¡Hola!
Buenas nuevas. Pareció una eternidad estar sin actualizar, lo lamento mucho :c
Ni siquiera he dormido hoy la facultad me come, me mastica y me escupe :'v
Espero les guste el capítulo, puede que en unas horas publique otro ;)
(no prometo nada jejox)
Los amo, gracias por leer❤
POV YOONGI
Empuñe con fuerza un oxidado cuchillo y no dudaría en usarlo si era necesario. Y realmente parecía necesario.
Mi lobo gritaba qué este era mi territorio, mi lugar, mi omega. Y mi olor se esparcía con fuerza queriendo marcar el aire, al igual que su olor a alfa golpeaba mi narices con fuerza.
Ellos olían pelicular, como nada que antes hubiese olfateado. Pero a su vez aquel aroma me era familiar de algún modo.
Como si no oliera a enemigo.
Eran dos alfas y dos omegas y claramente quien estaba frente a mí era su líder.
Comenzó a avanzar hacia mí y yo imite el gesto sin dejarme intimidar ante él, aunque obviamente en cuestión de anatomía era más alta y lucia más fornido.
Su rostro no me decía nada, me observo desde su altura y juraba que estaba a un paso más de luchar hasta que abrió la boca.
— No venimos a pelear— balbuceo fuerte y claro.
Sentí como aquella palabras hicieron a Jimin volver a respirar lanzando un gran suspiro. Pero yo aún no confiaba.
— No peleamos con los nuestros — dijo y no comprendí.
Quito su vista de mí, que había estado analizándome desde el primer segundo y viajo directo a Jimin.
¡No! — gritamos con mi lobo.
Él no podía siquiera verlo.
— Él no es de los nuestros— dijo.
¿Nuestros?
Me hizo a un lado rodeándome con sus pasos y camino hacia mi omega.
Me quedé estupefacto y Jimin temblaba bajo la mirada de ese otro alfa, pero él no le estaba amenazando ni mucho menos, aun así me encontré en segundos analizando su anatomía de mi propiedad cuando sus narices comenzaron a oler a Jimin más de cerca.
— Es un Park —dijo girando, mirando a sus acompañantes.
¿Cómo?
¿Cómo él?
— ¡¿Cómo mierda sabes eso?! —grite molesto llamando de nuevo su atención.
Su rostro me miro serio y sin expresión.
Mis defensas estaban altas y usaba mi voz de dominio, no podía controlarme.
El me sonrió y eso fue extraño.
— Somos salvajes — dijo una omega— Pero seguro ya lo habrás notado.
De las dos omegas que había sólo se distinguían por sus colores de cabellos. Mientras una era morocha y aparentaba ser una loba más coqueta la otra era de cabellos más castaños claros y parecía tranquila y apacigüe.
