LA BIBLIOTECA CAP XXV

1.5K 74 0
                                    

—No puedo recordar la última vez que disfruté de una comida completa —comentó su madre, mientras la miraba por encima de la carta en el Kellari, un restaurante griego a dos manzanas de la biblioteca—.No tiene sentido cocinar para una sola. Es bastante desconcertante no tenerte cerca, _______.
Ella le dedicó una tensa sonrisa mientras recorría el restaurante con la mirada. Era un espacio bonito y acogedor, de techos abovedados con vigas de madera. Se recordó a sí misma que era su cumpleaños y que su madre estaba allí para celebrarlo con ella.
—No deberías dejar de cocinar sólo porque yo no esté en casa, mamá. Reduce las proporciones y haz lo que siempre haces.
—No es lo mismo —replicó la mujer.
Se sumieron en un silencio que sólo se vio interrumpido cuando el camarero se acercó para tomarles nota.
—Empezaré con la tradicional ensalada griega —
comentó ______—. Y luego tomaré la gamba gigante a la plancha.
Devolvió la carta. El camarero sonrió y miró expectante a la madre de ______.
—¿Todos estos pescados a la plancha? —preguntó la mujer, señalando la página de la carta de pescado.
—Sí, señora.
—No sé qué pedir. ¿Qué me sugieres, ______? ¿Hay alguna diferencia entre estos pescados? ¿Lavraki... Pompano...? Todos son pescado blanco, ¿no?
—Si busca algo suave... —El camarero empezó a recitar la descripción de todos los pescados uno a uno y _______supo que el pobre hombre estaba perdiendo el tiempo.
—Deja que elija por ti, mamá —sugirió—. Tomará la ensalada griega para empezar y el lenguado de Dover.
—Muy bien, señora.
El hombre cogió las cartas y se retiró.
—Pensaba que quizá me enseñarías la biblioteca antes de cenar. Creía que ésa era la razón por la que habíamos elegido un restaurante por esta zona.
De hecho, en un principio, ______ había planeado que su madre fuera a verla a la biblioteca para enseñársela. Pero la idea de que pudieran toparse con Sunmi o, peor aún, con
Chanyeol, la hizo cambiar de opinión.
—Bueno, ya sabes, mamá, me paso todo el día trabajando allí y a las seis estoy ansiosa por salir.
La mujer asintió.
—Al fin y al cabo, es sólo un trabajo, ¿no? Da igual lo impresionante que sea el edificio. Así que después de todo, podrías haberte quedado en Filadelfia, ¿no crees? No hay nada mágico en Nueva York.
_______ pensó en seguida en Chanyeol  y se ruborizó. Por suerte, su madre no se dio cuenta.
—Me gusta Nueva York. Siento no haberte enseñado la biblioteca. ¿Por qué no cambias de planes y en vez de volver a casa después de cenar pasas la noche aquí y te la enseño por la mañana?
—Sabes que sería incapaz de dormir aquí, ______. Demasiado ruido, toda esa aglomeración de gente...
—Mamá, no habrá ruido ni aglomeraciones en una habitación de hotel. —De nuevo, pensó en Oh y el Four Seasons. Sacudió la cabeza levemente para despejarse la mente—. Te propondría que te quedaras conmigo, pero el piso es pequeño y mi compañera...
—No pasa nada, ______. Ya me enseñarás la biblioteca en otro momento.
Pero sí pasaba. Como siempre, sentía que estaba
fallándole. La necesidad que su madre tenía de ella era abrumadora. Por eso nunca se planteó solicitar el ingreso en universidades de fuera de Filadelfia y no se fue a vivir al centro de la ciudad mientras estudiaba en Drexel, sino que se quedó con ella en las afueras. Y si hubiera una biblioteca en Filadelfia que pudiera competir con la Biblioteca Pública de Nueva York, probablemente seguiría viviendo allí.
Pensó lo diferente que sería si su padre estuviera con ellas o si su madre hubiera salido con otros hombres y hubiera iniciado una nueva relación. Pero era como si tras la muerte de su padre, ella hubiera renunciado a tener una vida. El problema era que esperaba que _____-hiciera lo mismo.
Y ella no se había dado cuenta de hasta qué punto lo había consentido hasta ese momento, ese momento en que por fin tenía algo de distancia. Si su madre había ido a verla para intentar hacer que se sintiera culpable y que volviera a casa, perdía el tiempo.
El teléfono vibró e intentó mirarlo discretamente.—¿Qué es eso? ¿Un móvil? No me habías dicho que tenías un nuevo móvil. ¿Por qué tengo que estar llamándote al apartamento o a la biblioteca si podría contactar contigo en tu propio móvil? ¿Qué número es?
_______ miró el mensaje.
Envío el coche para que te recoja ahora.
Ups.
______ respondió.
No estoy en casa.
—______, te estoy hablando. ¿Cuál es tu número de móvil?
—¿Qué? O... es del trabajo. No se me permite dar el número.
—¿La biblioteca te lo paga?
—Sí, exacto.
¿Voy a tener que ir a rescatarte de nuevo?
______ respondió:
Ojalá pudieras. Pero ni siquiera tú puedes rescatarme de una cena con mi madre.
El camarero llegó con las ensaladas.
No me dijiste que no estabas disponible esta noche. Eso es inaceptable. Te castigaré por ello.
_______ cruzó las piernas.
—Estás siendo muy maleducada, ______.
—Perdona. —Dejó el móvil sobre la servilleta de tela que le cubría el regazo.
Su madre la miró con recelo.
—¿Hay algo que no me estás contando? Te conozco, ________. Pasa algo.
—No pasa nada —respondió ella rápidamente.—¿Estás saliendo con alguien? No te distraigas con
todas esas tonterías. Me dejaste para trabajar, así que espero que te estés centrando en el trabajo.
Chanyeol removió la ensalada con el tenedor.
—Tendré que empezar a salir con chicos en algún momento, mamá. Tú conociste a papá cuando tenías mi edad. O casi.
—Y mira adónde me llevó.
Ella no tenía ni idea de qué quería decir con eso y no quería saberlo.
—Vosotros dos parecíais felices, mamá—insistió con añoranza.
—Hasta que me abandonó.
—Él no te abandonó. Murió. ¡Por Dios santo!
—El resultado es el mismo. Lo que intento decirte es que tienes que llevar las riendas de tu propia vida. Ahora pones los ojos en blanco, pero me lo agradecerás más adelante. No te distraigas.
Chanyeol estaba desnuda en medio de la Habitación, como ella había empezado a llamarla.
En cuanto llegó al apartamento de chanyeol, éste le ordenó que se desvistiera. Se quedó de pie enfrente de él, sólo con el colgante del candado y luego la guió hasta esa estancia. Volvió a taparle los ojos antes de hacerla entrar.
Allí dentro hacía frío y sintió que los pezones se le endurecían. Se preguntó si Chanyeol se habría dado cuenta y si lo interpretaría como una señal de excitación.
Lo cierto era que no se sentía excitada. Estaba nerviosa. Chanyeol apenas la había mirado cuando había entrado y no le había dicho ni una sola palabra después de su tenso «Quítate toda la ropa». En esos momentos, aunque no podía verlo, su furia era palpable.
—Hay un banco largo aquí, _______. —El sonido de su voz la sobresaltó—. Túmbate boca abajo.
Alargó las manos y tocó una superficie dura, pero que parecía tapizada en piel. Con cierta torpeza, se tumbó en él.
—Deja que los brazos te cuelguen a los lados —le ordenó Chanyeol—. Ahora cierra las manos y pásalas por debajo del banco hasta que se toquen.
Lo hizo y de inmediato sintió que la ataba con una especie de esposas de un material suave pero firme.
—Mantén las piernas rectas o tendré que atártelas también. Y, créeme, no querrás que lo haga.
El corazón se le desbocó. Chanyeol rodeó el banco, sus pasos sonaron pesados y lentos. _______ intentó recordarse que aquél era el hombre que le daba un placer físico tan intenso, que la esperara lo que la esperase es ese preciso instante, el placer lo seguiría. Y luego le vino el más extraño pensamiento a la cabeza: si alguien le ofreciera saltarse esa parte, ir directamente al placer, ¿querría hacerlo?
—Me dijiste que comprendías lo que el colgante significaba —dijo él.
—Yo sí...
—No hables a menos que yo te lo diga. Me dijiste que comprendías lo que el colgante significaba: mi posesión y tu obediencia. Es inaceptable que no estés disponible para mí. Que no me informaras de la visita de tu madre es algo intolerable. ¿Me comprendes?
______ permaneció en silencio.
—Bien. Ahora recibe tu castigo.

LA BIBLIOTECADonde viven las historias. Descúbrelo ahora