=Leo x Karl Heinz=

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Dedicado a: CRHISTA__SAKAMAKI

Con un gran corte en el brazo, me dirigí con una compañera hacia la enfermería. Gotas de sangre caían al suelo y podía oír cómo los profesores salían de las aulas, alarmados por los gritos de mi acompañante. Cuando alcancé la enfermería, un hombre alto, con gafas y pelo largo me atendió y me ordenó tomar asiento en la camilla. 

-¿Cómo te llamas?- Preguntó, con una sonrisa.

-(T/n).

-Muy bien, (T/n), déjame decirte que la herida es un tanto preocupante.

-Confío pues, en usted, doc.- Bromeé, con una sonrisa.

Se limitó a mirarme, sin decir nada. Entonces susurró algo que entendí como "Eres una chica fuerte, ¿eh?".

-¿Perdón?- Dije, confusa.

-Nada, estaba hablando conmigo mismo, no lo tengas en cuenta.- Rió, cogiendo betadine y gasas estériles.- Creo que será más fácil para ti si te recuestas un poco, no quiero que te marees.

Asentí y le hice caso. Observé cómo limpiaba la sangre con cuidado de no hacerme mucho daño. Luego, me indicó una anestesia para que recargara fuerzas mientras él cosía el corte. Sentí su intensa y magnética mirada sobre mi cuerpo, accedí y caí en un reparador sueño.

(...)

Al abrir los ojos, divisé una enfermera y le pregunté por aquel hombre de antes. 

-Aquí solo trabajamos cuatro enfermeras. No hay ningún hombre en los turnos.- Dijo, con una mirada pensativa.

-Pero... Juro que un hombre alto me ha curado la herida.

-Ya te encontré así cuando llegué, tal vez te diste un golpe en la cabeza y no recuerdas que fue alguna del anterior turno.

-De acuerdo, muchas gracias...- Respondí, acariciando la venda del brazo afectado.

Me despedí de la joven y caminé por el pasillo del instituto. Me encontré con mi profesor de educación física y le pregunté sobre el chico que me había agredido en su clase.

-Lo último que sé de él es que le llevaron a comisaría con un par de moretones en la cara.

-¿Quién le ha pegado?- Pregunté, un poco aturdida.

-No tengo ni la menor idea, pero dice que ha sido un hombre alto, con gafas y pelo largo.- Comentó, mientras miraba su teléfono.- Lo siento, chica, pero tengo que irme. Que te mejores.

-Vale, gracias...- Me despedí, atónita.

¿Lo han oído bien mis oídos? Es justo el hombre que busco. No sé por qué, pero estoy segura. Es una corazonada. 

Decidida, intenté investigar la posible situación del enfermero incógnito. Fui hacia conserjería, sin embargo, una mano me agarró y me obligó a mirarle a la cara.

-¡Estúpida niñata!- Gritó una voz femenina.- Mi hijo no te ha agredido, él es un buen chico. Solo quieres hacerte la víctima para llamar la atención, ¿verdad? Además, has tenido que mandar a tu guardaespaldas para que te defienda, ¿no es así? Ha dejado a mi hijo hecho pedazos. Si le hubieras visto la cara a ese demonio...- Continuó. Luego, alzó su otra mano con intenciones no deseadas.

-Perdone, señora. Pero si no quiere correr la misma suerte que su hijo, le recomiendo que se largue por donde ha venido.- Interrumpió alguien, apretando la muñeca de la madre.

-Monstruo, eso es lo que eres... Un monstruo, una bestia...- Añadió, antes de irse despavorida del lugar.

Miré entonces el rostro de la persona que me había salvado.

-Tú...- Susurré.

Sin embargo, él se limitó a poner el dedo índice sobre su labio superior, indicando silencio. Después, todo se volvió gris. Una sensación de debilidad recorrió mis piernas. Sin poder evitarlo, caí al vacío, pero no era frío, sino cálido. Algo o alguien que me rodeaba y protegía en su regazo, como si no quisiera que ni una mota de polvo se posase en mi cuerpo. Sin poder contradecir aquel estado, me rendí ante su dulce y adormecedor licor, embriagando mi ser y mi alma.




♊DL One-Shots♊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora