Bee Beam. (2Moons The Series)

La razón (2/2)

No les había importado que estuvieran en la sala de estar, ni que tampoco las luces estuvieran encendidas o que las paredes fueran casi como ventanas abiertas, pues todas eran como enormes ventanales de vidrio trasparente. 

Beam se encontraba sobre el enorme sofá color crema con Forth encima suyo, los dos estaban desnudos y su cuerpo estaba lleno de saliva, sudor y amor a ese punto. Las posiciones cambiaron y ahora el que se encontraba arriba era el pequeño mientras se autopenetraba, Forth no podía dejar de ver tanto belleza. 

Beam paseó sus manos por el enorme pecho del mayor mientras que se movía con más fuerza intentando no desplomarse, sus sentidos se veían alertados por ese adonis que estaba bajo suyo, que lo miraba con tal adoración que no creía que ese momento fuese real. Empujó su cabeza hacía abajo para besarle la boca y Forth tomó esto como una gran ventaja y lo puso bajo suyo, mientras cubría todo su cuerpo con el de él mismo. El pequeño pasó sus manos por la espalda del más grande y empezó a arañarle demasiado fuerte a medida que las embestidas subían de tono y con sus ojos aún sobre los de Forth. Fue casi deleitante ver su cara de placer junto con ese gemido grueso que salió de su boca al momento de venirse. 

Terminaron exhaustos luego de hacer el amor de esa manera, sin duda esa vez había sido más especial que las otras y ahora, se encontraba acostado en el sofá con una manta encima y aún desnudo, pues Forth le había prohibido rotundamente que tuviese ropa mientras estuvieran ahí. Las luces habían sido apagadas y ahora varías velas de color azul sobre ceniceros negros, decoraban varios lugares de la sala, dejandole una pequeña luz en la penumbra. 

-¿En dónde estabas?- Susurró viendo el cuerpo desnudo de Forth moverse hacía él. 

No le respondió y solo se dedicó a mirarlo. Se sentó a un extremo del sillón y sacó el papel, era la hora. 

Empezó a leerla sin decirle o darle alguna explicación, pues eso estaba demás. Beam sabía que era para él, su corazón se lo decía. 

-"Citaría tus ojos en miles de poemas en los que siempre escribiré con un romanticismo melancólico y mi corazón dice hoy, que estaría dispuesto a besarte en los miedos si fuese necesario, aunque las tormentas nos alcancen y la realidad nos dé una bofetada. Porque encontrarme en otra boca no fue fácil, pero cuando te besé, me llené los ojos de amor porque la limerencia siempre fue como un impacto al corazón que no creí posible y que sin embargo cuando te miro, pasa, sucede muy dentro de mí. Dibujaría tu rostro en el vidrio empañado de la ducha solo para proclamarle a mi corazón que te tiene enjaulado allí adentro, en una habitación sin ventanas ni puertas en algún lugar de mi memoria y eso es simplemente extasiante. Creo que podría pasar todo el día oliéndote, porque al fin y al cabo, eso es como un recordatorio de que siempre he creído que te pertenezco aunque tú nunca lo has sabido y yo he difamado eso... Pero lo que sí puedo decir y afirmar sin espacios ni lugar a dudas, es que me trastornaste las feromonas y por eso ninguna boca se va a sentir ni palpar como la tuya, porque tu cintura siempre sabrá ahuecar cada uno de mis dedos y no será necesario que tenga mis ojos abiertos porque con tan solo sentirte respirar sabré que eres tú.

Quería disculparme por no haber notado todo lo que tu pecho aguardaba por mí, aunque es maravilloso que las cosas hayan sucedido de esta manera. Solo quisiera saber si tu aún quieres y deseas tenerme a tu lado, porque sin duda yo te quiero al mío, aunque no pueda dibujar con mi saliva en cada instancia de tu cuerpo. Déjame quererte bajo cada circunstancia que el futuro nos depare, porque es lo que mi alma necesita para estar bien."

Despegó la carta después de terminar de leer, lo cual solo duró algunos segundos. Levantó la vista y los ojos de Beam lo recibieron de una manera muy peculiar, llenos de algo que él no sabía descifrar pero que se sentía bien. Estaban llenos de lagrimas y brillaban ante esa vaga oscuridad que los abrazaba.