Florecer.

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Había pasado un mes y dos semanas ya. Eran exactamente las tres de la mañana y sabía que ese momento sería totalmente memorable en su cabeza y casi como si la vida le dijese que ese era el momento exacto en el que las cosas iban a cambiar, las contracciones comenzaron. 

Miró la espalda de Forth y puso una mano sobre su panza aguantando un grito. Al parecer aquello se avecinaba, eso en lo que había pensando por varios meses y siempre le entraba un terrible pánico. Su hija estaba a punto de nacer. 

-F-forth -Su voz salió transformada en un hilo. Movió su mano temblorosa hasta el hombro de su novio y lo sacudió como pudo. 

Éste respondió casi al instante. Se volteó y con sus ojos entrecerrados los observó. Beam tragó nervioso y gimió lleno de miedo, entonces Forth lo supo. Abrió sus ojos de sorpresa y llevó una mano hasta la enorme panza de su novio. Estaba dura y eso solo podía significar algo. Venus iba a nacer. Se puso de pie rápidamente y tomó el maletín entre sus manos, ese que por suerte él y Beam habían decidido preparar por si este tipo de situación se presentaban. 

Caminó hasta la cama y cargó a su novio al estilo princesa. Corrió hasta la entrada y lo subió en el auto. Tenía los nervios a flor de piel, porque deseaba que todo saliera bien. Él no sabía de donde había salido ese lado tan paternal, no sabía porque ese lado no había existido antes de Beam y ahora él pensaba que la vida no sería nada luego de su novio, en ese lapso de tiempo que estuvo conduciendo en el auto, pudo apreciar bien las cosas y darse cuenta de que quería estar toda la vida con ese hombre que tenía al lado. Lo tendría siempre entre sus brazos, así tuviera que luchar contra el viento y la marea. 


Llegó al hospital y subió a Beam en una silla de cuatro ruedas. Un doctor llegó hasta ellos y en cuestión de segundos, su novio ya estaba en el quirófano siendo atendido. 

Beam gimió al sentir el espasmo venir, aquel que duraba entre quince y veinte minutos. Se subió sobre la cama del hospital y atendió las indicaciones al pie de la letra, obviamente, dejándose guiar por sus conocimientos en medicina. 

Jamie entró apurado al quirófano mirándolo con preocupación. Cruzaron algunas palabras y este hizo que Beam se acostara mirando hacía a un lado, para levantar la bata de hospital que se le había puesto, le ordenó que contrajera su estómago y aplicó la epidural en la parte baja de la espalda y de pronto, dejó de sentir las famosas contracciones para relajarse. 

-Dentro de cinco minutos estaremos realizando la cesárea. Le diré a Forth que entre, suerte -Le sonrió de manera preocupado y salió. 

Él solo asintió y cerró los ojos para intentar relajarse. Escuchó los pasos de Forth aproximarse hacía él y luego una mano ajena en su vientre y la otra en su cabello. 

-¿Qué tal te sientes, cariño? -Beam sonrió al percibir la preocupación. 

-Tranquilo, necesito que tú también lo estés. Estaremos bien -Giró la cabeza hacía la mano que acariciaba su mejilla izquierda y dejó un beso. 

Forth le sonrió y estuvo con él algunos minutos. Luego el equipo de doctores entró a la sala de parto y él tuvo que salir. La acción había empezado. 

Solo pudo escuchar como hablaban sobre la dichosa anestesia y pufff. El mundo se hizo negro, pero su mente no se durmió, solo su cuerpo por lo que nadó mucho en sus recuerdos y entró a esa puerta, a ese día en donde estaba en el bar. Aún recordaba ese día con amor, Kit lo había invitado para ir a un Pub nuevo de la ciudad, para relajarse y estar con sus compañeros de la facultad de medicina, por lo que él aceptó gustoso. No sabría describir como fue volver a ver a Forth, algo exquisito sin duda. Lo primero que reconoció fue esa sonrisa que se mezclaba con las luces neones del lugar, sus movimientos tan naturales como siempre, porque eso era lo que más desataba en el hombre. Una naturalidad propia, excitante. 

Bee Beam. (2Moons The Series)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora