Ayer conocí un pequeño niño, no mayor a dos años me parece, porque apenas pronuncia unas cuantas palabras y todavía usa pañal. Tenía un par de cochecitos, y cuando tomé uno de ellos para verlo, se alegró mucho así que comencé a jugar con él. Algunas personas ven raro mi comportamiento porque ya soy mayor de 20 años, pero en realidad me parece más sencillo socializar con los niños, porque todo es tan simple como, “jugamos o no jugamos”.
El pobre estaba solo en el patio mientras su madre platicaba con la mía, así que lo entretuve un rato antes de irme a trabajar. Le di todo el tiempo que pude, pero tenía que cumplir con mis obligaciones, así que lo lleve adentro con su madre, y lloró al verme partir.
Al volver del trabajo era ya de noche y me dio un poco de coraje ver que el pequeñín seguía solo jugando en el porche, me asomé por la ventana y las señoras aun platicaban. Antes de entrar a regañarlas por dejar al niño solo afuera, fui a quitarme la grasa de las manos; en lavadero esta por un costado casi en la oscuridad total, pero yo me conozco el camino de memoria.
Cuando estaba con las manos jabonosas, con la poca luz que llegaba del porche vi que el chiquillo venia corriendo a toda velocidad, y me dio miedo que fuera a golpearse con algo, así que de inmediato caminé hacia el para interceptarlo, y lo tomé en mis brazos, solo un momento, después lo bajé para llevarlo de la mano. Doblamos en la esquina de la casa hacia el porche… y ¡lo vi!, el niño seguía en el pórtico jugando solo… ¡mientras yo sujetaba quien sabe qué cosa con la mano!, quise soltarme y salir corriendo, pero me apretaba con fuerza, ni siquiera pude voltear…
En un forcejeo inconsciente, logré soltarme, y ahora si tomé al verdadero niño en brazos y lo lleve adentro, las señoras se asombraron un poco con mi actitud porque atranqué la puerta de inmediato, por más que me interrogaron no supe decirles que pasaba, aún seguía muerto de miedo, además ni aunque hubiese querido explicarlo podría hacerlo, porque jamás supe lo que sujetaba con mi mano.
Aunque he de contarte que esa noche, todos lo oyeron chillar alrededor de la casa, y después las puertas se abrieron de par en par como empujadas por un fuerte viento, luego sus pasos se acercaron lentamente, y no pude con tanta tensión, caí muerto de miedo. Si alguien mas vio algo, no quiso mencionarlo jamás, pero las personas que estuvieron ahí, no volvieron a ser las mismas y la casa hoy está abandonada. Yo estoy muy seguro de que aquello se sentía igual a un niño, pero la reacción de los demás me dice que no es tan sencillo.