Capítulo 23

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Evan

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Evan

Que montón de mierda.

—¡Ya basta Chiara! ¡No es justo!— Grito haciéndola dar un pequeño salto de susto en su lugar.

No soy un chico de perder los estribos pero esto simplemente me supera. Los meseros que entraban y salían de la cocina se quedan en repentino silencio debido al grito que acabo de dar. Suelto un suspiro cansino mientras me llevo las manos a la cara en gesto de frustración. Pronto ellos vuelven a su trabajo y cuando levanto la vista puedo ver los ojos vidriosos de Chiara mirándome, antes esa expresión en su rostro me habría convencido, pero ya no soy aquel chico que solía creer en sus promesas vacías.

—Por favor, hazte un favor a ti misma y quita esa expresión que no te va.

—Evan yo...

—No. No es justo. No puedes volver de la nada a buscarme un día sólo porque ahora no tienes a nadie y te sientes sola. Te fuiste en el momento en el que yo necesitaba a alguien que estuviera ahí.

—Lo sé— solloza— y lo siento. Pero tienes que entenderme, era demasiado para mí.

—No lo es cuando de verdad amas a alguien.

—¿Tan fácil lo terminaste?

—Fue hace mucho tiempo, y no fui yo quien lo terminó. Ya deja de aparecerte de esta forma, tienes que avanzar. Consigue a alguien más, no creo que ese sea problema para ti.

Sé que esas últimas palabras han calado profundo en ella pero justo ahora no me importa. Una parte de mí se siente satisfecho, quiero que ella sienta por lo menos una pequeña parte de lo que yo sufrí en su tiempo.

Sé que le dije a Bianca que terminé con Chiara porque la vi besando a otro chico y porque lo que manteníamos ya no era una relación, eso tiene un poco de verdad y un poco de mentira. La verdad es que ya no éramos una pareja, ni si quiera estaba seguro de que pudiera llamarnos de esa manera, terminamos porque ella me engañó, y yo lo sabía. Después cuando pasó lo de mi padre comencé a alejarme y fue cuando ella llegó con su egoísmo a pensar sólo en ella y reclamando por una atención que no se merecía.

Al principio nuestra relación había parecido forzada, habíamos sido amigos en la escuela y mi familia la conocía de antes. Ella nunca le cayó mucho en gracia a mi madre pero con mi padre era otra historia. A él parecía caerle bien y eso era muy difícil, él siempre me convencía de invitarla a salir así que un día por fin me armé de calor y lo hice, esa fue la forma en la que comenzó todo. No tengo idea de en qué momento sentí caerme a sus pies. Pensé que estaba enamorado y quería dejar pasar su engaño, de verdad era ingenuo por pensar que lo nuestro podría tener un arreglo. Pero cuando sucedió lo de la muerte de papá, cambió todo.

En su momento me sentí a morir, mi padre muerto, mi familia desmoronándose, terminar con el que creí que era el amor de mi vida. Nunca es fácil dejar ir. Sin embargo, es mejor que retener.

Definitivamente, tal vez ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora