11. Cara de Francia

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Hice una mueca, forzándome para no mostrar el enojo que me produjo las risas de mis ex-mejores amigos. Jeremiah aún sonreía con cierta diversión, a causa de la escena montada por Samantha.

-No me parece extraño, más bien tedioso- tomé una última cucharada de mi helado y me levanté.

-¿Tedioso? ¿Yo?.- él imitó mi acción, a pesar de que se acababa de sentar- Todos adoran mi presencia.

Decidí hacer algo extraño, pues tenía que hacer que continuara la conversación y la mejor manera de hacerlo era simple: Provocarlo. Él no se quedará con saber que le atribuían la palabra "tedioso" a su presencia.

-Por suerte no soy "todos". – lancé el vaso vacío a la basura y salí de la heladería.

Wow, que genial es ser una diva que se cree única y diferente.

Siempre quise intentarlo.

Afuera había frío, como siempre y agradezco a mi yo del pasado por elegir un suéter que impidiera que mi gripe empeorara. Caminé un poco, con un paso tan suave que en segundos tenía la presencia del alto rubio junto a mÍ.

Fase uno de la primera parte del plan: completada.

-¿Te cuento algo? - dijo, manteniendo mi paso.

-No- dije.

-...Creí que me culparían por intento de asesinato cuando te lanzaste del auto.

Reí por lo bajo, negando con la cabeza.

-¿Por qué intento de asesinato?- pregunté.

-Porque una persona cuerda no se lanza de un auto.- dijo obvio, alzando las manos.

Ella no está tan cuerda...

- No es como si el taxi hubiera ido tan rápido...-le resté importancia con la mano.

-¡Estaba en movimiento!

-¡No estoy loca!- reclamé- El taxi apenas estaba arrancando, la fuerza de impacto no podía ser muy grande. Además, yo pagué el taxi, tenía derecho a bajarme cuando se me antojara.

Jeremiah volteó los ojos, bufando. Odiaba perder una discusión. Yo amaba ganarlas.

Caminamos un momento en silencio, hasta que una ligera llovizna amenazó la pacífica caminata .Ambos aceleramos el paso al ritmo aumentado de la lluvia.

-Oye, si estas enojada por lo que dije del chico con el que salías....-comenzó a decir, yo lo interrumpí con la mano.

-No estoy enojada.

-Tienes cara de que sí.

- Es mi cara natural...

Tienes cara de culo ahora

La lluvia se volvió más fuerte, así que opté por frenar bajo un pequeño toldo de un mini-súper antes de quedar completamente empapados.

-Eso no es cierto.- afirmó.

-¿Cómo podrías saberlo?

Jer me miró entrecerrando los ojos, como si estuviera buscando algún tipo de fallo en mi armadura. Pero yo me mantuve firme, mirándolo seriamente. Él sonrió. Mi pulso pareció enloquecer cuando lo hizo. Su sonrisa no era perfecta, tenía el colmillo derecho ligeramente torcido, tampoco tenía los dientes blancos cual papel u hoyuelos en ambas mejillas. Sólo tenía una adorable sonrisa, llena de carisma y diversión.

-Las personas, según mi teoría, suelen adoptar una conducta de su nombre.- se sentó en el escalón de la tienda, dándole unas palmadas al suelo, invitándome a sentar junto a él, accedí- Con esto quiero decir algo simple: Los padres condenan a sus hijos por el nombre. ¿Alguna vez te diste cuenta de eso?.

Yo te creé #PNovel #HopeAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora