Cuenta la leyenda que durante el mes de octubre, en el camino que lleva hasta la localidad de Tacoaleche (Tacoaleche proviene del vocablo tlaco. “Tlaco de leche”, entre los indígenas que transitaban por el lugar de Zacatecas al actual vecino estado de San Luis Potosí se le vendía leche, por lo que a raíz de la costumbre pedían en el establo un “Tlaco de Leche”), en el Municipio de Guadalupe, Zacatecas dentro de la cuenca del río Lerma Santiago. A los taxistas les ocurre una situación que al parecer está fuera de lo normal.
Se dice que entre las 9 y las 12 de la noche, los taxistas son detenidos por una señora que solicita sus servicios. Y cuando ella aborda un frío les recorre los huesos, directo hasta el tuétano y el corazón les empieza a palpitar más rápido de lo acostumbrado.
Mientras el taxista conduce, tiene la sensación de que algo no anda bien, dentro de la unidad se percibe una sensación de angustia, y los escalofríos se hacen presentes de forma constante.
Al llegar al lugar que la señora indica, esta emite un gutural grito que hace vibrar hasta las ventanillas, el sujeto no le puede ver la cara, por más que intenta, no tiene definidos, ojos, nariz o boca y se aleja por la calle, caminando muy rápido, vistiendo un vestido largo, muy elegante y vaporoso, hasta que se le ve desaparecer en medio de la inmensa oscuridad.