¡Hola! ¿Cómo están?
Sonará tonto pero yo me emociono con mis propios capítulos, no sólo por lo que sucede en ellos si no por cómo reaccionaran ustedes (qué eso es lo más lindo).
Por ejemplo: ¡No supero que se hallan besado en el capítulo anterior! ¡YoonGi y Jimin están vivos! etc, etc.
Espero disfruten el capítulo de hoy ¡los amo!
¡Gracias por leer!❤
POV NAMJOON
— No puedes darme esto— no podía ser. — Esto sólo se transfiere... cuando mueres.
Él sonrió un poco.
— Papá...
Sentí dos presencias similares acercarse. Eran dos alfas de olores casi idénticos.
— Esperamos no interrumpir —sonrió una de las dos chicas.
Sus semblantes eran inocentes, pero tan obvio que ocultaban algo.
— Los estábamos buscando —dijo la otra.
— Vete Namjoon —ordeno mi padre con su voz de mando.
La ansiedad y adrenalina se mezclaban en el aire.
Mire en el cuello de ambas mujeres. Una de ellas llevaba la piedra de su padre, mientras la otra llevaba la piedra del sur.
No podía ser... que ellas...
— Namjoon dije que te fueras ¡ahora!
Las muchachas comenzaron a reír.
— Creo que sí interrumpimos hermana.
— Lo que sea que hacían ahora va a terminar.
Una de ellas desenfundo su espada, el filo del acero produjo aquel sonido inigualable al ser desenvainado y brillo con la tenue luz de la ahora luna que anochecía el cielo.
La otra de su espalda saco una espada más pequeña y ligera, con una hoja curvilínea como el caminar de una serpiente.
— Corre hijo —pronuncio mi padre.
Hijo, dijo cómo nunca antes le había oído. Lleno de orgullo y valor.
Y luego de transformo en el gran lobo que era y ataco a las mellizas Park. La pelea comenzó con la joven que poseía la espada mientras que la segunda corrió hacia mí.
Mis pies se movieron en segundos en reacción a la adrenalida y me movi a la densidad del bosque perdiéndola entre los árboles. Pero ella podía oler mi rastro.
Salto desde un costado y me enfrento directamente.
Alfa contra alfa.
Saque un pequeño cuchillo y me dispuse a dar pelea.
Sus movimientos eran rápidos y ligeros, mientras que los míos eran bruscos y fuertes. Cada que ambos chocábamos los filos de acero un eco se producía en el bosque y sentía sus brazos vibrar contra mi fuerza.
Ganaría era seguro.
Un rápido movimiento de mi cuchillo a su cuello logro arrancar el collar que llevaba puesto y dejar un pequeño hilo inofensivo en su tersa piel.
