Encuentro.

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Beam se encontraba en el hospital comiendo  junto con Guideon y Jamie. Al parecer ellos se estaban empezando a llevar "Mejor" Y a el embarazado nadie podía engañarle, él sabía perfectamente que esos dos se traían algo entre manos. 

Su mañana iba realmente bien, pero no sabía que un pequeño detalle (Y no tan pequeño para Beam) iba a arruinar su mañana. 

-Mirna, ¿Para que me llamas? -Intentó mantener la compostura, pero se dio cuenta de que no reflejaba eso al sentir la mirada intuitiva de Jamie sobre él. 

-¿Qué acaso no puedo llamar a mi propio hijo? -Cuanto odiaba ese tono de superioridad arrogante. 

-Sólo preguntaba porque no acostumbras hacerlo. Deberías recordar que ya no soy tu hijo.-

-Hijo por favor... - Beam rió estircamente. 

-No necesito un teatro. Dime que necesitas. 

-Vamos almorzar. No puedes negarte, aún soy tu madre. 

-Como sea -Rodó los ojos -A las doce, en el restaurante que está cerca del hospital. No pienso esperarte -Colgó.

Miró su celular un poco dudoso, ¿Sí era bueno ver a su madre, sobretodo cuando se encontraba en esas consecuencias con su embarazo? Sabía que esa mujer que decía ser su madre pero no actuaba como tal, sufría de una gran soberbia con sus aires de ser superior a todo. 

-¿Sucede algo? -Preguntó el corpulento rubio. 

-No es nada chicos, debo alistarme para mi hora del almuerzo. Saldré a comer. Nos vemos más tarde, cuídense -Les dio una sonrisa para que se tranquilizaran y salió por la puerta de la cafetería. 

Mientras caminaba por los pasillos y saludaba a muchas personas, sacó su celular y le mandó un mensaje a su novio para contarle lo que había sucedido. Obviamente Forth le respondió que debería ir, porque era su madre y no podía seguir huyendo de las cosas, tenía razón.  Beam creía hasta hace poco que podía librarse de ellos con tan solo irse a vivir a un departamento y mantenerse por sí mismo, pero lo cierto era que el peso no se había hecho más liviano, todo lo contrario, cada día pesaba más y esa molestia no podía ignorarla siempre. 

Así que decidió ir, aunque se sintiese increíblemente nervioso al pisar el pavimento de la calle, caminar por la acera y esperar a que el semáforo se pusiera en rojo para el poder proseguir su camino hasta abrir esa puerta giratoria y ver la negra y espesa melena de su madre caer. Caminó hacía ella con paso lento como si los pies le pesaran de un momento a otro. 

-¿Qué tal, Mirna? -La había dejado de llamar mamá desde que tenía dieciocho y se fue de su casa. 

-¿Por qué no me llamas mamá? -Le sonrió mientras tomaba un poco de su vino. 

-Te he llamado así por más de tres años ¿Y apenas vienes a pedirme eso? -Empujó la silla hacía atrás y se sentó frente a ella. 

-Siempre tan huraño, no cambias -Le reprochó. 

-Bueno, me parezco a ti ¿No? -Sonrió con arrogancia. 

-¿Por qué no me dijiste que estabas embarazado? -Preguntó la elegante señora mirándolo a los ojos. 

-¿Debía hacerlo? Creo que me quedó demasiado claro que papá y tú no querían saber nada de mi, así que... No encontré el motivo para llamar. 

Las pupilas de Mirna se expandieron al ver su enorme barriga y sus lagrimales se llenaron de agua. Sabía que había cometido un gran error junto con su esposo debido a la crianza y trato hacía su hijo menor, peor ahora se arrepentía y de pronto quería reincorporarse a su vida como si nada hubiese pasado, ella sabía que las cosas no eran tan fáciles porque sabían que Beam era igual de audaz y frío cuando se lo proponía, al igual que ella. 

Bee Beam. (2Moons The Series)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora