Tengo que maquinar una historia rápida en mi cabeza que sea creíble para que Martin no sospeche nada.
—Es mi vecino— digo —nos conocimos porque...
—Ella necesitaba un amigo, ya sabes, alguien con quien pasar el rato— interrumpe Evan, con altanería.
No puedo estar más avergonzada. No puedo creer que haya sido tan bocón. La manera en la que dijo aquello lo hace sonar mal ¿alguien con quien pasar el rato?, ¿en serio? pudo haber omitido ese comentario.
Martin entorna los ojos sorprendido y casi puedo jurar lo que está pasando por su retorcida mente, sonríe al tiempo que asiente con la cabeza.
—Qué interesante.
Trágame tierra.
—No sabía eso de ti— Martin me guiña un ojo de forma pícara.
Quiero aclarar todo pero Martin se retira a la cocina en busca de su prometido y su prima, no sin antes susurrarme al oído:—Aprende a mentir, querida.
Evan a mi lado sonríe burlón, yo me limito a fulminarlo con la mirada.
—Eres horrible— mascullo molesta.
—Era una broma, Bee— sonríe y me da un leve golpe en el hombro— relájate.
—¿Qué me relaje? ¡No puedo relajarme cuando acabas de dar a entender cosas que no son!—murmullo, enfadada.
—¿De qué hablas?— frunce el ceño, confundido.
—¿Alguien con quien pasar el rato? ¿eso qué significa?
El entendimiento cruza su rostro y sonríe.
En serio ¿por qué no puede dejar de sonreír?, ¿no le duele la cara?
—Tú me entendiste mal. Lo que quise decir es que necesitabas a un amigo, para hablar— se encoge de hombros— qué pervertida eres. Como sea, tengo que ir en busca de Mila.
Él se retira y yo vuelvo a quedarme sola en medio de toda ese gente a la que no conozco. Por un momento desearía que alguien más de mis amigos estuviera aquí. Martin me dijo que podía invitar a quien quisiera, le dije a Cece y África pero ambas tenían asuntos pendientes para hoy. Después de lo que había pasado el viernes con lo del gato Fri se había disculpado con Cece y le contó lo que a mí, todo eso de Terrance: El abogado aburrido con el que ha estado saliendo. Obviamente Cece la perdonó así que todo ha vuelto a la normalidad entre nosotras.
Me abro paso entre la gente para llegar a las mesas que están en una esquina de la terraza. Tomo asiento y bebo un poco de la copa de vino mientras observo a las personas hablar entre sí. De repente recuerdo la llamada de Mía ésta tarde, saco mi teléfono de la cartera de mano y reviso entre mis contactos.
Timbra tres veces antes de recibir una respuesta.
—Hola, mía ¿pasó algo? recibí tu llamada hace rato pero no me dio tiempo a contestar—musito.
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Definitivamente, tal vez ©
Teen FictionGolden Date es un sitio donde puedes comprar citas con el chico que quieras, las veces que quieras. Bianca Woodforth está cansada de escuchar las bromas de sus amigas acerca de que terminará sola con mil gatos si no se atreve a hablar con un chico...