15.Paulina (I/II)

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Los libros mienten.

Sí, es algo que, naturalmente, todos sabemos, pero acabo de anotar un punto en contra del que crea que todo lo que dicen en los libros es verídico: escapar por la ventana de un segundo piso es jodidamente difícil.

Con una pierna estirada en un split  casi perfecto, tuve que dar un salto de fe hasta la tubería junto a mi ventana, para luego arrastrarme como gusano hasta el suelo, clavándome en las piernas hasta la más mínima ramita que estuviera atrapada entre la pared y la tubería. Sin contar el hecho de tener que lanzarte, girar en el suelo y salir corriendo porque el perro de la Señora Shmit había comenzado a ladrar desquiciadamente.

Admiro a Romeo. El desgraciado subía balcones como un experto y sólo se soltaba, cayendo con habilidad felina. Aunque los ladrones también tienen ese talento, pero ellos son una clase aparte.

Pero, tal vez debería ir aprendiendo el arte de robar. Del allanamiento al robo hay solo un paso. Luego el secuestro. Porque si alguien está en casa cuando yo llegue pacíficamente a tomar el brazlete más costoso, tendría que forzarlo a no llamar a la policía, tal vez amarrandolo. Pero, si las cosas se ponen feas, el homicidio sería lo mejor...

—Francia, ¿En qué piensas tanto?— Sam habló, detrás del volante.

—Me estoy volviendo una criminal. Ustedes también. Tenemos que formar una alianza, así, cuando algo salga mal...

Las gemelas comenzaron a reír,  con su risa de princesa un poco alocada.

—¡Tranquila, Fran! No eres una criminal.—dijo Cam— Iremos a revisar pacíficamente una casa, como la policía. Nadie se dará cuenta de que entramos. Sam duró casi toda la noche vigilando la casa, estamos cubiertas.

—¿Y cómo sabes que no llegaran de repente?

—Como mi inteligente hermana ha dicho, mantuve esa casa vigilada tanto tiempo que mi trasero debe parecer mesa de planchar. Un tipo vino tres veces a su casa, y salía con mantas y bolsos grandes; pero a eso de las nueve se dejó de aparecer. Me asomé en una ventana y todo estaba apagado, así que, estamos bien.

Suspiré, mientras Sam estacionaba el auto unas casas más atrás, por precaución. Yo estaba  torpemente ansiosa, parada frente a una casa color perla de un sólo piso, un garaje y loque parecía ser un ático.

Sabes bien que es un ático.

Pero, la casa era demasiado normal.

Yo esperaba algo, un brillo, una chispa de reconocimiento, lo que pasó la primera vez que vi a Jeremiah. Pero la casa se sentía como cualquier otra, una común y corriente. Como si nunca la hubiera visto.

Como si nunca la hubieras imaginado.

Bueno, al menos la conciencia sirve para algo más que para echarme en cara mis errores

Es básicamente mi trabajo.

¿Cómo planeaban que entraramos a la casa?

Como si Camille leyera mis pensamientos, comenzó a caminar por un lado de la casa (con nosotras siguiendola) hasta el patio trasero, lo que me permitió darme cuenta de que era una casa  bastante grande, para un patio tan reducido.

—Si esta casa es igual a la nuestra, en algún lado debería estar la puerta trasera.

—No creo que hayan dejado la puerta abierta...

Sam se acercó a la puerta corrediza y, silenciosamente, la deslizó. Oh, bueno, salieron de emergencia.

Pero, ¿Cuál fue la emergencia?

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2018 ⏰

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