Cuenta la leyenda corta mexicana que en un pequeño pueblo posado sobre una montaña de la sierra, se aparece una niña endemoniada todas las noches del 21 de febrero, quien camina sobre un sendero y luego desaparece extrañamente. La historia comienza en un poblado, el cual esta muy alejado de las carreteras y cada casa esta separada por lo menos 600 metros una de la otra, por lo que pueden ocurrir muchas cosas y nadie se puede enterar.
Un día, un forastero que pasaba por el paraje se hospedó en una de las pequeñas chozas del pueblo, con el fin de pasar unos días descansando y seguir con su camino. Una noche, mientras el forastero estaba en su casa y a punto de dormir, insólitamente llega una niña y le toca la puerta, el se extrañó por que eran altas horas de la noche y aparte ninguna persona del pueblo lo visitaba, entonces para despejar dudas, se dirigió hacia la puerta y abrió.
Cual fue su sorpresa, que se encontró a un niña indefensa quien al parecer tenia signos de haber sufrido quemaduras, el forastero le pregunta, ¿Qué se te ofrece niña?, a lo que ella responde, ¿Me regalaría un vaso de agua?, el le responde, si, con todo gusto, se encamina a un recipiente con agua y vierte en un vaso el suficiente liquido para satisfacer a una persona. El forastero regresa a la puerta, le da el vaso con agua a la niña y ella se retira.
Pasaron 3 días seguidos en que la niña iba todas las noches a la pequeña choza del forastero a pedir un vaso con agua. Sin embargo, el 4 día y con un poco de intriga de parte del hombre por saber el por qué la niña acudía a el, le pregunta, ¿Tienes papás?, ¿Quién es tu papa?, ¿Donde esta?, y la niña con una expresión malvada, exclamó con una fuerte voz ¡Yo no tengo padre!.
Misteriosamente el forastero muere a los 2 días de haber tenido esa mala experiencia y desde ese entonces, cuenta la leyenda que todas las noches del 21 de febrero se aparece una niña por los alrededores del pueblo en busca de un poco de agua y de su siguiente victima.