Amor Ágape.

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Las ojeras se habían vuelto parte de su cara. Ahora comprendía a la perfección cuando Beam le decía que estar embarazado era algo duro. No lo malinterpreten, se sentía feliz, demasiado diría él pero su estomago ya pesaba, su bebé no dejaba de moverse en las noches por lo que su tiempo de sueño se había traducido a tres horas como mínimo, aquello no era para menos, tenía a dos personitas viviendo en su panza, ¿Qué más quería? Pero apartando esas situaciones que le resultaban molestas, estar embarazado era como entender el valor del amor, porque bien el amaba demasiado a Ming, era su todo. Pero ahora conocía otra clase de amor, algo nuevo y mucho más puro, lúcido, suponía que así se sentían todos los padres. Un amor ágape.

Sonrió al ver a Ming entrar por la puerta. Apenas llegaba de su trabajo y se veía bastante estresado. Desató su corbata bruscamente y rodó los ojos. Dejó las llaves sobre la isla y cuando su mirada se posó en él, el día parecía sonreirle. Le regaló una sonrisa y caminó hasta el sofá en donde permanecía acostado. 

-¿Me extrañaste, Kitty? -Le susurró al oído mientras rodeaba su enorme panza. 

Escuchó la risa de su prometido y luego sus labios fueron atacados. Esa era la mejor parte de su vida, junto con las mañanas antes de ir al trabajo. Kit siempre se despertaba antes que él y le daba los mejores buenos días, luego de una ardiente sección de besos, él debía ir a su ajetreado trabajo, el cual le resultaba algo engorroso, porque Ming no era malhumorado, pero cuando debía serlo, el diablo se sentaba a observar y aprender. Luego llegaba a su casa o en algunas ocasiones recogía a Kit en su trabajo. 

-¿Qué tal te fue hoy, tesoro? -Desató su corbata mientras le sonreía a su novio. 

-Ya sabes, demasiado que hacer. ¿Y a ti en el hospital? -Respondió metiendo su mano por la camiseta holgada del chico para palpar su enorme estomago. 

-Tres fracturas, una quemadura en segundo grado y una puñalada por asalto. Fue relajado -Ming rió al escuchar eso, ¿Cómo podría definir aquello como "relajado"? Al fin y al cabo Kit estaba acostumbrado a cosas de más presión. 

-Bastante diría yo -Kit le sonrió divertido y luego lo besó. 

Ming suspiró y cerró sus ojos. Tomó las caderas de su hombre y lo acercó más a él, bajando por su espalda y terminando en su trasero, apretando esas protuberancias y sintiendo la suave piel a través de la sudadera que llevaba ese día Kit, aunque su enorme barriga impedía ese trabajo, el cual antes se veía fácil pero ahora era arduo. 

Él estaba de verdad emocionado por ser padre, hasta debía admitir que había leído a escondidas esas revistas de auto-ayuda sobre el tema, debía estar preparado, así que no podían culparlo, ya que quería ser el mejor padre del mundo y al ser primerizo la información era algo nula. 

Miró a el de cabellos marrón moverse en la cocina con cierta dificultad. Ming vivía sus constantes antojos y los de Kit si que eran raros, pero no debía decirle nada al respecto, porque aunque su novio se comportara como la persona más dulce, siempre había tenido un carácter de mierda y ahora, estando embarazado eso había no se había aminorado, todo lo contrario. Su temperamento se había vuelto ácido. Le sonrió cuando vio que se dirigía hacía él con un plato de pepinillos en una mano y en la otra llevaba un enorme bote de helado de vainilla. 

-¿Quieres? -Le ofreció el embarazado mientras embadurnaba un pepinillo de helado. 

-Oh no, gracias cariño. Estoy bien así -Sonrió apenado. 

Kit levantó sus hombros y se acostó sobre el hombro de Ming mientras comía y veía la tele. 

-¿Qué crees que serán? -Lanzó esa pregunta al aire sin despegar sus ojos de la TV.

Bee Beam. (2Moons The Series)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora