LA BIBLIOTECA CAP XLI

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________ se detuvo al pie de la escalinata de la biblioteca y luego se volvió para despedirse de Chanyeol con la mano. Él bajó la ventanilla del Mercedes y le gritó:
-Te recogeré a las seis.
-Vale -respondió ella y vio cómo el coche negro desaparecía entre el tráfico de la Quinta Avenida.
Su mente flotaba con una euforia que no había experimentado nunca, pero su cuerpo no iba a la par. Le dolía todo, la espalda, los pies, los brazos. El culo. Frente al león de piedra Paciencia -¿o era Entereza?-, se ajustó las sandalias de tacón de tiras y el bolso sobre el hombro, antes de iniciar el largo ascenso hasta la puerta de entrada.
Pasaba del mediodía. Se había despertado con la alarma del teléfono a las siete, había llamado a Sunmi y le había dejado un mensaje diciéndole que no se encontraba bien y que iría un poco más tarde. A continuación, durmió hasta las once. Se despertó sobresaltada, se dio la ducha más rápida de su vida. Luego, Chanyeol le señaló su armario, donde encontró una blusa y una falda de Prada con la etiqueta aún puesta. Se vistió rápidamente y, después, él condujo como un loco para dejarla en la biblioteca antes de la hora del almuerzo.
El vestíbulo de entrada estaba frío y silencioso. _______ inspiró hondo y se dijo que todo iría bien. La gente se ponía enferma. Tenía citas médicas. Entraba más tarde. Subió a toda prisa la escalera central con el candado saltando pesadamente contra su garganta. La puerta del despacho de Sunmi estaba abierta y ésta la vio de inmediato.
-Vaya, mira quién ha decidido levantarse de la cama y honrarnos con su presencia -exclamó.
_______ tragó saliva con fuerza, consciente de que las palabras que su jefa había elegido no eran sólo un latiguillo, sino que eran intencionadas y, por si le quedaba alguna duda, el desprecio de sus ojos azules se la borró.
Sunmi se dio unos golpecitos en el bronceado muslo con la mano izquierda y el enorme diamante del anillo reflejó la luz del techo. _____se descubrió observándolo fascinada.
-Lo siento muchísimo -se disculpó, obligándose a mirarla a los ojos-. No volverá a suceder. Ahora ya estoy aquí y puedo quedarme hasta tarde...
Sunmi le miró el cuello y entonces ella se dio cuenta de que estaba jugando con el candado. De inmediato, bajó la mano.
-Me has decepcionado profundamente -le dijo la mujer con frialdad-. Eras una de las mejores candidatas para el trabajo, pero sin duda no la única. Te contraté no sólo por tu expediente académico y las recomendaciones, sino también porque parecías el tipo de chica que daría prioridad a este trabajo por encima de todo lo demás. Que apreciaría...
-Y lo hago, Sunmi. Lo aprecio. He soñado con este trabajo casi toda mi vida. Estuvo motivándome durante los cuatro años de carrera. Y aunque puede que haya llegado tarde y faltado un día, eso no es indicativo de lo en serio que me tomo mi tarea aquí. He cumplido en el mostrador de préstamos y lo he hecho bien. Estoy comprometida al cien por cien con el premio de ficción. Yo...
-Estás despedida -la interrumpió Sunmi.
_______a miró conmocionada. Algo en el rostro de la otra mujer le dijo lo feliz que se sentía por tener una excusa para despedirla y su sorpresa se convirtió en furia.
-¿Todo esto es realmente por mi trabajo? -preguntó con el rostro encendido y el corazón desbocado-. ¿O tiene que ver con tus sentimientos por Chanyeol?
-Puedes echarle la culpa de esto a lo que quieras. Pero sigues despedida. En cuanto a él, no es un empleado remunerado de esta biblioteca y yo sí. Yo contrato y despido según lo considero conveniente. Si me pones a prueba en esto, lo lamentarás.
Kristal regresó al apartamento a las cuatro de la tarde y se le escapó un pequeño chillido de sorpresa cuando se encontró con ________ sentada en el sofá.
-¿Qué haces en casa? -preguntó.
Tenía las manos tan llenas de bolsas que apenas pudo cerrar la puerta sin tirar algo.
______, a pesar de que había tenido varias horas para procesar el horrendo giro de los acontecimientos, no logró responder a la pregunta de su compañera de piso. Seguía estupefacta. Después de que Sunmi la hubiera despedido, se había quedado tan desconcertada que se había marchado sin recoger los libros que había guardado bajo la mesa ni decirles adiós a Baekhyun o a Margaret.
Al pensar en la anciana se le hizo un nudo en la garganta. Se recordó que ésta se iba de todos modos. Y entonces, en la espiral de derrumbe de su estado de ánimo, pensó en la gala de los Young Lions que tendría lugar al cabo de dos semanas y que ella se perdería.
Todos sus años de esfuerzo en la facultad, estudiando en vez de salir de fiesta, haciendo recuentos de su nota media como si esos números fueran los bloques de construcción de su futuro, soñando con el día en que podría encontrar un puesto en una biblioteca de verdad; los fríos y lluviosos días de marzo, cuando había hecho las entrevistas para la Biblioteca Pública de Nueva York; el perfecto día de abril en que recibió la llamada del departamento de Personal de la misma que le cambió la vida. Todo eso se había ido al garete.
-Me han despedido -le comunicó, con los ojos llenos de lágrimas.
Kristal pareció sorprendida, como correspondía.
-Estás de broma -repuso. Una típica respuesta de Kristal.
Abrió una bolsa de Whole Food y le ofreció una especie de magdalena. ______ negó con la cabeza, tanto a la oferta de comida como a su comentario.
-No, no estoy bromeando.
-¿Por qué? ¿Qué ha pasado? Kristal se dejó caer en el sofá.
_______ no sabía cómo responder a eso. «Oh, me acosté con el ex amante de mi jefa y he llegado tarde a trabajar, en medio de una bruma sexual...»
-Es una larga historia -dijo.
-Te escucho -insistió Kristal.
Sonó su móvil y -algo inusitado en ella- lo ignoró. _______ tomó una profunda inspiración.
-He llegado tarde unas cuantas veces.
Kristal se encogió de hombros.
-¿Y? Esas cosas pasan.
-Y, al parecer, mi jefa y Chanyeol tuvieron...-dejó la frase sin terminar deliberadamente.
-¡No! -exclamó Kristal, inclinándose hacia adelante con los ojos como platos.
-Sí.
-¡No puedo creerlo! Apareciste en mi puerta toda calladita, tímida e inocente. Y ahora, mírate. Vas vestida como para dejar boquiabierto a cualquiera, te estás tirando a uno de los tipos más sexies de Nueva York y tienes más drama en tu vida que nadie a quien yo conozca...
-Creo que te olvidas del tema clave de esta conversación: he perdido mi empleo. Me he quedado sin trabajo. Estoy intentando no dejarme llevar por el pánico, pero me trasladé a Nueva York por ese trabajo. Vivo al día. No sé qué hacer.
-En primer lugar, relájate. Encontrarás otro trabajo. ¿Quieres que llame a unas cuantas personas?
-No... no lo sé. Quiero el trabajo que tenía. He querido ser bibliotecaria desde que tengo uso de razón. Ya sé que a ti te parece insignificante y nada glamuroso pero significa algo para mí.
La expresión de Kristal se suavizó.
-Bien, vale. Si crees que hay algo que yo pueda hacer, dímelo. En cuanto a tu alquiler, no te preocupes por él. Sabes que yo no necesito el dinero. Sólo una compañera de piso para que mis padres puedan engañarse pensando que hará que no me meta en problemas.
______la miró sorprendida.
-Gracias, Kristal. Pero ahora me siento mal por no haber cumplido mi parte del trato, la de mantenerte alejada de problemas.
Su compañera rió.
-Bueno, eso sí sería un trabajo a jornada completa.
-Hablo en serio, pero... gracias. Aunque no aceptaré tu ofrecimiento. Buscaré un trabajo.
-¿Qué ha dicho Chanyeol?
-No se lo he contado aún.
-¿Por qué no? Él podría mover algunos hilos por ti en alguna parte.
No se lo había dicho porque no quería que pareciera que acudía a toda prisa a él cuando se topaba con algún problema. No le importaba mostrarse indefensa en el dormitorio. Pero en la vida real era diferente.
Como si se anticipara a su razonamiento, Kristal añadió:
-Mira, ya capto eso de que no quieres que te vea en un momento de debilidad. Y haces bien en no querer. Pero a ese tipo le importas de verdad. Lo supe la noche que apareció aquí después de vuestra pelea.
_______ asintió.
-Sí, ya sé que le importo. Durante un tiempo, no lo supe seguro, pero ahora sí. Claro que tengo que decírselo y lo haré. Sólo necesitaba asimilarlo yo primero. -Miró su reloj-. De hecho, va a recogerme delante de la biblioteca dentro de una hora. No puedo retrasarlo más.
Cogió su iPhone y marcó su número. Salió directamente el buzón de voz.
-No contesta. Voy a tener que reunirme con él allí. Esperaré fuera delante de los leones.
-¿Los leones?
-Los leones de piedra al pie de la escalinata...
Kristal negó con la cabeza.
-Yo no voy a bibliotecas, _______. Y lo digo en serio.
A pesar de su intención de ocultarse delante de los leones hasta que viera el coche de Chanyeol, el metro la dejó en la biblioteca a las seis menos cuarto y no podía quedarse allí sin hacer nada todo ese rato. Decidió que mientras hablaría con Margaret.
Se había dado cuenta de que no tenía su número de teléfono y dudaba que la mujer utilizara el correo electrónico. Ni siquiera sabía cuándo era su último día de trabajo y eso hizo que pensara, presa del pánico, que quizá no volvería a verla nunca más.
Sabía que era irracional, pero fue ese pensamiento lo que la hizo subir la escalera y entrar en la biblioteca, arriesgándose a encontrarse con Sunmi.
Por un momento tuvo el pensamiento paranoico de que los guardias de seguridad le pedirían que se marchara, pero luego se recordó que aquélla era una institución pública y que no había sido arrestada, sólo la habían despedido. El guardia de seguridad que la saludaba con un gesto de la cabeza cada mañana, probablemente ni lo supiera. Y así fue, porque le dijo hola con la mano cuando atravesó a toda prisa el vestíbulo y subió la escalera hasta el cuarto piso.
_______ pasó junto a la Sala Park y apartó la vista. Si Sunmi hubiera descubierto el desenfreno que había tenido lugar allí dentro, la habría despedido hacía semanas.
La puerta de la Sala de Archivos estaba abierta. _______ llamó para no sobresaltar a su compañera. Cuando no obtuvo respuesta, entró
.-¿Margaret? -llamó de nuevo.
-Aquí.
________ la encontró subida a una escalera alta, colocando o cogiendo un pesado libro de una estantería.
-¡Ten cuidado! Deja que te ayude con eso-exclamó, a la vez que se acercaba corriendo.
La mujer miró hacia abajo.
-¿Qué estás haciendo aquí? Había oído que prácticamente te habían escoltado hasta la calle-dijo con una sonrisa.
________ la miró estupefacta.
-Estoy exagerando, por supuesto -la tranquilizó Margaret-. Pero ya sabes cómo van los rumores. -Bajó despacio de la escalera-. Nunca pensé que vería llegar el día en que alcanzar mis estantes favoritos sería un problema que no compensaría la recompensa -comentó, respirando con dificultad. Se sacudió las manos en el vestido-. Entonces, ¿qué ha pasado, querida?
-Es un desastre -empezó ella, intentando contener las lágrimas que habían estado escapándosele de vez en cuando durante las últimas cinco horas-. Falté un día y luego llegué tarde y... creo que la verdadera razón es que Sunmi está celosa de mi relación con Chanyeol.
Margaret asintió.
-Intenté advertirte.
-Lo sé. Cuando me dijiste lo del colgante.
-Tengo que reconocer que no preví que llegaría a esto.
-No sé qué hacer.
-Si necesitas una recomendación, estaré encantada de darte una. Puede que Sunmi sea tu jefa, pero yo he estado aquí el tiempo suficiente como para poderte abrir unas cuantas puertas. ¿Quizá una organización de alfabetización sin ánimo de lucro?
-Oh, Margaret. Has sido tan maravillosa... -La mujer la rodeó con el brazo y ella respiró profundamente varias veces para calmarse-. ¿Cuándo es tu último día? -le preguntó luego-. Tenía miedo de no poder ponerme en contacto contigo.
-Acabo el viernes de la gala de los Young Lions. Pero ¿por qué pensabas que no podrías contactar conmigo? Siempre puedes encontrarme en Twitter.
-¿En Twitter?
-Sí. O en mi nuevo blog de reseñas de libros.
-¿Has abierto un blog de reseñas de libros?
Margaret asintió y buscó un trozo de papel y un bolígrafo. Apuntó su número de teléfono y se lo dio a ________.
-Te veré pronto. Deja que las cosas se calmen antes de tomar ninguna decisión sobre tu futuro. A veces, es mejor empezar un nuevo capítulo.
-Pero tú has estado en el mismo puesto durante cincuenta años.
-Así es, y si yo puedo afrontar el cambio, tú también -afirmó la mujer con sus brillantes ojos azules y le apretó la mano.
-No es el cambio lo que no puedo afrontar, es el fracaso.
-¿Has fracasado? Sólo el tiempo puede revelar eso. En un año, dos años, cinco, quién sabe cómo verás este momento. Podría ser el punto de inflexión para el resto de tu vida

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