Capítulo 27

7.9K 602 101
                                    

—¡Evan! ¡Basta!— digo, sin poder parar de reír

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Evan! ¡Basta!— digo, sin poder parar de reír.

—No, dilo.

Forcejeo para escapar de debajo de su cuerpo mientras intento controlar mi risa, pero es imposible, me tiene acorralada en el sofá.

—¡De acuerdo! ¡Lo diré! pero tienes que parar.

Sus cosquillas en mis costillas se detienen unos segundos mientras apoya los brazos a cada lado de mi cuerpo y espera a que hable, intento recomponerme.

—Dije que sí aceptaré salir contigo y Holly— con un gesto de aprobación deja un sonoro beso en mi mejilla antes de levantarse —¡Evan! Haz dejado tu baba por toda mi mejilla.

Él ríe guiñando un ojo y luego anuncia que pasará por mí a las cuatro esperando que esté lista para entonces, después sale por la puerta silbando alegremente.

Ésta mañana me sentía horrible: con dolor de cabeza y unos insoportables cólicos que no se aliviaban ni con un té de manzanilla. Ya había decidido no asomar la cabeza en todo el día y quedarme acurrucada en cama con una bolsa de agua caliente, mucho helado y películas románticas en netflix cuando Evan llamó rogando para que lo acompañara a comprar un vestido para su hermana.

Resulta que tiene un evento escolar pronto y necesita un vestido. Lamentablemente, Emma — su madre— estará fuera unos días así que no podía acompañarla. Su madre le pidió a Evan llevarla a buscar un vestido, así que él es responsable de ayudarla con las compras ya que Holly no tiene muchos amigos en su escuela.

Cuando me negué a ir me colgó la llamada inmediatamente para aparecerse en mi casa quince minutos después llevándome al sofá mientras me hacía cosquillas hasta que aceptara ir. Él es imposible, lo sé.

Soplo un mechón de cabello que me tapa la vista e intento sentarme cuando siento un líquido caliente escurriendo entre mis piernas. ¡No puede ser! De un brinco logro ponerme de pie, sólo para ver la bandera de Japón en mi sofá, estúpido Evan ¿Que no sabe que no es buena idea hacer reír a una chica cuando tiene su periodo?

No pierdo tiempo en darme una ducha y relajar mis músculos bajo el agua caliente, cuando he terminado y estoy limpia intento tallar el sofá para quitar la mancha sin ningún éxito, supongo que no habrá más opción que desecharlo y comprar uno nuevo. Para la tarde sentada en el asiento de copiloto del auto de Ev no dejo de abrazar mi estómago cerrando los ojos al tiempo que tomo lentas respiraciones para ver si eso ayuda a aminorar el dolor, aunque claramente eso no va a pasar.

—¿Te duele el estómago, Abejita?¿Te sientes bien?— abro los ojos brevemente y lo observo fruncir el ceño mientras su cara se contrae en una mueca llena de preocupación.

Por un momento me parece lo más tierno ver ese semblante en su rostro pero al minuto siguiente me siento enojada porque me ha obligado a venir cuando no me sentía bien. De verdad que quiero gritarle a la cara y zarandearlo pero debo contenerme con Holly en el asiento trasero, aunque ella parece estar sumida en sus pensamientos sin prestar atención a nada.

Definitivamente, tal vez ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora