¡Hola!
Perdón por tardar tanto, estaba de mini vacaciones :3
¡Los extrañé mucho!
Espero les guste ❤ Los amo.
POV JUNGKOOK
— Conoces estos caminos mejor que nadie —dijo el alfa— Guíanos.
Habíamos esperado días a que la situación se calmase, sí pasábamos un poco más de tiempo juntos nos mataríamos entre nosotros mismos.
Los alfas entre ellos no se llevaban mal, no estoy diciendo eso, pero era demasiado obvio que cuando se trataba de territorios eran posesivos y agresivos.
El grupo de salvajes eran tranquilos, reían entre ellos y de por sí no hablan mucho con el resto. Por su parte Jimin y YoonGi discutían todo el tiempo, a veces ni siquiera sabíamos por qué y ellos ya estaban gritando.
Me sorprendía Jimin, lo odie en un comienzo por muchas obvias razones. La primera vez que lo ví yo era prisionero y él estaba junto a Taehyung. Junto a mi alfa.
Lo poco de Jimin que sabía lo sabía por Taehyung, y según él Jimin había cambiado lo suficiente —Como para ir en contra de sus hermanas—dijo.
Sus hermanas. Dos alfas que como contaba Namjoon habían asesinado a su propio padre y al padre de Namjoon y Tae. No eran mujeres a subestimar y eso estaba claro.
Namjoon se veía abatido, en sus ojos podías ver marcadas ojeras y la tristeza plasmada como si fuese una cicatriz de por vida. No se separaba de Jin, y a pocos ellos dejaban acercarse.
Yo era uno de esos pocos.
— ¿Cómo estas hoy? —Él me observó cuando me acerqué hasta su lado, sentándome en un tronco.
El anochecer venía, viajaríamos de noche por que era más seguro. Tomaríamos caminos separados a partir de esto.
— Estoy cansado de que todos me pregunten lo mismo —dijo en un tono triste y frustrado.
— Nos preocupamos por ti.
— No soy tan débil, pasé por muchas cosas —suspiro— pasaré por esto también.
— Lo sé— Tome su mano con suavidad, era sincero, no era lastima; para nada, era él cariño que se había generado con el tiempo.
Jin me dedico una sonrisa tenue observando mi mano sobre la suya y entrelazo nuestros dedos, mirando ahora como los últimos rayos del sol nos abandonaban.
— Quiero pensar que toda la sangre que se derramó y se derramará servirá para un nuevo comienzo. —Aquello sonaba a una plegaria— Uno feliz.
Observé junto al igual que él el cielo, las estrellas comenzaban a brillar tenuemente y nuestras palabras se volvían un aliento helado haciendo una cortina traslucida de vapor.
En el sur el frío llegaba tan rápido. Extrañaba los escalofríos como una corriente que ejecutaba todo mi cuerpo, los días cortos, las noches en penumbra.
