Abba me llevo por un lugar que estaba oscuro.
Luego de la caminata del terror, paramos en frente de una puerta oxidada. Estaba temblando, ¿en qué demonios me estaba metiendo?
La novia controladora de Max abrió la puerta con fuerza, dejándome ver sus perfectas uñas color rojo. Max hizo un ademán para ayudarla, pero Abba lo miró de mala forma, haciendo que sus amigos se rieran de ellos.
Apenas entramos, el lugar me dio mala espina. Se escuchaba música a lo lejos, y las paredes vibraban pareciendo de papel. Seguí a Abba por un pasillo, y luego subimos unas largas escaleras que también estaban terriblemente oxidadas. Al final de ellas llegamos a una puerta mucho más grande, donde había un par de tipos con pinta de matones esperándonos.
Si antes estaba temblando, creo que ahora me iba a hacer pis encima.
—¿Nombre?—pregunto aburrido uno, mientras veía su lista. Trague en seco, tratando de no parecer nerviosa.
—Abba Williams, mira soy la primera.—dijo señalando la lista del hombre con pinta de mafioso.—Además de que me conoces desde hace dos años, Rob. ¿Para que mierda sigues preguntándome quien soy?—gritó con voz chillona, dejándome sorprendida.
—Hay reglas que seguir, Abba Williams.—dijo en tono serio, haciendo que Abba rodeará los ojos y Max bufara.—¿Grupo?
—Demonios.—murmuró Abba tocándose la frente. Ella seguía sosteniendo mi mano.—Somos de la X. Eso lo sabes también. Eras uno de nosotros, ¿lo recuerdas?
El tipo levanto la mirada con ojos cansados, y vio a Abba con cara de pocos amigos.
—No, trató de no hacerlo.—dijo escribiendo algo en la lista.—Pueden pasar.
—Gracias.—contesto Abba sarcásticamente. Ya todos estaban caminando a la entrada, cuando el guardia nos paro de repente.
—Esperen, no termine.—Dijo con voz gruesa, haciéndome temblar de terror, otra vez.—Pueden pasar, pero si me explican quien mierda es ella.—me señaló. El tipo grande y feo me señaló haciendo que mis piernas se conviertan en gelatina.
El grupo entero me miró por unos segundos expectante, quizás pensando que decir. Luego miraron a Max enojados, sabiendo que la había cagado ayudándome, o mejor dicho, llevando a su prima lejana a donde ellos.
—Es una novata, es amiga mía.—Dijo Abba adelantándose a todo y todos. Era audaz, se notaba a kilómetros. El tipo me inspeccionó detalladamente, y me volvió a señalar.
—Dime el nombre de tu grupo, entonces. Y quiero que me lo diga ella, no tu Abba.—Dijo levantando la voz, sonando autoritario. Creo que ya se porque se dedica a esto, es muy bueno asustando personas.
Estaba jodida, digo, ¿como voy a saber yo como se llama su grupo secreto? por algo es secreto, para que personas como yo no sepan que es. A demás, ¿de que mierda va todo esto? Espero que nada que me pueda meter en problemas.
Bien, Gracie, respira hondo y piensa.
Es una palabra. Una palabra corta, porque debe ser fácil para memorizar. Y empieza con X, como ¿xilófono? ¿xenón? No, esas palabras son estupidas.
Comencé a sudar, y recorrí todo el lugar con mis ojos, fingiendo estar ofendida con el hombre.
Sentí un apretón en mi mano, y baje la mirada al fuerte agarre de Abba. De repente vi algo. Algo en su muñeca. Era un tatuaje, uno pequeño pero distinguible para el que quería verlo. Leí con atención las pequeñas letras que formaban la palabra: Xenix.
Mi cerebro hizo un click.
Xenix: palabra corta, nombre extraño, empieza con X y termina con X.

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El Chico del Tren
Genç KurguGrace Sanderson solo tenía que hacer una cosa: tomar el tren. Solo tenía que subirse en el y bajarse en la estación donde quedaba su respectiva escuela. Solo tenía que sentarse en el maldito asiento, cerrar los ojos y escuchar música para pasar el r...