Por mucho que _____ había intentado resistirse a la tentación de leer mientras estaba en el mostrador de préstamos, porque le parecía una falta de respeto hacia la gente que necesitaba su ayuda, en esos momentos se justificó diciéndose que era para el premio de ficción de los Young Lions.
Esa mañana, cuando las peticiones de préstamos aún no habían empezado a amontonarse sobre su mesa, abrió uno de los textos de los que le habían tocado a ella. Era la primera novela de una joven británica cuyo padre era un premiado novelista. ______ estaba absorta leyendo, intentando discernir la influencia estilística del padre, cuando oyó que Baekhyun exclamaba con un tono de voz demasiado estridente:
—¡Hola de nuevo!
Sobresaltada, _____ se dio cuenta de que no hablaba con ella, sino con la mensajera de los tatuajes, que había vuelto.
—Hey —dijo la chica mirándola a ella, no a Baekhyun—. Firma aquí.
Le entregó una bonita bolsa negra y rosa, que ella escondió de inmediato detrás de la mesa. Firmó y prácticamente contuvo la respiración mientras esperaba que la chica se marchara.
Luego bajó la vista hacia la bolsa que tenía junto a los pies. Vio que había un sobre enganchado con un clip en las asas negras de plástico. Lo cogió y lo abrió.
Buenos días, ____:
Me alegró verte anoche en la galería. Espero que disfrutaras de la exposición y de nuestra conversación, lo que me lleva a la bolsa que te han entregado. Dentro encontrarás un par de zapatos Louboutin y algo de ropa interior. Por favor, cámbiate y ponte las dos cosas ahora mismo.
C.
Le temblaban las manos cuando metió la nota dentro de su bolso Old Navy.
—Ahora, en serio, _____, ¿qué pasa?—preguntó Baekhyun, apareciendo detrás de ella.
—Nada —respondió.
El teléfono de la mesa sonó y, por suerte, su compañero se alejó para cogerlo, dejándola sola con la bolsa. Miró en su interior y vio una caja negra plana, envuelta con un lazo dorado. En ella había escrito en relieve con letras doradas: AGENT PROVOCATEUR: SOIRÉE. Era imposible que pudiera abrirla en su mesa sin que nadie se diera cuenta.
—Es para ti —le dijo Baekhyun pasándole el teléfono. _____lo miró con curiosidad y él se encogió de hombros.
—¿Hola? —dijo.
—_____, soy tu madre.
Sintió que se le encogía el estómago.
—Mamá, estoy en el trabajo. ¿Por qué me llamas aquí?
—No tendría que hacerlo si me llamaras tú de vez en cuando. ¿Crees que esto es fácil para mí?
—Vale, lo siento. ¿Va todo bien?
—Sí. Me estoy acostumbrando a estar sola. Supongo que la gente puede acostumbrarse a cualquier cosa.
_____ había albergado la esperanza de que su traslado a Nueva York obligara al fin a su madre a empezar a vivir su propia vida, a dejar de usar su condición de viuda y madre sola como excusa para evitarlo todo. Pero era evidente que había sido una idea ingenua y simplista.
—Mamá, de verdad, ahora no puedo hablar.
—¿Qué vamos a hacer para tu cumpleaños?
—¿Qué?
Faltaban dos semanas para eso. _____no había pensado mucho en ello y, desde luego, no había contado con la presencia de su madre.
—Vale, si insistes, iré a verte y cenaremos juntas. Reserva en algún sitio cerca de la biblioteca. Quiero ver tu oficina —dijo la mujer.
—¿_____? —Alzó la vista y se encontró con Sunmi—. ¿Qué diablos estás haciendo?
—Ah... nada —respondió ella. Luego se dirigió en voz baja al teléfono—: Tengo que dejarte.
—¿Eso era una llamada personal?
—No —mintió.
Vio que Sunmi miraba la bolsa de la compra y _____la metió de una patada debajo de la mesa.
—Dile a Baekhyun que ocupe tu sitio. Hay una reunión de los Young Lions dentro de diez minutos.
La Sala la Juntas estaba menos llena que en la última reunión. Al parecer, sólo estaban presentes los miembros del comité de lectura del premio de ficción, lo que hacía que a _____ le fuera imposible pasar desapercibida.
—Siéntate aquí, ______—le indicó Sunmi, apartando una silla a su lado, mientras ella se sentaba junto a Chanyeol.
_____ pudo sentir la abrasadora mirada de éste sobre ella, pero mantuvo los ojos fijos en el cuaderno de notas que tenía delante. Pensó en la nota con las instrucciones que había ignorado. Irracionalmente, tuvo un momento de pánico. Luego se dio cuenta de lo absurdo que era eso. ¿Qué más le daba que a él no le gustaran sus zapatos? ¿Quién se creía que era para decirle cómo debía vestirse? Quizá ella prefiriese los zapatos cómodos y la ropa interior práctica. Ella era una persona normal, no una foto de Astrid Lindall en la pared de una galería de arte o Bettie Page en aquel libro.
Chanyeol dio comienzo a la reunión con un repaso de los candidatos al premio y una fecha límite para que todo el mundo tuviera hecha su selección entre los libros que debían leer. Siguió una discusión sobre la eliminación de una recopilación de relatos cortos, pero _____ apenas pudo seguir ni una palabra de lo que se dijo. La única vez que se atrevió a levantar la vista, Chanyeol estaba gesticulando con las manos y ella se imaginó esas manos tocándola, ayudándola a vestirse como lo había hecho Jess, pero, a diferencia de la pelirroja, él la rodearía con los brazos y cubriría sus pechos desnudos...
—¿_____? —dijo Chanyeol.
Ella lo miró y sintió cómo el calor invadía su cuerpo.
En cuestión de segundos, tenía la frente húmeda de sudor. ¿Qué le pasaba? ¿Le estaba dando un ataque?
—¿Sí? —respondió.
¿Su voz había sonado normal? No lo sabía. Era tan condenadamente guapo... ¿Cómo podían mostrarse todos los presentes indiferentes a ese hecho? Todos excepto Sunmi. _____no pudo evitar fijarse en cómo su jefa se inclinaba hacia Chanyeol, sonriendo y actuando de un modo casi atolondrado. Era difícil asociar ese comportamiento con la irritación a la que a menudo tenía que enfrentarse cuando trataba con ella.
—¿Tienes algún comentario sobre las novelas que has leído hasta ahora?
Le sonrió paciente.
_____ sintió las miradas expectantes de todos los presentes.
—Esto... sí —respondió—. Acabo de terminar una novela policíaca que me recuerda a Tana French, pero ambientada en el sur durante los años setenta. Sin duda, una aspirante a tener en cuenta.
—Suerte que he dado con alguien con tiempo para leer —exclamó Sunmi, como si ella personalmente hubiera encontrado a _____ debajo de una piedra.
—Es una lástima que Margaret no haya podido ayudar este año —lamentó otro de los lectores del comité con añoranza—. Tiene un gusto impecable.
—¿Por qué no puede ayudar este año? —se interesó _____.
Todo aquello había sido una mala idea. Quizá Margaret pudiera ocupar su sitio en el comité. De ese modo no tendría que acudir al trabajo sin saber nunca cuándo la harían meterse en una reunión con Chanyeol. Era demasiado perjudicial para su tranquilidad. Demonios, era demasiado perjudicial hasta para su respiración.
—Oh, por favor, _____. La pobre mujer apenas puede ver, ni hablar de leerse una pila de libros en un mes — respondió Sunmi.
—Tenemos todos los lectores que necesitamos — intervino Chanyeol—. En cuanto a los escritores, ya es otra historia. ¿Cómo llevamos la sustitución de Jonathan Safran Foer? ¿Alguna propuesta?
Alguien sugirió a Jay McInerney y todo el mundo gruñó:
—¿Otra vez?
_____ sabía a qué escritora deseaba ver en la biblioteca. Acababa de leer por segunda vez State of Wonder. Y le encantaba que Ann Patchett hubiera abierto su propia librería en Nashville cuando todos los demás estaban cerrando.
—¿Qué tal Ann Patchett?
Se oyó un murmullo en la mesa.
—Preferimos a alguien de Nueva York —objetó Sunmi —. Necesitamos que asistan a muchos eventos y la gente de fuera de la ciudad siempre pide que se le paguen los gastos de viaje.
—No es mala idea —la contradijo Chanyeol—.La vi en una reposición del programa «Colbert Report». Es realmente encantadora.
—Es una tremenda defensora de la comunidad de lectores —comentó alguien.
—Exploremos la posibilidad —decidió Chanyeol—.Incluidla en la lista de candidatos. Y Doris, quizá podrías llamar a HarperCollins y comprobar cómo tiene la agenda.
_____ vio que todo el mundo se levantaba y recogía papeles y bolígrafos. La reunión había terminado.
Se puso de pie de manera apresurada y se colgó el bolso del hombro.
—_____, quédate. Quiero repasar unas cuantas cosas más que necesito que se hagan. Sunmi, ¿puedes arreglártelas abajo sin ella un poco más de tiempo?
La mujer estaba visiblemente irritada.
—No puedes convertir esto en un hábito —protestó, pero no dijo nada más.
Cuando el último rezagado se retiró, Chanyeol cerró la puerta. Con llave.
—Adiós a mi teoría de tu sensibilidad sólo para los autores masculinos —comentó—. Ha sido una buena sugerencia. Me alegra que hayas dado tu opinión.
A _____el comentario le pareció condescendiente.
—No tengo ningún problema en dar mi opinión — replicó.
—Pero sí tienes un problema en seguir instrucciones. Veo que no llevas los zapatos que te he mandado.
—No quiero llevar esos zapatos en el trabajo—se justificó nerviosa.
Sabía que era absurdo sentirse en falta, como si fuera una colegiala que hubiera incumplido una norma. Pero así era exactamente como se sentía.
—¿Dónde están?
—Bueno... en mi mesa.
—Ve a buscar la bolsa con ellos y la lencería. Y date prisa.
Dio la orden como si no tuviera ninguna duda de que _____ obedecería. Sólo eso fue suficiente para que a ella le entraran ganas de decirle que lo olvidara, que podían divertirse con esos juegos en hoteles y restaurantes, pero no en el trabajo.
Pero algo la hizo contenerse. Se dio cuenta de que, aunque sabía que eso era lo que debería decir, no era lo que deseaba. Lo que ella quería era ver adónde los llevaba todo aquello. Si no lo hacía, si salía huyendo, ¿qué diferencia habría entre ella y su madre?
Sin mirarlo, salió de prisa de la sala y subió la escalera hasta el tercer piso. Pasó a toda velocidad por la Sala del Catálogo con la esperanza de no ver a Sunmi. Sería difícil explicar por qué estaba por allí dando vueltas.
Había unas cuantas personas de pie ante el mostrador de préstamos y Baekhyun se estaba haciendo cargo de todo.
—¿Vuelves ya? —le preguntó.
—Aún no, dame unos pocos minutos más —masculló. Apenas podía pronunciar las palabras mientras su mente iba a mil por hora. Así debía de sentirse uno cuando estaba drogado.
Metió la mano por delante de él y cogió la bolsa
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LA BIBLIOTECA
FanfictionProtagonistas TU Y CHANYEOL Apto para mayores de 18+ puede contener Lemons, Morbo & mas (si te sientes apta para leerlo adelante) es una historia adaptada créditos a su verdadera autora