Y la persona indicada llegó.

7.2K 378 128
                                    


Beam no paraba de morderse la mejilla interna, estaba tan nervioso que quería arrancarse el cuero cabelludo, pero obvio no iba hacer tal ridiculez, menos con Forth en frente, aunque él estaba demasiado ocupada recibiendo una llamada de su trabajo como para notar aquello.

-¿Ya ordenaste?- El mayor lo observó expectante mientras tomaba asiento a su lado.

-Quería esperarte- Le respondió Beam no queriendo ser demasiado obvio.

Forth le regaló la mejor sonrisa del mundo, mostrando esas perlas que tenía por dientes, todos tan bien filados y limpios.

El lugar al que habían ido, era algo así como un café-bar que se encontraba algo alejado de la ciudad. Tenía un estilo muy tranquilo y de antaño, algo demasiado diferente a lo que Beam conocía y Forth se sentía dichoso por eso.

-¿Qué desean ordenar?- Una chica rubia, con demasiado maquillaje en su rostro y enormes bubis se acercó a ellos. Beam se molestó de inmediato, pues aquella camarera no sacaba sus enormes y maquillados ojos de Forth.

-Para mí sólo un Express con Amaretto y para el señorito acá presente...- Forth levantó sus ojos de la cartilla para mirarlo.

-Una Señorita Taylor -Le dedicó la sonrisa más falsa a esa estúpida.

-Los tendré acá en un momento- No se largó sin antes darle un par de guiños a Forth, quién aún no se daba cuenta de su sección de coqueteo o sólo lo ignoraba. Maldita mujerzuela.

Beam la siguió con la mirada y una ceja alzada. ¿Quién se creía esa? Fue inevitable no rodar los ojos con demasiado fastidio.

-Tan insinuante- Soltó aquel comentario pensando en voz alta, sin darse cuenta que aún P'Forth estaba a su lado.

-Ni que lo digas- Rió a su lado.

-¡Y tu eres un maldito experto para lidiar con coqueteos! -El chico abeja lo empujó mientras reía.

-Años de practica. Pero no creo que pueda resistirme a los tuyos- El susurró Forth muy cerca al espacio que había entre su oreja y hombro. Ahí en donde había besado miles de veces unas horas atrás cuando estaban en ese estado tan deplorable de pasión el uno por el otro.

Beam se sonrojó hasta la médula, pues no entendía nada. Siempre había sido muy reservado, y su vida de cuatro años para acá se había limitado a sus estudios y trabajo, nada de relaciones extracurriculares, ni tampoco toqueteos en otro cuerpo, ni sexo y esa rutina tan aburrida se había roto de pronto, rota por Forth. A quien no esperó ver por mucho tiempo y del cual había estado enamorado siempre.

-¿Por qué se supone que soy inmune a ello? -Retuvo un suspiro en su garganta mientras jugaba con la servilleta que tenía en mano.

-No creo que sea capaz de resistirme después de lo que sucedió ayer, chico abeja- Le susurró Forth muy cerca aún.

-¿Chico abeja?

-Es por tu nombre. Es muy similar a Abeja en inglés- Era tan jocoso. Le encantaba.

La cita continuó así, demasiado bien. Aunque habían varias cuestiones que le preocupaban a Beam, ¿Que proseguía luego de tener sexo e ir a beber un café? No quería ser el juego ni el rato de nadie y mucho menos de Forth, porque sabía de antemano que estaría vuelto mierda.

Cuando estaba a medias de su Señorita Taylor, mientras escuchaba como Forth le daba su humilde apreciación sobre algunas cintas cinematográficas americanas, las cosas tomaron un rumbo inesperado, pues sintió como una mano le tocó el hombro y fue imposible no reconocer ese par de nudillos rosáceos.

Bee Beam. (2Moons The Series)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora