3 de Marzo de 2017.
Maine, Estados Unidos.Es el primer día de clases y la ansiedad me ha despertado una hora antes que mi alarma, no me molesta porque sé que al menos ya amaneció. Son las 6:47 de la mañana y yo ya me encuentro pronta. Es otoño, está bastante fresco y he decidido llevar unos jeans negros, acompañados de una sudadera color azul oscuro con estrellas que le dan un toque muy lindo. Me encuentro sentada al borde de mi cama mirando la puerta de mi habitación mientras intercalo mi vista al celular para ver la hora.
Debo llegar a mi centro de estudios a las 7:30 de la mañana, esperar con ansias que en la lista me haya tocado con mis amigas y luego buscar mis horarios para comenzar con la rutina.
Me levantó de la cama y doy unos pasos hasta posicionarme frente al largo espejo que me permite observarme completamente, si fuese por mi pelo podría considerarme albina pero mis raíces se oscurecen en un rubio muy claro, mis cejas también son rubias así que se descarta completamente. Tengo pecas sobre mi nariz y bajo mis ojos y a decir verdad me gustan mucho, mis ojos son de un color gris brillante y me sorprendió pues en un momento pensé que era imposible tener esa tonalidad. Soy de piel pálida, las personas creen que estoy enferma o algo parecido pero realmente no, he tratado de broncearme en la playa pero no funciona, estoy destinada a ser color papel.
La alarma de mi celular suena y doy un respingo en mi lugar, tomo el móvil para apagarla y bajo a desayunar. Mi casa tiene dos pisos por lo cual bajo rápidamente unas escaleras-con cuidado a que mi mamá no me de un sermón, pues teme que algún día pueda caerme- y entro al living. Puedo distinguir a mi padre sentado en el sofá mientras toma un café y lee el periódico, me acerco y lo saludo con entusiasmo.
—Buen día, papá.—doy un beso en su mejilla y él se gira para sonreírme.
—Buen día, preciosa, tu madre está en la cocina esperándote con el desayuno y con una sorpresa—informa guiñándome el ojo, yo entrecierro los míos en señal de sospecha y luego río.
Di pasos grandes y rápidos para llegar donde una copia de mí—con unos años más—se encontraba y para sorpresa mía también estaba mi hermano, quien no vive con nosotros. La última vez que lo vi fue dos años atrás, lo echaba de menos. Siempre me defendió y aún, como buen hermano sobreprotector que es, lo hace. Poseemos una amistad muy estrecha a pesar de ser hermanos, es mi mejor amigo y el mejor que puede existir.
—¡Ian!—exclamé con alegría y corrí a abrazarlo, él se levantó de la silla que estaba frente a la barra para recibirme. Con gran anhelo abracé su torso pues me sobrepasaba en altura y correspondió mi abrazo riendo.
—Te extrañé mucho, pequeña—confesó mientras me apretujaba con cariño. Ian tiene 23, es mayor que yo por tan solo cuatro años y a pesar de la poca diferencia, me sigue tratando como una niña.
—¿Para mí no hay un abrazo?—escuché la suave voz de mi madre detrás de la barra, giré mi mirada y sonreí para luego correr a abrazarla. Ella rió mientras mi hermano nos observaba con aprecio—. A pesar de que nos veamos todos los días me gustan los abrazos, Venus-confesó mi madre y yo asentí para estrecharla entre mis brazos.
Nos sentamos los tres a desayunar juntos a la vez que conversábamos e intercambiábamos anécdotas, papá se despidió de los tres pues debía ir a trabajar en su oficina. Trabaja en administración de empresas y a decir verdad ese trabajo no me llama la atención en absoluto.
Al terminar el desayuno vi que eran 7:15 y sino fuera porque la universidad no me queda tan lejos, ya estaría corriendo por la calle como desquiciada. Tomé mi mochila que estaba en la silla del living y me despedí de mi madre, iba a despedirme de Ian pero él me detuvo.
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POSESIÓN LETAL
Mystery / ThrillerEn la ciudad donde Venus nació y vive, comienza a surgir un extraño temor hacia lo paranormal, las personas se tratan de locas entre sí porque afirman sentir como un insólito ente posee control sobre sus cuerpos. Ella no da mucho interés en los suce...