Capítulo 35|Maratón 1/3

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—Entonces me dejarás—resopló Josh.


Sentado en el suelo, él juntó sus manos alrededor de la nuca. Sus ojos estaban cristalizados y los labios pegados, el inferior con el superior. Cada vez que lo veía así, me debilitaba, pero era necesario decirle todo.


—Podremos visitarnos—dije rompiendo el silencio de hacía ya varios segundos.

—No quiero eso. Quiero verte a diario, estar contigo. Por nada del mundo quiero alejarme de ti.

—Josh, te irás. ¡Lejos!

—Pero no saldré del país. Tú del continente. Malasia _____, Malasia. ¿En qué estás pensando?


«¿En qué estás pensando tú?» rebotó esa idea en mi cabeza. Es mi vida.

—Mira, Josh. Te irás, sale lo mismo. Aun así, me quedaría sola acá, ¿entiendes?


Se colocó frente a mí y tomó mi rostro con sus manos cálidas.


—Eres todo para mí. No sabes el efecto que causas, _____. Sin ti yo…—bajó la mirada—. Te amo _____, no sabes cuánto.


Entonces quité sus manos de mí y me levanté del frío piso de madera.


—¿A dónde vas?


Estaba a punto de girar el pomo de la puerta, cuando él dijo eso y me hizo soltarlo.


—A casa. ¿Dónde más?

—No sé. Tal vez… lejos de mí.

—Sólo quiero descansar.

—Bien, está bien. Pero…

—No iré lejos de ti, no iré a ningún lado sin ti.


No voltee a verlo y salí rápido hacia mi coche.


—¡_______!—gritó Josh saliendo de su casa.


La temperatura comenzaba a descender y yo moría de frío. Necesitaba entrar al calor de mi auto e irme, pero no podía abrir la puerta.


—Olvidas tus llaves, cariño—me las acercó, pero no me las dio exactamente.

—Oh, gracias.


Iba a tomarlas y las alejó de inmediato. Me miró sonriente, mostrándome su perfecta dentadura, su hermosa sonrisa que era completamente cínica.


—¿Enserio? ¿Enserio creíste que iba a dejar que te fueras?


El escalofrío que recorrió todo mi cuerpo no me dejó responderle. Él me abrazó sin pensarlo, y aproveché para poder quitarle las llaves, pero fue más rápido que yo.


—Te quedarás a dormir acá, y punto.


Se echó las llaves en el bolsillo del short y tomó mi mano, acomodando sus dedos con los míos que estaban totalmente fríos y tiesos.


—¿Qué te pasa, Josh? Tengo que irme, mi madre no sabe que vine.

—Le avisas mañana.

—¿Mañana? Mañana seguramente ya habrá llamado a la policía.

—¿Estás segura? _____, si te vas a ir, te quiero conmigo todo el tiempo posible. Por favor…


Hizo un puchero y yo le sonreí mientras lo abrazaba. Entramos a casa tomados de la mano y subimos a su habitación. Era absolutamente linda, grande… ya no había muebles, sólo una cama, «cama», si así se podría llamar; sólo era un colchón con blancas sábanas de seda. Series de luces colgadas en la pared y un radio antiguo.


—Es hermosa—susurré.

—Pues… no tengo muchas cosas… como verás…

—Sí, lo sé, pero es… minimalista, y tiene lo necesario.


Me acerqué un poco y lo besé. Colocó sus manos en mi cintura, y tuve que ponerme de puntitas para poder abrazarlo del cuello mientras nos dábamos un beso fogoso, y fue lindo. Demasiado lindo. Se separó de mí a los pocos segundos y me sonrió.


—Te conseguiré algo con qué dormir.

—¿Y esto? —señalé mi ropa.

—No, eso no está bien… mejor algo más caliente. Acá hace frío en las noches.

Payphone T.1 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora