LA BIBLIOTECA CAP XXI

1.8K 84 3
                                    


CONTENIDO LEMON

Chanyeol se paró a su lado, frente a una habitación del apartamento que ______ aún no había visto. La puerta estaba cerrada.
—Ponte estos zapatos —le pidió.
Ella bajó la vista y vio un par de zapatos con tacón de aguja de diez centímetros de satén blanco. Se los puso.
—Ahora quítate la bata —le ordenó.
Tras vacilar tan sólo un segundo, tambaleándose sobre los tacones, se desató la bata y se la quitó.  Chanyeol se la cogió de las manos.
—Ponte de espaldas a mí y cierra los ojos—le dijo. Ella obedeció.
Sintió que algo suave se deslizaba sobre sus ojos y se dio cuenta de que se los estaba tapando con algo forrado en piel. Instintivamente, levantó las manos para tocarlo.
—Mantén las manos a los costados —le ordenó con firmeza.
______ hizo lo que le decía. El corazón se le aceleró.—Sé que hemos hablado de que al venir aquí estás dando tu consentimiento, pero sabes que puedes salir por la puerta en cualquier momento, que siempre tendrás una alternativa. La mayoría de mis... parejas vienen siendo muy conscientes de sus límites, sus límites infranqueables, los llamamos. Pero como todo esto es nuevo para ti, irás descubriendo los tuyos sobre la marcha. Por eso, si estamos haciendo algo y me dices que pare, te ignoraré.
—¿Me ignorarás? —repitió _____. ¿Se había perdido algo?
—Sí. Si realmente no puedes continuar, tendrás que decir «límite infranqueable».
—Límite infranqueable —repitió, casi para sí misma. Oyó cómo giraba el pomo y abría la puerta. Le pareció asombroso poder identificar su acción por un sonido tan leve, pero se dio cuenta de que privada de la visión, sus otros sentidos se agudizaban al instante.
—Da diez pasos hacia adelante —le ordenó.
Caminó despacio, concentrada en no caerse con aquellos tacones. Alargó la mano y él le cogió el brazo para sostenerla. Nunca habría imaginado lo largos que podrían parecerle diez pasos.
Los zapatos que llevaba hacían mucho ruido sobre el duro suelo.
—Párate aquí —le indicó él.
Oyó un sonido metálico y se estremeció.—Levanta los brazos por encima de la cabeza. _____ obedeció sintiéndose estúpida. —Más abiertos —le pidió.
Sintió que algo se deslizaba por su muñeca, algo suave pero firme, como si fuera piel. Luego oyó un clic cuando su brazo quedó sujeto, inmovilizado y estirado por encima de la cabeza. Y luego el otro brazo.
—No te muevas —le advirtió Chanyeol —. Voy a usar unas tijeras y si te mueves podría cortarte sin querer.
—¿Qué? —exclamó y se retorció instintivamente, con el pulso acelerado.
Entonces sintió la fría hoja de metal en la espalda y el susurro de la tela al rasgarse. El camisón de seda se deslizó por su cuerpo cuando las tijeras lo abrieron por la mitad y las dos hojas le rozaron la carne mientras descendían por su cuerpo.
Sintió el frío aire de la habitación sobre la piel. Sólo llevaba puestos los zapatos de tacón. Empezó a sentir ya un hormigueo en las manos por la postura tan poco natural.
Oyó los pasos de Chanyeol alejándose de ella y cerrarse la puerta.
Y supo que estaba sola.
_____ ya no sentía los brazos. Durante un rato, había intentado doblar las rodillas o inclinarse hacia adelante o hacia atrás para hacer que la sangre siguiera circulando. Pero al final se dio cuenta de que cuanto más erguida y quieta permaneciera, menos tensión soportaban los músculos de la espalda y de las piernas, que en algunos momentos le ardían de dolor.
No sabía cuánto tiempo había pasado. ¿Veinte minutos? ¿Una hora? ¿Dos?
Su mente iba a mil por hora, debatiendo si debería llamarlo, pero algo le dijo que no lo hiciera.
Justo cuando pensaba que no lo soportaría más, que se desmoronaría y gritaría «límite infranqueable» a todo pulmón, algo la alertó: la puerta se había abierto. Oyó los pasos de Chanyeol acercándose y el sonido del metal. Se alegró al pensar que le iba a soltar los brazos. Pero en seguida se dio cuenta de que no, que se limitó a bajárselos para que pudiera doblar los codos. Así y todo, fue un dulce alivio. Aunque la dejara en esa postura otro rato, podría soportarlo.
Chanyeol estaba de pie frente a ella. Sintió que estaba tan cerca que si se inclinaba hacia adelante podría rozarlo. Pero se quedó completamente quieta.
Le metió la mano entre las piernas y sus dedos encontraron de inmediato ese dulce punto que hasta la noche anterior ella no había sabido que existía. El contraste entre las duras y agradables caricias de sus dedos y el sordo dolor que había estado sufriendo fue tan intenso que se le doblaron las piernas.
—Mantente recta —le ordenó, y ______se esforzó por mantenerse erguida.
Retiró los dedos de su interior y le acarició el sexo con delicadeza, jugueteando con su clítoris. De repente, sintió una rápida y húmeda caricia de su lengua y Chanyeol volvió a sumergir el dedo en su interior. Ella gimió, le dolían los brazos, las piernas se esforzaban por mantener el equilibrio y el control mientras su sexo palpitaba con sensaciones que nunca habría podido imaginar.
La llevó hasta el límite de la liberación y luego dejó de tocarla. Si hubiera tenido las manos libres, habría acabado ella misma sin dudarlo. Así de desesperada era su necesidad. Y entonces sintió el inconfundible contacto de su miembro rozando la entrada de su vagina, pero apenas le abrió los labios de la misma antes de alejarse.
—Por favor —le rogó, avergonzada de sí misma, pero consciente de que aquello sólo acababa de empezar.Chanyeol le abrió los labios del sexo con las manos, y ______ volvió a sentir la presión del extremo de su miembro contra ella, pero no se movió. Gimió y se balanceó hacia él.
—Sigo disgustado contigo —dijo él—. Quiero que me prometas que no habrá más secretos. No sobre sexo — añadió.
—Vale —jadeó.
—Prométemelo.
—Te lo prometo —dijo, pero su voz sonó muy lejana. Sus dedos seguían jugando con ella y era insoportable. Chanyeol le soltó las muñecas rápidamente e, incapaz de mantener el equilibrio, _______ cayó sobre él. Acariciándola aún con una mano, él la tumbó en el suelo, que notó duro y frío en la espalda.
—Por favor —repitió.
Y esa vez sintió que se ponía encima de ella. En cualquier otro estado de ánimo, se habría sentido avergonzada por cómo abrió las piernas, cómo lo agarró y gritó cuando la llenó con su miembro y se arqueó contra él hasta que su palpitante necesidad quedó silenciada con un violento orgasmo.
Chanyeol lo alcanzó segundos después, con la boca húmeda y abierta contra su pecho, mientras murmuraba cosas que ______ no pudo comprender. Después, la levantó en brazos como si no pesara nada. Aún con los ojos tapados, apoyó la cabeza sobre su hombro y, para su horror, empezó a llorar.
Sintió que él tensaba los brazos alrededor de su cuerpo y que se movía de prisa por el apartamento. En cuestión de segundos, se encontró tendida en la cama y con los ojos destapados.
—¿Estás bien? —le preguntó.
Su hermoso rostro estaba tenso de inquietud. La besó en la frente levantándole el flequillo para poder pegar la boca a su pálida piel.
—Sí —respondió, intentando recuperar el control de sí misma—. Ha sido tan... intenso.
—Eso es bueno —contestó—. Si no es intenso, ¿para qué hacerlo? Al menos, eso es lo que yo creo.
—No puedo creer que estar físicamente incómodo pueda traducirse en sentirse bien. Es... extraño.
—Pero no tanto, si lo piensas. Tenemos que experimentar el contraste para sentir algo plenamente. Tristeza o felicidad, trabajo o relajación, soledad o conexión con otras personas. ¿Qué es lo uno sin lo otro? No lo sabríamos.
—Sí —respondió ______—. Lo entiendo perfectamente.
La estrechó contra él.—Sabía que lo entenderías

LA BIBLIOTECADonde viven las historias. Descúbrelo ahora