14.

26 3 0
                                        

Mi estómago vuelve a rugir exigiendo comida, pero ni siquiera he tomado agua en las últimas 3 horas, aunque no tenía una percepción muy exacta de la hora. La somnolencia se ha apoderado de mí y no puedo diferenciar la realidad de las cosas que mi mente proyecta por culpa del sueño y deshidratación. Prometí no dormirme por temor a que Kaden volviera y que se aprovechase, pero no he podido evitar dormitar por segundos o minutos. No soy consciente del tiempo, no sé si es de día pues la habitación se sumió en la oscuridad después de que él se fuera. En la habitación no hay ventanas, sólo una puerta y una mesa vacía del otro lado del cuarto, no tengo mucho por intentar y el cansancio tampoco me ayuda, decidí guardar la poca energía que me queda para luchar si me veo obligada a ello.

No he dejado de preguntarme que ocurrió, y el porqué de las actitudes de Kaden, pero no tengo respuesta a nada, no le encuentro sentido a su cambio de comportamiento conmigo, un día me ayuda a huir y al otro me asfixia, golpea a mi hermano... Ian. ¿Qué será de él? ¿Qué le pasó? Lo único que recuerdo fue verlo tirado en el piso y Kaden golpeándolo. Mis padres, ¿se habrán dado cuenta de mi ausencia? Que pregunta más estúpida. Claro que se dieron cuenta pero, ¿qué estarán haciendo?

No puedo evitar largarme a llorar porque extraño a mi familia y porque maldigo el no haber valorado los momentos junto a ellos. No tuvimos muchas peleas realmente, pero las que tuvimos fueron realmente dolorosas, y en este instante comienzo a sentirme culpable por ellas. Temo, aunque quizá exageradamente, que sea la última vez que los vea.

Mi pecho se estruja con violencia ante los recuerdos y las lagrimas salen con más fuerza, no las retengo porque nadie puede burlarse de mí, porque nadie puede oírme sino es Kaden y si él lo hace no me importaría. ¿Qué puede decirme? Tan sólo gritarme que me calle.

Trato de silenciar mis sollozos porque escucho golpes en la puerta y ésta se abre dejando ver al morocho con una botella de agua y lo que parece ser un recipiente de comida para perros. Su mirada sigue igual de fría y distante que la última vez. Con su pie cierra la puerta y camina hacia mí. En un acto reflejo mi cuerpo se tensa y trato de juntar mis piernas lo más cerca de mi pecho. Cuando se encuentra a tan solo medio metro deja caer la botella contra el suelo y el choque que se produce contra el suelo retumba en toda la habitación. Doy un respingo y mi corazón comienza a latir desenfrenado, mis ojos no pestañean por miedo a que en esas milésimas pueda atentar contra mí.

Sus rodillas comienzan a flexionarse y se agacha, sus ojos tampoco pestañean pues están fijados en los míos con intensidad. El tacho de comida del perro tiene comida empaquetada dentro y mi estómago ruge con ferocidad pero trato de disimular mi gran hambre.

—Come—ordenó y extendió su mano con el recipiente, con mi mano titubeé en tomarlo pero no me resistí y cuando estuvo entre mis extremidades comencé a quitarle el envoltorio con desespero. En segundos el pollo era manipulado por mis dedos y mis dientes no dudaban en morder y tragar con rapidez. Muy tarde había reparado en que la comida podía estar envenenada.

Sus ojos se entrecerraron y creí que quizás podía haber disimulado un poco mi apetito, estaba convenciéndome de que esa era la razón de su confusión cuando noté que llevaba las manos a su cabeza y arrugaba su nariz en gesto de dolor. Me detuve y mi atención se dirigió completamente a él sin saber que ocurría. De su garganta salió un quejido y mis nervios comenzaron a surgir.

Kaden se levantó y con fuerza apretó su cabeza, le imité y con precaución observé sus movimientos, de repente soltó un fuerte quejido y corrió hacia la puerta. Traté de seguirlo y aprovechar su debilidad para escapar pero la salida había sido trancada. Con molestia la golpeé pero no hubo resultados, la frustración se apoderaba de mí.

Escuché unos golpes y fuertes ruidos no muy lejos, hice el mayor silencio posible para guiarme y los estruendos me llevaron a una de las paredes de la habitación, podía oír quejidos del otro lado. Volví a golpear con la misma fuerza de antes, la pared se sentía sólida, dolía bajo mis manos, golpeé en todo el espacio hasta que se generó un eco y mi cuerpo se congeló. Me paré en mi sitio y con mi pie di un suave golpe en aquel sitio para asegurarme de donde estaba, inhalé temblorosa y con fuerza pegué una patada, me quejé pero no me detuve. El muro crujió y eso me dio esperanzas así que propiné los últimos golpes con insistencia hasta que logré romper esa parte, asomé mi rostro al gran agujero y en ese instante fui consciente de que del otro lado había una habitación. Pude ver a Kaden cerrar la puerta con violencia y como su cuerpo chocaba contra las paredes, gruñía y se quejaba de algo que no terminaba de comprender hasta que finalmente cayó al suelo y no hubo insistencia. Su pecho subía y bajaba alterado, a los minutos comenzó a respirar normalmente y pude calmarme, después de todo era Kaden y quizás tenía sus razones para comportarse así, o poseía trastorno de identidad disociativo, el caso es que me importaba su bienestar pues era la única persona que había visto lo que yo en aquella cabaña en medio del bosque.

¿Pero era él realmente esa persona que había hablado conmigo aquel día? ¿o había estado fingiendo todo éste tiempo? ¿podría siquiera considerar la locura de una persona salvaje fingiendo ser normal?

Tomé la botella y la abrí, tomé un trago de agua no sin antes olerla para asegurarme de que no fuera cualquier otra cosa. Hidraté mi garganta y poco a poco me sentí mejor, asomé el pico de la botella al agujero y apunté a la cabeza de Kaden, apreté el cuerpo de ésta y el agua alcanzó a mojarle. Vi como tosía y se movía lentamente hacia mi lado hasta que su cuerpo se volteó completamente. Sus ojos se abrieron con cuidado e hicieron fuerza para mantenerse abiertos. Su boca se entreabrió y lo que dijo me dejó paralizada.

—¿Venus?—dijo con la voz temblorosa—. ¿Eres tú?

POSESIÓN LETALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora