Suspiré nervioso por quinta vez mientras trataba de leer algo en la carta que nos había dado el mesero hacía como diez minutos, estaba tan nervioso que no siquiera estaba leyendo lo que decía el maldito papel.
Mandy estaba frente a mí.
Joder.
¿Y ahora que hacía?
Mordí mi labio mientras pasaba mi mano por mi cabello intentando que no se notara que me temblaban las manos. Joder, nunca en mi vida me había sentido así, a excepción de aquel día del accidente de Mandy.
-¿Te encuentras bien?-su voz hizo que saliera de mis pensamientos. Lentamente bajé la carta que tapaba todo mi rostro y la observé.
Solo me atiné a observarla y ver lo hermosa que era. Joder, extrañaba besarla, poder sonreírle, de poder abrazarla... Sobre todo, extrañaba demostrarle todo el amor que tenía para ella, todo lo que sentía...
Asentí con mi cabeza aclarando mi garganta. Parecía un maldito adolescente que tenía las hormonas alborotadas por una chica que acaba de conocer.
Nicolás, concéntrate. Te está mirando.
-Sí. Estoy bien, solo... -miré la carta y la dejé sobre la mesa. Yo sabía lo que iba a pedir, siempre venía al jodido café y Teo siempre me llevaba café de aquí.-Solo que soy medio indeciso a la hora de pedir algo.-me encogí de hombros y sonreí de costado tratando de ocultar el ataque de nervios que estaba por tener.
Vamos, solo es Mandy. Has estado con ella un millón de veces en un café, hasta has compartido cama con ella.
¡Joder, le estaba por pedir que sea mi esposa!
¿Por qué siento como si fuese la primera vez?
-Está bien. ¿Te parece que lo pidamos para llevar? Mi hermano me acaba de mandar un mensaje preguntándome en donde me encontraba. Está preocupado.-dijo mirando su celular de manera extraña. Yo conocía esa mirada, ella no quería a donde Teo, ella quería estar aquí, conmigo.
Sonreí burlesco y asentí con mi cabeza levantando mi brazo para llamar al mozo.
-No te preocupes. Pero me debes otra salida y un café.-sonreí de lado haciendo que ella soltara una risita que me llevó hasta el cielo y traté, juro que traté de no besarla en este mismo instante.
Me contuve.
Pero no sabía hasta cuándo.
***
Dejé los papeles que tenía que haber firmado hacía una semana y miré hacia el ventanal que tenía a mi derecha. A los hermanos Beitwer le encantaba la vista, sentarse en el sillón y observarla por las horas mientras yo terminaba de firmar papeles, organizar reuniones, hablar con clientes.
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¿Y si empezamos con un beso? ✔
Romance********** Te pierdes y luego regresas. Un inmenso dolor en tu pecho al saber que el mayor amor de tu vida está a punto de perderse para siempre, aún sabiendo que te pertenece en cuerpo y alma. Y al saber que no puedes hacer nada para regres...