tenía ningún lugar a donde ir así que caminé de regreso a mi departamento, no, no por el estúpido JJ, simplemente tenía que ir a casa. Media hora más tarde ya estaba en la entrada de mi edificio, tomé el elevador hasta el piso nueve, salí de éste y ahí estaba él, recargado en la pared de mi departamento.

—¿¡Dónde estabas, Yuri? Llevo horas esperándote —reclamó.

—Eso es algo que no te incumbe, ¿¡cómo demonios conseguiste mi número y mi dirección!?
—Cuando el rey desea algo lo consigue a como dé lugar.
Reí a carcajadas. —Claro, "rey". —Lo hice a un lado y al entrar al departamento vi un ramo enorme de rosas blancas sobre mi mesa. —¿Qué rayos...?
—¿Te han gustado? —Dijo sonriendo mientras se asomaba un poco por la puerta.

—¿¡Cómo entraste a mi departamento!?

—Calma, Yuri. Simplemente quería darte una sorpresa. —Me miró fingiendo tristeza... De esa forma se veía tan lindo... ¡Es decir! ¡Imbécil!
Suspiré. —Deja de jugar JJ... ¿A qué has venido?
—¿Me dejas pasar? —cuestionó animado.
—No.
—Anda Yuri, mi hotel está lejos de aquí, hace frío y ya es noche. —Dijo casi como suplica.
—Con un demonio... Está bien, entra.

JJ entró rápidamente, esa noche se quedaría conmigo... como si hubiera adivinado la soledad en la que me estaba hundiendo.

Parecía un niño pequeño revisando todo a su alrededor. Mi departamento no era la gran cosa, la única diferencia era que estaba lleno de gatos de peluche que me regalaban las fans. La temperatura seguía bajando así que comencé a preparar té.

—Gatito —llamó.
—Dime —contesté sin darme cuenta.
—Que lindo que contestes —se acercó a mí con una sonrisa amplia.

Reaccioné y volteé a verlo, mis mejillas se tornaron rosadas. —¡N-No te contesté!
—¿Te han dicho que eres muy hermoso, Yuri? —se acercó más a mi rostro.
—No me has dicho a qué viniste... —dije dando un paso hacia atrás.
—Digamos que... El rey quería ver a su futura reina —acarició mi mejilla con suma delicadeza, tanta que me estremeció.

No iba a negarlo, JJ era una persona que odiaba a muerte, pero era cierto eso de "del odio al amor hay un solo paso"; egocéntrico, vanidoso, molesto y se creía mejor que el resto del mundo pero tenía un lado que no muchos conocían: era una persona sumamente caritativa, llena de humanidad, a pesar de ser de una familia llena de campeones él trabaja en diversas organizaciones como voluntario.

Durante mis descansos veía las presentaciones de mis posibles rivales en el GPF y JJ siempre fue el que llamó más mi atención.

Incluso Vitya lo notaba.

—Tiene talento —dije terminado de mirar el programa corto de Leroy.
—Será un buen rival.
—No es la gran cosa, fácilmente puedo vencerlo.
—¿No es la gran cosa? Yuri, tus ojos brillaban mientras veías el programa. ¿Será que nuestro "ice kitty" se está enamorando?
—¡Cállate Viktor! —grité sonrojado.
Viktor rió. —Quizá solo lo admires, pero recuerda que la admiración puede transformarse en amor sin que te des cuenta.
—Yo no admiro a nadie, torpe!

Viktor a pesar de ser un idiota olvidadizo siempre tenía razón... Tener a JJ cerca me hacía sentir extrañamente bien... Esa noche no quería que se fuera de mi lado.

Stupid Liar │ PliroyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora