7. ERMY's.

111 8 1
                                    

Mi chico perfecto colocó sus manos en mis mejillas y me miró fijamente. Solo con ese gesto hacia desaparecer todos mis malestares.

—ChimChim. — susurré con una sonrisa traviesa. Él me sonrió de la misma manera y me besó.

—Me gusta cómo suena en ti. — presionó mis mejillas estirándolas.

—Eso duele. — mentí.

—¿No te gusta? — preguntó sin soltarme.

—No.

—Pues ni modo — le fulminé con la mirada —Es difícil tenerte miedo cuando estas así. — dijo burlón.

—¡Ah! — le aparté y me disponía a levantarme, pero él me jaló y colocó sus manos nuevamente en mis mejillas, esta vez acariciándolas.

—Te ayudaré a no recordar esas cosas horribles. — aquellas palabras dieron calor a mi corazón, su contacto era tan cálido. Y me beso tiernamente.

No le hablé de todo a Ji Min, algunas cosas son duras de recordar. Él había sido muy maravilloso, esplendido y cariñoso conmigo y se lo agradecía con todo el corazón, y él también me agradeció por haberle tenido esa confianza. La única con la que había hablado de esto era con Lily, y ahora él, parece que formará parte de mi vida. Espero formar parte de la suya también.

Lily me llamó para preguntarme porque no estaba en la entrada, le mentí diciéndole que ya me había ido porque me sentía mal. Me sentía terrible de no contarle la verdad a mi amiga, ya había pensado mucho sobre el tema y decidí que se lo contaría en la primera oportunidad que tenga.

La noche ya había caído, aunque tenía miedo de salir a estas horas, seguro me las arreglaría en un taxi, no me apetecía caminar hasta la parada del autobús.

Despues de todo lo que hablamos mi niño lindo y yo, me hacía sentir más cercana a él. Al menos estaba segura de que le gustaba y que le producía esa sensación de querer estar siempre a mi lado, la misma que él me hacía sentir. Debería decirle también, que me gusta. Pero estoy segura de que es algo más que gustar y tengo miedo de que siga creciendo.

Las cosas iban para mejor, Ji Min era muy lindo conmigo, sentía que estaba como en una de esas historias de princesas y su príncipe azul, solo que yo no era una de ellas.

Normalmente nos veíamos antes de irme a casa, siempre iba a encontrarme en el salón antes de que saliera del trabajo. Él tenía diferentes etapas, llegaba con sus arrebatos a besarme, así como con su manera tan linda y tierna de querer entablar una conversación para conocernos más.

Estos días he llegado a percatarme de algunas cosas que le molestaban, que le alegraban, él también había llegado a conocerme más. Se había dado cuenta de que, cuando se acercaba lo suficiente a mí, lograba hacer que yo dijera lo que pensaba en ese momento. Peligroso ese hábito mío, además de que no iba bien con el suyo de acercarse mucho a mí.

Era tan interesante saber todos esos cambios de humor, me parecía una persona enigmática, tierna, delicada, pero también era provocador y sexy. Todas esas cosas y más, podía serlo él.

Era un viernes y estábamos en una junta, unnie, Lily y yo. Nos estaba explicando el trabajo para el sábado, que iba a ser agotador. Yo solo miraba el reloj, seguro a esta hora, Ji Min ya está esperándome en el salón.

Resulta que tendrían una presentación, pero el escenario tendría agua, cantarían tres canciones, y además de eso, al final de la tercera canción caería algo sobre ellos, pedazos de papel de varios colores. Al parecer era un evento de los grandes, una entrega de premios o algo así. También nos advirtió que probablemente ayudemos a otras maquillistas y estilistas con los demás famosos.

Caminaba rápidamente para encontrarme con él. Me detuve unos segundos en la puerta y lo miré, "es tan perfecto". Tenía su celular en ambas manos y lo miraba pesadamente.

—¿Qué pasa? — le pregunte e hice que se sobresaltara.

Él solo se encogió de hombros y me senté a su lado, miré una fila comentarios en su celular, los que pude leer rápidamente decían:

"Si Ji Min debería bajar de peso"

"Si se ve mejor más delgado"

"¿Subió de peso?"

"Que haga más ejercicios, le vendría bien"

"Debe ser más flaco si quiere seguir en el grupo"

"Pensaba que se preocupaba por sus fans y en complacerlas"

"Ah subido de peso, lo note en este video *link*"

"Se ve terrible"

"Esas mejillas son tan gordas"

¿Dios estas son fans? Cualquiera pensaría que son anti fans ¿No se supone que una fan quiere al grupo por cómo es? Parece que estas no lo hacían y su "amor" consistía en herirlos porque no solo había comentarios sobre él, sino también, de los otros miembros del grupo. ¿Están locas o ciegas? Probablemente ambas. Además, las mejillas de mi ChimChim son adorables. Él es perfecto.

Resoplé molesta. Mi niño perfecto me miró confuso, sonrió sin que el sentimiento llegara a sus ojos. Sentí una punzada de dolor al ver a mi Ji Min en ese estado. Nació una pizca de rencor hacia aquellas "fans" ¿Cómo podían ser tan superficiales?

–¿Qué pasa? — por fin me preguntó. Podía sentir su tono desalentado.

—Están locas, eso es lo que pasa. — espeté molesta.

—Vamos, no digas eso, son fans — le miré con la boca abierta, y todavía las defendía —Y son muy queridas. De no ser por ellas no hubiéramos llegado aquí. — se agachó.

—No creo que sea por ellas. — dije con desdén señalando los comentarios. Él solo encogió sus hombros. Sabía que mi querido Ji Min amaba a sus ARMY's y continué.

—Escucha honestamente, siento que éstas son probablemente nuevas fans. Las que se enamoraron de ustedes desde el inicio saben cómo yo, que son perfectos estén como estén. — arqueó una ceja e inmediatamente analicé lo que dije.

—¿Piensas que estamos perfectos?

—Claro que sí. — respondí sin dudar.

—¿También yo? — sentí que se acercaba a mí. Comencé a hacerme hacia atrás quedando casi acostada. Sabía que quería escuchar exactamente lo que pensaba, por eso hacia eso. Y mi cuerpo respondió sin dudarlo.

—Sobre todo tú. — susurré y miré sus ojos, luego sus labios. Dios mío estaba por perder la resistencia.

—¿Qué tan perfecto? — sonrió de lado acercándose más. Solo podía ver sus labios.

—Completamente. Estas... — inhalé profundamente. No quiero decir lo que pienso, debo tratar de calmarme. Es vergonzoso. Miré hacia otro lado.

—¿Cómo estoy? — introdujo su pierna derecha entre las mías, tomó mi mentón obligándome a mirarlo. Humedeció sus labios de aquella forma sensual y entonces lo supe: había perdido.

—Estas muy bueno. — al terminar de decir esto, sonrió con ganas, haciendo que sus ojos se cerraran "ah, aquella que me enamora". Y un hermoso rubor en sus mejillas apareció.


Situaciones Peligrosas (JiMin y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora