Capítulo 36| Maratón 2/3

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—Bueno, gracias—le sonreí.


Entró a su clóset y sacó una pequeña caja que traía marcado con plumón permanente «ropa», y la puso en el suelo.


—Creo que esto puede quedarte.


Me dio una playera negra de The Killers y unos shorts. Entré al baño para cambiarme y miré al espejo: veía a una persona diferente. Totalmente cansada, con ojeras, el cabello despeinado, y aun así, Josh me creía linda. Salí amarrando la playera con un nudo, para que no quedara tan grande.


—Me queda un poco holgada—reí.

—Así está bien, te ves linda, amor.


Él ya estaba metido entre las sábanas y golpeó tres veces el colchón para que me sentara junto a él. 


—Perdón por eso—dijo.

—¿El qué?

—Te obligué a quedarte—soltó una risita.

—Hey, sabes que no importa. Yo igual quiero aprovechar el tiempo que me quede aquí.


~~~~~~

Despertamos a la mañana siguiente, él abrazándome por la cintura. Me plantó un beso en la mejilla, otro en el cuello y otro en el hombro; yo reí.


—¿Quieres bajar a desayunar, mi amor?

—Sí me encantaría—respondí con una sonrisa en el rostro.

—Pues vamos.


Me giré y me senté para tallarme los ojos. La vista se me nubló un poco y vi en el colchón una mesa de servicio con un desayuno completo. Huevos con tocino, jugo de naranja, café, dos tostadas… ¿y una rosa? Típico, típico pero hermoso. Joder.


—¡Joshua Ryan Hutcherson! Oh mi dios, esto es perfecto—exclamé.

—Te amo, te amo hermosa.

—Lo planeaste todo, ¿verdad?

—Algo así. Taylor… me descubrió en la cocina.

—¿Y qué le dijiste?

—Pues que estás aquí.

—¿Por qué?

—Porque… no me importa lo que piense.

—Enserio, te admiro—le dije mientras ponía mi mano en su mejilla.

—¿Por qué? Soy sólo un chico que tiene una hermana idiota.


En ese momento tocaron la puerta de la habitación. Entró un hombre, de complexión delgada, cabello negro, ojos grises, tez clara. Obviamente, papá Hutcherson.


—Papá…

—¡Josh!

—Puedo explicarlo.


Mi expresión cambió de pronto. No sabía si sonreír, aunque fuera de incomodidad, sonreír verdaderamente, hipócrita, o simplemente no sonreír.


—¿Quién es esta chica?

—Ella es ____, de la que te conté…

—¿De verdad? —me miró y yo asentí.

—Un gusto, señor.

—Lo siento, _____. Es que… a veces no sé a quién trae a casa este muchacho—rió y Josh sonrió.

—Es la única, papá.

—Sí, lo sé. Se nota. Suerte chicos, me voy a trabajar.

—Hasta luego—dije.

—Chao—se despidió Josh.


Rió ante la incomodidad de mi mirada fulminante al escuchar lo que su padre había dicho.


—Así que traes chicas a tu casa, eh.

—No, eso fue antes. Antes de ti, de nosotros…

—Claro…

—Discúlpalo. Suele ser testarudo a veces.

—Te entiendo—respondí con una sonrisa.


No, en realidad no lo entendía. Jamás había tenido una figura paterna en mi vida, así que no sabía sobre hombres testarudos, hombres que no sabían actuar en frente de la pareja de sus hijos. Me hubiera gustado saber cómo era eso, aunque me daba un poco de temor imaginármelo.


—Iré al baño—dijo.

—Ok, acá te espero.


Duh, era obvio. Obvio que ahí lo esperaría. Salió y otra persona volvió a entrar. Una chica de rizos dorados.

Payphone T.1 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora