Virtual boyfriend [UsUk/UkUs]

Capítulo 33: Final part 1

Primera parte del final, prácticamente todo narración.
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Miércoles 23 de Agosto [15:23]

—¡Alfred! ¡¿A dónde vas?! —gritó su tía al ver que el estadounidense salía corriendo de la casa nada más terminar la comida.

—¡A ver a un amigo! —exclamó y cerró la puerta de golpe dejando solos a sus tíos y a su primo desayunando.

—Menos de una semana aquí y ya tiene amigos aquí —mencionó su tía con una sonrisilla en el rostro, pero Matthew ya sabía a quien iba a ver.

[16:04]

—¡Al fin llegué! —exclamó cansado Alfred frente la casa a la que había ido ya hace un tiempo.
 
  Con emoción pulsó el timbre y esperó emocionado a que alguien le abriera la puerta, y con una ilusión enorme de que fuera Arthur quien abriera para lanzarse a sus brazos para abrazarlo.
Pero quien abrió la puerta no fue nada menos que Scott, el hermano mayor de Arthur.

—Veo que por fin llegaste —dijo con una sonrisa burlona y con los brazos cruzados—, pero por desgracia Arthur no está en casa ahora mismo —informó encogiéndose un poco los hombros.

—¡¿Qué?! ¡Me dijiste que estaría en casa! —se quejó haciendo un leve berrinche.

—El conejo hace lo que le da la gana, no se le puede controlar —aclaró Scott y giró su cabeza para ver como una señora mayor pasaba por el pasillo con un cubo lleno de ropa... ¿Con sangre?

—¿Quién es ese? —preguntó de mala gana la señora.

—Es amigo de Arthur —la señora frunció el ceño y apretó el agarre del cubo con furia—. Tranquila, no es de ese tipo, es normal —aclaró consiguiendo que la señora, que ahora suponía que era la madre de Arthur, relajara su rostro.

—Raro me parece que ese niño tenga un amigo normal —alzó la voz molesta y desapareció de su vista yendo a otra habitación.

—¿A qué os referís con normal? —preguntó Alfred, inocente de él.

—Supongo que deberías saberlo... Aunque creo que sería mejor que lo vieras tú en persona...

—¿El qué? ¿Se puede saber que pasa? —preguntaba Alfred desconcertado, no entendía nada. Él solo quería ver a Arthur.

—Voy a llamar al conejo, pasa a dentro —le indicó el pelirrojo haciéndole entrar y se sentó en el sofá de la sala—. Ahora vuelvo.

  Alfred se quedó solo en aquella sala y se puso a observar los detalles desde el sofá. Veía muchas fotos sobre la repisa de la chimenea, una gran televisión y un sofá con dos sillones a juego; una sala bastente coqueta.

—¿Cómo te llamas? —preguntó la señora con una sonrisa sentándose en el sillón de la derecha.

—Me llamo Alfred F. Jones. Encantado —se presentó y le mostró una gran sonrisa.

—Me llamo Alice Kirkland, soy la madre de Arthur y de Scott, además de otros tres pequeñuelos que andarán por algún lugar de Londres —se presentó muy alegre la señora—. Me alegra ver que mi pequeño Arthur por fin ha hecho un amigo decente —habló Alice apoyando su espalda en el respaldo del sillón—. Arthur nunca ha tenido unos buenos amigos, si es que a eso se le pueden llamar amigos, y siempre se mete en muchos líos. Por eso ver que tú eres su amigo, me alegra, parece que está madurando —seguía diciendo la rubia confundiendo a Alfred.