♞Sagitario x Ayato♞

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Mi mente seguía sin poder asimiliar la información que recibía de aquellas extrañas personas. Si esque podía considerarlas "personas".

-Bueno Chichinashi, ¿te acompaño a tu nuevo cuarto?- dijo el pelirrojo acercándose a mí.

-No gracias, ya puedo yo sola...

-Oh vamos, no irás a rechazar una de las grandes ofertas de Ore-Sama, ¿verdad?

-Pues lamentablemente sí.

Agarré con desprecio mis maletas, dejando a Ayato y sus hermanos solos en el salón principal. Comencé a subir las escaleras, luego me dispuse a seguir los pasillos; pero en un momento de vacilo, me di cuenta de que no sabía ni a dónde iba. Entonces recapacité sobre mi respuesta ante el quinto Sakamaki y maldecí mis propias palabras.
Pasé unos 20 minutos dando vueltas sin rumbo, hasta que llegué a la conclusión de entrar a cualquier habitación y tirar todo por la borda. Abrí una de las puertas, solté mis maletas sin mirar y dije: "Pues aquí me quedo".
Pocas milésimas de segundos después, me arrepentí de aquella frase.

-Así que la dama desea quedarse con el gran yo, eh...- susurró Ayato con una pícara sonrisa en su fino rostro.

-Esto... No sabía que... Osea la habitación... Yo...

-No hace falta que lo escondas Chichinashi. Tienes suerte de que no me niegue a dejarte pasar un tiempo en mi preciosa morada- respondió de manera majestuosa.

-No es como si quisiera estar contigo, fue por error.

-Me importan un rábano tus excusas. Ahora solo tengo ganas de comer.

-Y a mí qué me cuentas.

-Pues esto- comentó antes de abalanzarse sobre mi cuerpo y clavar salvajemente sus colmillos en mi piel.
Me estremecí debido a su gesto, pero no me aparté, mi orgullo impedía que dejara de estar al margen.

-Si estás con Ore-Sama, aprenderás unas cuantas normas: 1-Eres mía, cualquiera que intente hacerte algo, se las verá conmigo.
2- Cada vez que tenga hambre, me entregarás tu cuerpo.
3- Más que una norma, esto será una advertencia: Da por hecho que haré de tus días un completo paraíso.

Iba a mirarle de frente, pero de repente, sus labios se juntaron con los míos. Después de separarlos, me susurró al oído: "Hoy entrenaré personalmente cada parte de ti para que estés a la altura del gran Ore-Sama". Y sin nada más que añadir, volvió a clavar sus afilados colmillos sobre mi fina y transparente piel.

♊DL One-Shots♊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora