La hija de mi sirvienta

Tomás

Tomás había sido mi primer amor, mi primera ilusión, mi primer todo. Anteriormente había pasado tantas noches esperando un mensaje o una llamada suya pero eso en ese entonces nunca ocurrió, y ahora estaba aquí, en mi casa.

¿Sentía aún algo por él?

---Toma asiento.
Le indiqué al encontrarnos en el salón principal.

---Claro, gracias.
Lo vi sentarse cómodamente e imite su acción quedando frente a él.

Carraspee al notar que no hablaba, se había quedado observandome meticulosamente.

---¿Y bien? ¿De qué quieres hablar?
Levanté la mirada para observarlo y encararlo.

Tomás suspiró pesadamente, parecía pensar mucho lo que iba a decir.

---Es que te juro que no se por donde empezar...yo---cerró los ojos un par de segundos pero al abrirlos nuevamente se acercó a mi y me tomó de las manos---aún me pasan cosas contigo...nunca he podido olvidarte.

Había pasado más de un año desde la última vez que nos vimos, que fue cuando terminamos la relación, bueno más bien él terminó conmigo, no le guardaba rencor por aquello pero debía admitir que me había dolido muchísimo. Lucía siempre decía que yo nunca había vuelto a ser la misma después de nuestra ruptura.

---¿No te parece que es como un poquitin tarde para decirme eso?

Solté mis manos de las suyas con desagrado.

---Solo dime algo y se sincera al responderme por favor.

Moví mi cabeza en señal de afirmación.

---¿Aún sientes algo por mi?

Esa era la misma pregunta que me había planteado hace un par de minutos atrás.

---No lo sé, tal vez siento nostalgia al verte nuevamente, pero más allá de eso, creo que nada más.

Su rostro se descompuso notablemente.

---Entiendo, bueno creo que no hay nada más que decir.

Sonrío con amargura y se puso de pie, yo hice lo mismo.

---Si, es lo mejor.

Wow, nunca pensé que pudiera alguna vez decirle eso, por un par de segundos me sentí bien conmigo mismo porque al parecer lo había superado por completo.

---Quiero que sepas que me arrepiento de haber terminado nuestra relación, fui un idiota al dejarte ir porque para mi tu eres perfecta, es por eso que voy a extrañarte para siempre.

Me dio un beso en la mejilla y se fue pero yo lo segui hasta llegar a la puerta principal, lo vi caminar hasta que desapareció de mi campo visual.

Adiós Tomás dije casi susurrando.

Subí a mi habitación para sin darme cuenta quedarme dormida.

---Eres un miedoso Tomás, no quisiste subir a la montaña rusa.

---Sí subo, lo más probable es que me de un infarto ahí arriba.

---Esta bien, esta bien, solo caminemos un poco.

---De acuerdo.

---¿Por qué te detienes?

---Sofía debo irme, ven abrázame.