Payphone T.1 (Terminada)

Capítulo 3.

Capítulo 3

Estaba sentada en el sofá de la sala leyendo mi libro favorito 'Las 50 Sombras de Grey', cuando sonó mi teléfono, era un sms de número desconocido.

"No puedo creer que solo falten 45 minutos para oír tu bella voz. Sé que es arriesgado mandarte éste mensaje, que igual ya no quieras ir al lugar donde te cité, pero necesitaba darte una señal de vida, quiero que sepas que no soy malo. Te oigo al rato".

Dejé el teléfono a lado de mí, por si la llamada se adelantaba y decidía llamarme antes.

Pero no pasó.

Miré el reloj y faltaban cinco para las seis, así que emprendí camino hacia esa dichosa cabina telefónica. Entré y me cerré bien, con seguro. Me puse a jugar un momento con mi celular y sonó el teléfono rojo que estaba pegado en la pared gris. Contesté.

-Ho... ¿hola? -susurré.

-Hola, ¿____, cierto?

-Sí, soy yo. ¿Me dirás quien eres?

-No, por ahora no, linda-rió.

-¿Hay algún problema para que no me digas?

-No, pero quiero enamorarte primero con mis palabras, y no con mi físico.

-Veremos eso...-reí.

-Ya verás que así pasará-suspiró-. ¿Cómo estás?

-Bien... bueno, un poco mal, ¿tú que tal?

-Yo... bien, bien. No puedo quejarme. ¿Qué pasa?

-Mi madre se irá a Malasia...-me callé, ya que creo que era demasiada información para ese anónimo-... nada.

-Dime.

-No puedo.

-¿Hay algún problema? -preguntó imitando mi tono.

-Sí, que te estaría dando demasiada información.

¿Qué tal si eres alguien malo?

-Igual y soy malo. Pero malo para las relaciones, ¿sabías? -rió.

-Ah, ¿por qué crees eso? -esbocé una sonrisa.

-Verás... las chicas creen que soy muy mujeriego, mala persona. Ya sabes, esas cosas.

-Me gustaría saber si eres así, ¿lo eres?

-¡No! La verdad es que no, solamente...-se quedó callado.

-¿Qué pasa?

-Bueno, quiero encontrar el amor. Y la mayoría solo busca diversión conmigo, creyendo que yo quiero hacerles lo mismo. Pero... la verdad es que no, no soy así.

-¿Estás seguro? Digo, no te conozco pero te escuchas demasiado sincero.

-Estoy siendo sincero contigo, créeme.

-Sé más sincero... ¿estudias? ¿Cuántos años tienes?

-Estudio, y tengo dieciocho.

-¿Colegio?

-Demasiada información, preciosa.

-Está bien. Pero, señor misterioso, quiero saber un poco más de usted.

-Creo que eso que quiere saber usted, señorita, tendrá que esperar.

-¿Por qué?

-Tengo que irme. Pero... te daré otra señal de vida mañana, ¿ok?

-Bueno, ¿lo juras?

-Te lo juro, confía en mí.

¿Cómo confiar en alguien extraño? -pensé. Nos despedimos y me dejó un poco más tranquila al saber que mañana me mandaría otro mensaje, o llamada, o una carta, o una nota. O un cartel... yo que sé.

Acepté por el simple hecho de que quería saber quien era el chico de voz gruesa y sensual, algo tenía que despertaba mi sexto sentido.